Tesis 6.
CAPÍTULO V
REPLANTEANDO PERSPECTIVAS Y DESAFÍOS. A
MODO DE CONCLUSIONES
En este capítulo
compartimos nuestras conclusiones sobre “desde dónde” y “hacia dónde” debe
abordarse la pedagogía del canto en el caso de cantantes con discapacidad visual.
Somos conscientes que el desafío no se agota en lo aquí expuesto.
CONSCIENCIA DEL INSTRUMENTO CÓRPORO-VOCAL
Una primera
conclusión es que, si bien hasta no hace mucho tiempo se ha considerado que el
instrumento del cantante es su voz, en realidad todo su cuerpo lo es, porque la
voz es una ‘voz corporeizada’.
“Pasa que la voz es el reflejo de lo que
uno es. Inclusive desde lo corporal. Porque cuando uno se expresa, el cuerpo
dice muchas veces lo que no dice la boca. Pero cuando cantás, si le ponés el
cuerpo sí se refleja. La voz, cuando tiene el cuerpo incorporado, suena
distinta…”. (Daniela)
Por lo mismo, el
cuerpo y la toma de consciencia del mismo son fundamentales en el proceso de
formación, en el desempeño laboral de los cantantes con y sin discapacidad
visual y como recurso pedagógico.
Reconocer la
propia corporalidad y corporeidad permite al cantante tomar consciencia de que
él es el instrumento:
“...Lo interesante fue descubrir, por ejemplo, que nadie me había
dicho antes, es que a la vez que sos instrumento sos instrumentista, o que a la
vez que sos instrumentista sos instrumento. Eso fue algo que a mí me maravilló,
tomar consciencia de eso”. (Daniela)
Destacamos el
ejercicio de reconocimiento del propio cuerpo propuesto por Daniela Bajuk, especialmente
dirigido a ingresantes a las carreras de Canto. Los estudiantes, antes de
empezar el trabajo corporal, deben dibujarse a sí mismos, su cuerpo. Luego se
realizan ejercicios de reconocimiento corporal y al finalizar la ejercitación,
cada quien escribe cinco palabras de lo que le surge y vuelve a dibujarse. La
docente señala que, salvo aquel que tiene una personalidad muy estructurada y
racional –que suele hacer el mismo dibujo- éste cambia totalmente. Afirma que
lo que pretendía con ese trabajo, era demostrarles a los estudiantes qué tanto
conocimiento de nuestro propio cuerpo tenemos.
A partir de
nuestra experiencia con la eutonía, creemos que es posible transferir este
ejercicio a personas con discapacidad visual a través del modelado en arcilla, casi
con idénticos resultados, y con la ventaja de incorporar la toma de conciencia
de la tridimensionalidad del propio cuerpo y del espacio interior del volumen
corporal.
La comprensión
de la ‘voz corporeizada’ es compartida por los docentes de canto entrevistados,
por los protagonistas de esta investigación y por personas de otros campos
profesionales. El actor italiano Eugenio Barba, por ejemplo, sostiene que la
voz es la emisión sonora del ser humano, que compromete todo el organismo y lo
proyecta en el espacio (Barba en Ortega, 2001). Para la fonoaudióloga mendocina
Ana Gloria Ortega la voz es una prolongación del cuerpo y de la estructura
emocional, ya que filogenéticamente está relacionada con los instintos de
conservación y supervivencia (Ortega, 2001).
La docente
Alejandra Bermejillo concuerda con la expresión “voz corporeizada”: “Sí, la voz
hecha cuerpo, que no queda de la garganta para arriba”. Puesto que, de lo
contrario, “estaríamos trabajando solamente la voz, y la voz es cuerpo. La voz
no es sólo voz, no es una cosa etérea, es tan material como el cuerpo”.
