El nacimiento de luca.

 

Es jueves por la tarde, el club de lectura del barrio se reúne para leer cuentos y así fomentar la lectura.

-Hola, me llamo Sara, tengo seis años, esta es mi mamá ELENA, nos va a leer el cuento La Dama y el Vagabundo-.

Todos aplauden, comienza a leer.

-Es la primera Navidad que JAIME y su esposa pasan juntos-.

Su voz agradable hace que los presentes escuchen con atención. Continúa con la lectura del cuento: GOLFO y REINA tienen cachorros ¡¡oh, cachorros!!

Esa misma tarde en otro lugar no a muchos kilómetros de allí en el recinto de crianza de la escuela de perros guía, acaban de nacer cinco cachorros, son estupendos. Laura, la veterinaria, apunta en su cuaderno: son las seis de la tarde del diez de mayo del 2006, cuatro hembras y un macho, lo coge en sus manos, ¿qué bonito eres? A ti te llamaré LUCA. LUCA es un cachorro de color negro azabache, tras pasar todas las pruebas veterinarias pertinentes el pequeño cachorro será un futuro perro guía. Sara y su madre salen del club de lectura, la niña salta de alegría: mamá, mamá, me ha gustado mucho, ¡cómo me gusta escuchar cuando lees! Además el cuento de los perritos es mi favorito. La madre acaricia su nariz, anda vamos, papá nos está esperando en casa.

El pequeño cachorro apenas sabe andar, se pasa todo el día jugando, él no tiene ni idea pero con los juegos aprenderá a estar en diversas situaciones y entornos junto con sus hermanas y compañeros, así será durante dos meses. El destino de LUCA será ser un buen perro guía, para ello deberá aprender a ser obediente, limpio, sociable, cariñoso, nada de ser gruñón o peleón. El primer paso será encontrar una familia educadora quienes se ocuparán de su primera formación durante diez meses, ¿cómo serán? ¿Quienes serán? ¿Cuándo vendrán?

¡Hola papá! SARA corre abrazar a su padre tras volver del cole con su madre,

¿Qué tal cariño? Dice ELENA

Bien, mira papá, mira…

¿Qué es esto? Es para ir de excursión. Le da un papel, está entusiasmada. Suena el teléfono, ELENA acude y descuelga: sí, diga:

Hola hija.

Es la abuela Sara.

Abuela, abuela, la niña tira de las ropas de su madre para quitarle el teléfono. Toma, cógelo:

Abuela, sabes, me voy de excursión en junio a no sé qué del monte, me van a enseñar perritos.

¡Eso es estupendo, Sara!

Abu, te paso con mamá. Un beso cariño, adiós. ¡Qué chiquilla!...

Hija, te llamo para decirte si no te importa que recoja a la niña este sábado, me gustaría llevarla a una función de teatro para niños, representan MATILDA.

¡Estupendo!...

La recogeré en tu casa hacia las cinco.

Vale mamá, adiós.

Venga, Sara, la merienda…

Papá, no te olvides el papel…

Ahora mismo…

El padre coge un bolígrafo y empieza a rellenar: Dº padre/madre tutor: ALONSO…

Por la noche…

¡Uf, lo que me ha costado que se durmiera! ELENA se sienta en el sofá de la salita con su marido. Con eso de la excursión a Boadilla del monte, los perritos…

Sabes, Elena, esa excursión nos vendrá muy bien, hace tiempo que le estoy dando vueltas en mi cabeza a una idea. ¿Te acuerdas de mi amigo mateo? Sí, el de las bicis. Hace unas semanas me lo encontré cuando iba a trabajar, llevaba un perro labrador precioso, me explicó que lo estaba educando precisamente para la escuela de perros guía, allí en Boadilla del Monte.

¿Cómo es eso?

Por lo visto durante un tiempo los educan de manera altruista, la verdad es que yo había oído algo de eso. Estuvimos hablando un buen rato, me dijo que si me interesa podríamos ir a informarnos el día de puertas abiertas.

No sé…, Alonso.

Se acercan las vacaciones de verano. Sara prepara la función de teatro en la que participa. Hace de hada del bosque, un lugar mágico donde viven duendes, hadas, magos, brujas… Buenos y malos campan a sus anchas un mundo lleno de ilusión. Todos los días dedica un ratito a recitar su diálogo con gran entusiasmo. Su abuela le está haciendo el disfraz de hada, será muy especial, por eso abuela e hija van de compras para tener todo lo necesario.

Entran en la mercería de Doña Manuela, un establecimiento de toda la vida, la mujer les atiende con amabilidad.

¿Qué os hace falta?

