CINE POLÍTICO: AUTORES DEL COMPROMISO II
Liliana Cavani
Es la única mujer del grupo y la de procedencia
mas humilde, proviene de una familia de obreros pero logra estudiar y recibirse
en Letras Antiguas en la Universidad de Bolonia y después en el Centro
Experimental de Cinematografía donde se diploma con dos cortometrajes:
“Incontro notturno” (1961) y “L’evento” (1962). Ganó un concurso en la RAI y
realizó para la misma varios documentales interesantes. Hasta que en 1966
debutó con el largometraje “Francisco de Asís” (Francesco d’Assisi), producido
por la televisión; se rodó en un período de agitación política y se convirtió
en una especie de manifiesto del disentimiento católico: El joven Francisco
vive una juventud libre y despreocupada. Se dedica a entrenarse con las armas y
a las juergas con los amigos de su pueblo, Asís. Sin embargo, su vida va a dar
un giro repentino por la guerra. En el campo de batalla, a Francisco le
atormentan dudas e incertidumbres. Una noche, tras una lucha encarnizada, el
joven reflexiona sobre los horrores de la guerra y las injusticias a las que ha
asistido como testigo impasible. De estos pensamientos surge su deseo de vivir
siguiendo la enseñanza de Jesús
En esta película se hace una
interpretación de la vida del santo con una visión laica. San Francisco,
interpretado por un magnífico Lou Castel (el año anterior había protagonizado
“Las manos en los bolsillos” de Marco Bellocchio), se convierte en símbolo de
la rebelión política, social y el anticonformismo que iban a impulsar, sólo dos
años después del estreno de la película, el movimiento del 68. Cavani presenta
al santo como un rebelde contra el poder y el orden constituido. Paralelismo
actualizado, entre la época del santo y los 60’s, de fondo socio-político
surgido del profundo malestar que se vivía desde la posguerra. Mas que una
visión, un discurso visual, literario y estético de profundo contenido político
y coherencia ética. Desde mi punto de vista, esto se da en concordancia con las
raíces sociales de Liliana Cavani. Después, sin abandonar dichas raíces,
sufrirá una transición hacia una variedad temática mas encaminada a la crítica
de la burguesía en el poder, sus vicios, desviaciones y las tremendas
deformaciones ideológicas que se dan en la época de confusión y eclecticismo
que le toca vivir y retratar.
Su película siguiente, “Galileo” (1968),
trata de la difícil relación entre intelectuales y el poder, mientras que la
intensa “Los caníbales” (I cannibali, 1969) propone una reflexión sobre los
crímenes perpetrados por la autoridad, inspirándose en “Antígona” de Sófocles.
La acogida del público no fue de las mejores, así que Cavani volvió un tiempo a
la televisión
Retorna con “Milarepa” (1974) un
atractivo recorrido por las experiencias místicas orientales. Y ese mismo año
firmó su obra maestra, “Portero de noche (Il portiere di notte)” (1974), una
incursión en el nazismo a través del ambiguo vínculo entre una chica judía y su
antiguo carcelero. La película logra impactar y reformula preguntas sobre la
existencia y el sentido de la vida en una época de total escepticismo y
desencanto. La trama, vista a distancia, se antoja premonitoria de un futuro
que nos alcanzó, con la descomposición que Liliana Cavani describe y que
plantea ineludible. La situación política en Italia y en toda Europa pasa por
un lapso aparentemente pacífico y pero de duras e intensas luchas internas por
el poder, que desembocara en profundas crisis económicas años mas tarde, hasta
converger en la caída del socialismo y la llegada de una economía neo-liberal
que a tanta confusión implantará “El Pensamiento Único” para “imponer orden”…y
controlar la economía.
Tres años más tarde, realiza el
interesante análisis de la relación entre Nietzsche y Lou Andreas Salomé en “Al
di là del bene e del male”. Sutil e intrigante, la adaptación de la obra de
Curzio Malaparte “La piel” (La pelle, 1981), es uno de sus éxitos más
significativos. El fracaso de “Detrás de la puerta” (Oltre la porta, 1983), con
una confusa trama de incesto ubicada en un Marruecos falsificado, anticipó la
más lograda “Berlín interior” (Interno berlinese, 1985), en la que se relata la
historia de amor de dos mujeres en el contexto nazi. La vuelta de Cavani al
santo de Asís - “Francesco” (1989) -fue convincente gracias a la excelente
interpretación de Mickey Rourke- opacada por la versión primera. “El juego de
Ripley” (Ripley’s Game, 2002) resultó poco interesante, en general su paso por
la industria norteamericana es poco original.
Política, desilusión, denuncia de la
antropofagia humana son los temas. Una mirada sensual y muchas veces
escatológica, proveen al cine de Liliana Cavani de una fascinación que no
debiera olvidarse y revalorarse, sin tanta palabrería, con la sencilla fórmula:
Volver a verla o, para quienes no la conocen, descubrirla. Muy difícil, las
películas son casi imposible de conseguir en México.
Autor: Rafael Fernández Pineda. Cancún,
Quintana Roo. México.
fernandezpr@hotmail.com