ELOGIO DEL TRABAJO
Por Pedro de Mejía
Es cosa cierta que nunca grande cosa se hubo sin trabajo: las cosas
que con él se alcanzan dan más gusto. Quien quita el trabajo, quita el
descanso: al cansado y trabajado todo le es sabroso y dulce; el comer le da
sabor; el dormir descanso; y los otros placeres todos los toma con deseo. El
que nunca cansó ni trabajó, en ningún descanso pudo tener entero gusto. Pues
volviendo a los bienes corporales, el trabajo hace a los hombres discretos,
sueltos, sabios, avisados. Todas las cosas el trabajo las alcanza; él viste los
hombres y los mantiene, y les hace casas do moren, caminos por do anden, navíos
en que naveguen, armas con que se defiendan.
Innumerables son los bienes que se siguen del trabajo: las tierras
estériles y sin provecho, el trabajo las hace fructíferas y abundosas; las
secas y sin aguas, él se las trae, abriendo las entrañas de la tierra por do
pasen. Alza la tierra donde es menester, y humilla las montañas que nos hacen
estorbos. Hace los grandes y caudalosos ríos torcer su camino, haciéndolos
caminar por las tierras secas y sin aguas. Y aún puede tanto, que adoba y
enmienda la Naturaleza; y aún muchas veces la fuerza a producir lo que de su
voluntad no haría. Los bravos y fieros animales doma y amansa: aviva los
ingenios de los hombres y los otros sentidos y potencias.
Todos saben que los grandes galardones por el trabajo se merecen.
Si te parece buena cosa y tiendes en mucho los grandes y suntuosos edificios,
las populosas ciudades y los altos y soberanos castillos, sepas que son
trabajos y sudores de tus pasados.
Y también si las artes y las ciencias te contentan, acuérdate que
trabajo espiritual y corporal son de los sabios antiguos. Pues cuando vieres
los campos hermosos, adornados de huertas y viñas, de árboles y hierbas
sembrados, ten por cierto que todo es obra del trabajo, porque la ociosidad ninguna
cosa suele obrar, antes destruye las hechas.
El trabajo dignifica al ser humano; lo
hace digno, sentirse útil por ganar su sustento diario.
Los países que no poseen un desarrollo
industrial y no fomentan una economía productiva, jamás podrán ser grandes.
Por ello, deseo que mi país avance
rápidamente hacia la industrialización y así podrá crecer y sus habitantes ser
dignos y prósperos, que no exista la miseria porque en un territorio tan rico
como el nuestro nunca puede haber hambre.
Espero que los políticos, junto con los
empresarios comiencen a mirar hacia adentro y no darle importancia, ni depender
de fuerzas extranjeras para subsistir.
¡Dios bendiga al trabajador!
Enviado por: Elsa Graciela Antogninie.
La Plata, Argentina.