Los
protagonistas de esta investigación concuerdan con esta perspectiva del
instrumento del cantante. Si bien “no suele hacerse una reflexión concienzuda
de lo que todo ello implica (...) No, porque no siempre uno pone en palabras
todas estas cosas que son más internas. A veces son procesos un poco “mágicos”,
cosas más automáticas que no te demorás tanto en pensar en eso…” (Sebastián).
Puesto que la voz no es algo separado del cuerpo, “¡el instrumento es uno!, no
sólo la voz. “¡Todo el cuerpo es el instrumento! Si la voz no está separada del
cuerpo… La voz está condicionada por cómo esté tu cuerpo, por cómo estés vos,
por cómo estén tus emociones, cómo esté tu psiquismo…”
ASPECTOS QUE LOS ENTREVISTADOS CONSIDERAN
NECESARIOS EN UN ACOMPAÑAMIENTO PEDAGÓGICO
Los coreutas
señalaron tres aspectos a tener en cuenta en la formación o acompañamiento a
los cantantes con discapacidad visual en la adquisición de la técnica vocal.
En primer lugar,
la consciencia del cuerpo respecto de la actitud corporal. Héctor Estéves
señala las tensiones o hipertonías, el dirigir el rostro hacia quien está
hablando y evitar los movimientos estereotipados. La incorporación de la
técnica vocal deberá hacerse simultáneamente a la toma de conciencia y al
trabajo sobre las condiciones corporales antes mencionadas. De esa manera se
estará “preparando el instrumento para poder luego afinarlo y sonar”.
Cecilia Fiorentino agrega la gestualidad:
“…Y mucho hincapié me parece que hay que hacer en las personas con problemas
visuales, especialmente (...) mayor cuidado en lo gestual, en las actitudes.
Hasta en los gestos de la cara no somos conscientes a veces.”
En segundo
lugar, la consciencia corporal vinculada a lo técnico vocal y lo
interpretativo. Cecilia se refiere a las posibilidades expresivas del cuerpo,
las sensaciones propioceptivas, y añade la precisión en las indicaciones
verbales, así como a través del contacto físico.
En último
término, los coreutas señalan la consciencia de ser vistos, sobre lo que Julio
Arce agrega la posibilidad de confrontar con la devolución que otros puedan
hacer en un marco de confianza.
Anselmo Ferreira sintetiza lo dicho hasta
aquí:
“Yo creo que todas las personas ciegas
tenemos que hacer algo de expresión corporal. Porque es comprensible que la
parte gestual, ademanes de manos y eso, no sea algo que nosotros manejemos. Y
es comprensible porque no lo vemos. Yo tuve alguna vez esa inquietud, y a algún
amigo le he preguntado ese tipo de cosas. Pero creo que es fundamental el tema
de la expresión corporal. Desgraciadamente, no todo el mundo le ve la
importancia, o hasta se pueden reír. Pero para mí es muy importante, porque
vivimos en un mundo de luz, donde todo se ve y hay que conformarse al mundo en
el que vivimos. No siempre pretender que el mundo se conforme a nosotros. Que
nos incluya, sí, que no nos olvide, pero nosotros también tenemos que hacer
nuestra parte”.
Lo expresado por
los coreutas es compartido por las docentes. Alejandra Bermejillo sostiene que
no se trata de diferenciar escuelas de canto para cantantes que ven y cantantes
con discapacidad visual, sino de propiciar y fortalecer la autoconsciencia
córporo-vocal.
Térése Bertherat
(1987) en el mismo sentido afirma que lo que se busca es la experiencia
sensorial del cuerpo. El alumno debe descubrirse, no desde el exterior, sino
desde el interior de sí mismo.
En la relación pedagógica, además del
trabajo de conciencia corporal es fundamental la visión global que se tenga de
la persona con discapacidad visual: no será lo mismo situarse ante “una persona
ciega que canta” que ante “un cantante que además no ve”. El desafío se
afrontará diferente. En un caso se correrá el riesgo de tomar como
“especificidad” aquello que no necesariamente lo es, convirtiendo la
discapacidad en una fuente de dificultad, incertidumbre y desconcierto. En el
otro se contará con las potencialidades propias de cada cantante, sea que éste
vea o no.