Necesitamos tela transparente, purpurina de varios colores…

Tras una agradable charla se marchan.

Bueno, hija, creo que ya lo tengo todo, ¿qué te parece si tomamos algo?

Vale.

Hija, ¿qué ha pasado con el asunto del perro guía?

Está en marcha, ya hemos tenido la segunda entrevista, nos han dicho que tenemos muchas posibilidades.

Pero ¿te lo has pensado bien?

Mamá, te conozco, ¿qué te pasa? Cuando pones esa mirada extraña, algo en tu cabeza está dando vueltas.

Mira Elena, lo que me pasa es que estoy preocupada por la niña, es demasiado pequeña para entender ¿Qué ocurrirá cuando el perro cumpla un año y tengáis que devolverlo a la escuela?

Mamá, se lo hemos explicado varias veces, además la hemos hecho partícipe del proceso en todo momento, y tú sabes que Sara es muy inteligente. Nosotros no somos la primera familia, ALONSO y yo pensamos lo mismo, creemos que será una experiencia enriquecedora para ella.

Lo siento, hija, no quería ofenderte ni enfadarte, te apoyaré en vuestra decisión, es amor de abuela.

Lo sé mamá, perdona tú también por alzarte la voz.

La función está a punto de comenzar, ELENA da los últimos retoques a Sara, le da brillo de labios. La niña lleva una corona de flores, alas de mariposa, un vestido ligero, vaporoso de color lila, está realmente preciosa. La niña abraza a su abuela y a su madre. Las tres se funden en abrazos, besos. Mientras el padre las filma.

Venga, chicas, no podemos llegar tarde.

El telón se abre, la historia comienza. Las escenas se suceden, pero cuando un niño que hace de mago sale, se tropieza, cae al suelo, al levantarse se queda en blanco.

¡Oh!, ¡Sí! Con estos polvos mágicos soplaré, soplaré y tu voz curaré.

Esa parte no está en el guión, susurra ELENA a su madre. La abuela sonríe.

Al terminar la función todos aplauden. Los niños saludan al público como verdaderos artistas. Padres y niños celebran su éxito con una merendola. La abuela le da un regalo a Sara:

¡Eres estupenda!

La niña lo abre, salta de alegría.

El niño mago se acerca.

Muchas gracias SARA por ayudarme.

¡Mira, soy yo vestida de hada!

Madre e hija los miran.

Madre, parece que la muñeca de trapo le ha gustado.

A mediados de julio nos entregan el perro.

Por fin ha llegado el día. La familia espera con impaciencia, todos están nerviosos, hasta la abuela que no deja de tocarse el pelo.

Entra la coordinadora, les da unas breves explicaciones, les entrega un manual, la acreditación y otros utensilios necesarios, pero sus palabras parece que se escapan de la sala y rebotan en las paredes. Solo una se queda en la mente de todos, LUCA.

El silencio de la noche se rompe con el llanto de un bebé.

¡Otra vez!, ¿no te toca a ti mujer?

No te preocupes, es normal, el pobre cachorro todavía no nos conoce, para él todo es nuevo, desconocido.

Vale, ¡pero te levantas tú!...

El padre sale de la habitación, observa que LUCA y su colchoneta no están en el pasillo. Va a la habitación de Sara, suspira, duermen plácidamente. Los días transcurren, Luca parece uno más de la familia, Sara se implica en su educación, lo cepilla, hasta le premia cuando lo hace bien. También frunce el ceño si lo hace mal. Las hojas del calendario van cayendo rápidamente, se paran.

La abuela toma café con su hija.

Parece mentira, ¡han pasado diez meses!

Sí madre, faltan tres días para entregar a Luca.

Las dos mujeres miran un álbum de fotos. Comentan…:

Fíjate madre, le dio por disfrazar a Luca con una capa roja, una corona de flores, hasta unas enormes gafas.

Sí, y delante su cuento preferido, La dama y el vagabundo, abierto, dispuesto a ser leído.

Claro y ella la maestra.

Bueno, ¡qué emocionada estaba el día que llevó a Luca al colegio y se lo mostró a sus compañeros!, y en esta con aquel camarero que se negaba a dejarnos entrar en el restaurante, ¡con qué desparpajo le explicó que era un perro guía! Al final se hicieron amigos…

Las dos mujeres ríen divertidas recordando las aventuras vividas.

Sara llega del colegio, tira la mochila al suelo, recorre la casa como buscando, entra en su habitación, mira la colchoneta de Luca, está vacía. Se sienta en ella, tiene la mirada perdida…

Elena habla con Alonso:

Estoy preocupada por la niña, está muy rara, casi no habla, no quiere salir con sus amigos, está seria. Ella no es así y encima no consiente en guardar las cosas de Luca.

