México lleva la peor parte.

 

En los dos últimos años Algunas ciudades de México, tales como el Distrito Federal, Oaxaca, Morelia y Acapulco se convirtieron en rehenes de la Sección 22 del Sindicato de maestros, tal como lo mencioné en mis editoriales (http://revistaesperanza.com/45paganjustos.htm y

http://revistaesperanza.com/46anarquia.htm )

 viéndose afectados cientos de miles de ciudadanos por bloqueos a las vías de comunicación, por afectación al comercio, ya sea bloqueando sus accesos, saqueándolos y por ende terminando con fuentes de trabajo.

Hace 3 meses el Presidente Municipal de Iguala Guerrero y su esposa, ordenaron a la policía local secuestrar a 32 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapan para evitar que estropearan un acto público en donde ella serí anunciada como candidata para las próximas elecciones municipales, las investigaciones judiciales indican que los estudiantes murieron y fueron calcinados por los cuerpos policíacos de Iguala y Cocula Jalisco, estos hechos, que por supuesto causaron gran dolor a los padres de los jóvenes y posteriormente indignación e intransigencia al pedir que les sean devueltos vivos, han sido seguidos por hechos vandálicos de un grupo de jóvenes autodenominados “anarquistas”, quienes incendiaron la puerta de Palacio Nacional, sede del gobierno federal, han hecho bloqueos de carreteras, destruido escaparates de comercios, bancos, robado e incendiado oficinas de gobiernos municipales y estatales, de la mayoría de los partidos políticos, saqueado comercios y herido a policías encargados de reprimirlos y salvaguardar los comercios,, etc. Ello con la protección, incluso formando vallas para protegernos de la Comisión Nacional de Derechos humanos.

A todo esto ha seguido una campaña tanto nacional como internacional, perfectamente organizada, para desprestigiar al Gobierno Federal y obstaculizar las recién aprobadas reformas que deben modernizar la economía nacional y por ende elevar el nivel de vida de muchos ciudadanos.

Por supuesto toda persona honesta y con buenos sentimientos lamenta la muerte de los 32 jóvenes normalistas i se indigna por la atrocidad, pero también toda persona que razona sabe que los jóvenes no van a revivir, que quienes son culpables deben de ser condenados, lo cual está en proceso y que los actos violentos cometidos ni resuelven el dolor de los padres, ni las personas afectadas son responsables de los hechos.

Si se analiza todo el contexto anterior, no cuesta trabajo entender que el principal afectado es el ciudadano que a diario trabaja a todos niveles para su propio bienestar y por ende para colaborar al bienestar colectivo, y que detrás de las manifestaciones de protesta hay un propósito bastante claro, desestabilizar al gobierno y que quienes lo hacen subvencionan a las campañas y a los grupos subversivos.

 

 

Autor: Dr. Bulmaro Landa Quezada. Tlalnepantla, Estado de México. México.

editor@revistaesperanza.com

 

 

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