En este sentido, Alejandra Bermejillo
concluye rescatando la dignidad y las especificidades individuales, aunque
siempre teniendo presente la paridad en la humanidad:
“Para buscar un mundo un poco más
equitativo, donde todos tengan la misma posibilidad, no diferenciaría tanto el
canto para quienes ven y para quienes no. Es decir, buscar herramientas, pero
saber y sentir que todos somos iguales, y que todos en algún momento
necesitamos de las mismas cosas. (...) Porque si no se corre el riesgo de caer
en la mirada compasiva, “qué lindo el cieguito cómo canta”, y eso no colabora a
un mundo más inclusivo”. (Alejandra)
BÚSQUEDA PERSONAL DEL ARTISTA Y ROL DEL
DOCENTE EN ESA BÚSQUEDA
Sebastián Luna,
uno de los protagonistas de esta investigación, se refiere a la enseñanza de la
música en general y advierte en ella un criterio imitativo. El estudiante debe
repetir el modo indicado por el docente, con el riesgo de desconocer su
individualidad. Marilú Anselmi coincide con Sebastián:
“…Jugar con la propia voz, que es propia y es única. El docente
puede dar el ejemplo o no, pero la voz es única y es de cada uno, es
individual. Mi voz no es igual a la tuya, como tampoco mi físico es igual al
tuyo. Es individual, y la voz, el color de la voz tiene su personalidad. Hay
que buscarla, hay que encontrarla (...) El docente puede corregir algunas
cosas, pero el individuo canta con su voz y su personalidad”. (Sebastián)
Sebastián Luna
reconoce que en un coro es necesario homogeneizar el sonido grupal, aunque
advierte que un enfoque más tradicional de la enseñanza considera a todos los
cuerpos como iguales. En este sentido, Alejandra Bermejillo se refiere a su
experiencia con las ex estudiantes ciegas de la carrera de Canto Popular de la
FAD-UNCuyo, en relación a su expectativa inicial de pretender una ductilidad y
una flexibilidad en sus cuerpos que no encontraba:
“A lo largo del tiempo he ido
reformulándome concepciones sobre el cuerpo (…) Me parece que esa condición de
no ver, esa condición de dificultad para caminar, o esa condición de lo que sea
que cada uno tenga, te permite conocerte y mostrar al otro lo que vos sos como
instrumento. Y eso es lo que nosotros no debemos perder en el canto”.
(Alejandra)
Sebastián Luna
rescata la aparición en los últimos años de corrientes de enseñanza más
vinculadas a la toma de conciencia de la dimensión corporal del canto, no
obstante, señala su institucionalización como otro riesgo. Alejandra Bermejillo
advierte que, en general, entre los profesores de canto no ha habido una
reflexión seria y sistemática acerca de la práctica docente. A nuestro entender
esta ausencia puede traer aparejada el surgimiento de institucionalizaciones o
modas.
Alejandra aporta
en pos de la búsqueda y exploración personal que debe realizar el estudiante:
“…Los actores tienen una forma de trabajar muy incorporada que es probar todos
los recursos y después eligen. Los músicos solemos ir siempre a lo más cómodo.
Personalmente creo que la técnica tiene que ir acompañada de esa búsqueda”.
Sebastián
considera que el rol del docente pasa por guiar al estudiante en el camino de
la búsqueda personal, hacia el encuentro de sus propios modos. Marilú Anselmi
lo confirma: “Los cantantes, ciegos y no ciegos tienen que encontrar ese punto
de apoyo. Es la persona la que lo tiene que encontrar, el docente sólo lo va
guiando, pero es cada uno quien lo tiene que encontrar”.