Ya se le pasará…

¡Cómo que ya se le pasará!, ¡qué cuajo tienes!, enfadada le grita.

Perdona, son los nervios, he pensado que lo mejor sería que fuese unos días con mi madre aprovechando el puente.

Me parece bien…

Alonso da un beso a Elena.

La niña aprieta con fuerza su muñeca de trapo, observa con atención la estancia. Le encanta la casa de su abuela, siempre hay algo que descubrir. Deja la muñeca encima de una máquina de coser antigua. Abre un cajoncito.

Entra la abuela y suspira:

Mi vieja compañera de fatigas, ¿sabes pequeña?, tu madre me regaló una de esas modernas máquinas que hacen de todo con solo darle a un botón, pero yo fui incapaz de desprenderme de mi compañera.

Desliza sus manos por la Singer.

La hice restaurar, forma parte de mi vida, de mi juventud. Al igual que ese cuadro, dirigen la mirada, tiene más de cien años. Es una almazuela, ¿te acuerdas de su historia?

La niña asiente con la cabeza.

Bueno, dejemos la nostalgia, ¿qué te parece si merendamos chocolate con pan?

La abuela se esmera para que la niña vuelva a ser la niña alegre, risueña de siempre. Le enseña a bordar su nombre, inventan historias juntas, preparan una tarta.

Llaman a la puerta, sale la abuela.

Es Rafael, el vendedor de cupones, Sara les escucha. El hombre le comunica que durante unas semanas no podrá traerle el cupón porque tiene que ir a la escuela de perros guía. Al oír estas palabras Sara sale corriendo.

Se oyen risas, carcajadas maléficas. Son las brujas del bosque, se llevan a Luca, Sara, vestida de hada corre a salvarlo. Utiliza sus polvos mágicos, las brujas se ríen.

¿Crees que puedes vencernos?

Pide ayuda al niño mago. Solo Rafael acude en su ayuda, pero las malvadas brujas también se llevan a Rafael, ¡no!, ¡no!, grita desesperada.

Sara, Sara, despierta. Sobresaltada la niña se agarra con fuerza a su abuela…

Todos cantan cumpleaños feliz a Sara. La niña sopla las velas y abre los regalos de sus amigos sin gran entusiasmo. Cuando todos se marchan…

Pequeña, tus padres y yo tenemos una sorpresa para ti.

Entran empujando una caja roja con agujeros y un gran lazo, animan a la niña para que tire del lazo. Sara tira, la caja se abre y aparece una perrita negra y blanca que ni siquiera se mueve, tiene una pata rota. Sara sale huyendo, se encierra en su habitación.

¡Vaya!, se quedan consternados.

Tranquilos, voy a hablar con ella.

La abuela entra en la habitación, se sienta en la cama.

¿Sabes, pequeña?, la perrita te necesita, la han abandonado, la tiraron por la ventanilla de un coche, al caer se rompió una pata, necesita cuidados.

Pero se irá…

No Sara, no se irá porque te necesita a ti, tu alegría, tu desparpajo, tu amor y porque tú también la necesitas.

La niña sale de debajo de la cama.

¿Seguro que no se irá?

Claro que no.

La abuela le da un beso.

Abuela, ¿cómo se llama la perrita?

Reina.

Sara, ¿estás preparada?

La abuela está a punto de llegar, se oye el timbre y Reina sale la primera a recibirla.

Espera Reina, solo te falta abrir la puerta.

¡Hola madre! ¿Qué tal, chicas?

¡Acaricia a Reina, abuela!

Corre a abrazarla.

Bueno, tenemos que irnos o llegaremos Tarde al cine.

Mientras esperan en la fila de la taquilla ven a Rafael, van a saludarlo. Conversan con él, cuando este se marcha Sara lo observa, lleva un hermoso perro color canela.

¡Abu, vamos a casa!

Pero, ¿no querías ver la película?

La niña insiste…

Pero madre, ¿qué ha pasado?

Sara cuchichea con Reina…

Llama a su padre.

 Ya estamos todos, estamos listas para educar a un cachorro para ser perro guía, ¿verdad, Reina?

La perrita ladra dos veces, se quedan sorprendidos. Alonso saca un sobre de un cajón y se lo da a Sara, ésta lo abre. Es una foto, Luca junto a una joven.

 

Autora: Pilar Moncayo Gil. Logroño, La Rioja, España.

pilimoncayo@gmail.com

 

Hoja de vida de Pilar Moncayo Gil.

 

 

                                              Regresar.