Yendo un paso
más allá, entendemos que no se trata sólo de buscar y encontrar un “modo
propio” de cantar, sino del cantante buscarse y encontrarse a sí mismo en lo que
canta: “…Pero es cierto que no todos los músicos terminan siendo artistas… O
sea, no es sólo cantar, tiene que ver con un montón de otras cosas”.
(Sebastián). Hallar al artista trasciende al ámbito formativo: “…También pasa
que el profesor muchas veces se siente dueño de la vida, de la voz y de la obra
del alumno, y no es así. El artista se hace en el escenario, no en un aula”.
(Daniela Bajuk)
Sostenemos que
el encontrar las ‘formas personales’ lo da también la consciencia de uno mismo,
dado que el conocerse y saber de qué recursos se dispone, es lo que permite la
posibilidad de generar lo personal. Reconocer las propias posibilidades y
límites con los que se cuenta redunda en un mayor y mejor aprovechamiento de
las mismas. En palabras de Sebastián:
“Y eso me parece alucinante porque –así
como lo que hablábamos de los artistas y los músicos- hay gente que se pasa la
vida imitando a otro (está bien, es un camino), pero siempre va a sonar a otro
y a ser comparado con alguien más. Y de pronto está el otro, el que toma eso y
lo re-elabora a su forma propia (...) Entonces, ahí creo que hay algo que los
docentes tenemos que ser muy precavidos en ese poder que podemos tener. Porque
a veces, con una pavada podés cortar de raíz una exploración más propia, más
personal”.
En nuestras palabras, el rol docente es
ayudar a que salga el artista y no se quede sólo en el músico.
ORIENTACIONES PARA EL CAMINO
En este trabajo
hemos conceptualizado cuestiones que se vienen transitando empíricamente en la
pedagogía del canto. En efecto, muchos de los tópicos abordados a lo largo del
mismo no son materia desconocida para los docentes, sino que no suele
realizarse una reflexión sistemática y sistematizada sobre ellos. El valor
agregado de esta tesina es poner las cuestiones de la pedagogía del canto en
diálogo con la especificidad de la experiencia de los cantantes con
discapacidad visual en el aprendizaje del canto.
El interés
inicial fue investigar la utilización de imágenes-metáfora durante el proceso
de adquisición de la técnica vocal en el caso de cantantes con discapacidad
visual. Constatamos que ellas pueden ser de ayuda, pero que el trabajo corporal
consciente cobra mayor relevancia para tales cantantes, puesto que les
posibilita una comprensión más completa y acabada de su instrumento: la
totalidad del cuerpo.
El trabajo
corporal consciente a través de la estimulación propioceptiva y de los
movimientos, adquiere un papel fundamental en el acompañamiento pedagógico, ya
sea en el ámbito formativo o laboral de personas ciegas o disminuidas visuales
que elijan el canto como profesión. La inmovilidad constituye un gran obstáculo
a la percepción del cuerpo y existen partes de nuestro cuerpo que no se han
movido desde hace años. “Cuanto mayor es el número de nuestras zonas muertas, menos
vivientes nos sentimos”. (Bertherat, 1987, p.38). Las percepciones corporales
sólo pueden desarrollarse mediante la actividad, no se trata de una actividad
mecánica, la repetición de un movimiento docenas de veces. El movimiento no nos
revela a nosotros mismos si no tomamos conciencia de la forma en que se hace
(Hanaford, 2008).
Si no nos
sentimos en relación con el propio cuerpo, probablemente se deba a que no
experimentamos la relación de las diversas partes del cuerpo entre sí.
Bertherat (1987) asegura que se da con frecuencia una ruptura o disociación
entre la cabeza y el resto del cuerpo, que se advierte en una falsa noción de
la separación entre las capacidades psíquicas y las capacidades físicas.
El trabajo que
cada individuo realice sobre su conciencia corporal, sobre su “tacto” en
sentido amplio, es decir, de la percepción somestésica total del propio cuerpo,
constituirá el modo más efectivo y eficaz, y aún más directo, de desarrollo de
una conexión plena y satisfactoria del sí mismo córporo-emocional-mental.
Es de suponer
que, si desarrollamos el tacto, en un sentido global como conciencia del
todo-corporal, propioceptivo e interoceptivo, estaremos ayudando también a
desarrollar las capacidades del hemisferio derecho o gestáltico. Este hemisferio
cerebral capta el todo, es decir, tiene una visión panorámica de las
situaciones, podría decirse, viso-espacial. Por su parte, el tacto, presente en
todo nuestro cuerpo, tanto en su superficie que es la piel, como en su interior
(músculos, articulaciones, algunos órganos), posee una noción completa del
sí-mismo corporal, así como es capaz de captar cada parte por separado.
Por tanto, un
trabajo activo de conciencia somestésica del sí-mismo corporal, permite no sólo
la comprensión global, intuitiva y emocional de los fenómenos, sino que
posibilita una expresión más completa e integrada de los mismos, ya no sólo a
través y únicamente del lenguaje verbal –propio del hemisferio lógico- sino
desde otras modalidades comunicativas, como la kinestésica, aportando así un
extra de creatividad, emocionalidad y originalidad en la expresión. De manera
que, para el músico cantante, resulta de un valor incalculable incorporar en su
formación, y en su posterior desempeño profesional, esta herramienta
fundamental que es el trabajo de la conciencia corporal.
Los estudios en
cognición corporeizada aportan también elementos para mejorar la utilización de
expresiones metafóricas como recurso de la pedagogía del canto. Para un uso más
óptimo de las mismas, será preciso tener en cuenta algunos aspectos, como las
experiencias perceptivas del sujeto particular, así como el contenido simbólico
de las mismas. Según Alessandroni (2014) el substrato de imágenes que conforman
las expresiones metafóricas surge a partir de nuestras experiencias sensoriales
y perceptivas. El sistema cuerpo/mente aparece como escenario ineludible para
dichas experiencias, de allí su relación con los estudios de cognición
corporeizada.
Tal como afirma
Ramírez (2017), el conocimiento íntimo y consciente de su corporalidad y
corporeidad por parte del cantante, resulta fundamental a fin de apropiarse más
plenamente de su instrumento, dado que, en última instancia, el instrumento del
cantante es el cantante mismo, por medio del cual la obra musical se encarna y
cobra vida.
Por otra parte,
no sólo percibimos a través del cuerpo, sino que también procesamos y
comprendemos lo percibido, y en consecuencia lo expresamos en una suerte de
intercambio permanente con el entorno. De allí que, algunos autores,
especialmente desde la filosofía fenomenológica de Maurice Merleau-Ponti
entiendan esta interrelación entre el cuerpo y el espacio como un único sistema
“cuerpo-mundo”.
Así entendida,
la música –en todas sus expresiones y aún más en el canto- se presenta como
ámbito privilegiado para este intercambio, en el que la constitución particular
del cantante y el medio sociocultural en que se manifiesta, forman un complejo
entramado de significados difícilmente discriminables. En última instancia, la
imagen-metáfora en cuanto contenido simbólico, reunirá en sí la integración de
todos los componentes del trinomio cuerpo-mundo-música.
Concluimos
entonces que, si bien el uso de las imágenes o expresiones metafóricas es
plausible en el caso de cantantes con discapacidad visual, el centro de
atención se traslada al cuerpo y a la conciencia del mismo, en tanto sede e
instrumento del intercambio mencionado anteriormente. Enfocarnos únicamente en
la utilización de expresiones metafóricas conlleva el riesgo de
sobredimensionar las diferencias particulares de percepción entre cantantes que
ven y que no ven. En cambio, un enfoque de la pedagogía del canto anclado en la
conciencia corporal, no sólo resulta fundamental para el desarrollo personal y
profesional de cada cantante, sino que es un aspecto común a todos ellos.