Toponimia escogida

 

De textos de geografía

Y de emisoras cercanas,

Apellidos y topónimos

Brincan junto a mí en cascada.

 

Pero jamás son idénticos,

Como dos gotitas de agua,

Sino con su acento y forma,

Su distinción acordada.

 

Por su belleza me gustan;

Mas hay tantos que se escapan…

Cuantos logro sujetar

Los atesoro en mis arcas.

 

En mis ámbitos restringidos

Donde aún nada destaca,

Surgen como torbellinos

Nombres de abolengo y casta.

 

Unos de zonas distantes,

Otros de próximas ramas,

Todos tocan en mi puerta

En nocturnos o alboradas.

 

Si complejos y remotos,

Más bonitos se proclaman;

Pero mis anotaciones

No albergan toda su pátina.

 

Medina, Sebastopol,

Villaverde, Samarkanda,

Ataquines, Potosí,

Gallinas y Tunguragua….

Cristianía, Baldestillas,

Tucumán y Rodilana,

Barquisimeto y Olmedo,

Montevideo, La Nava….

 

Ilusión, descubrimiento.

Mares, ríos y montañas,

Caminos tan recorridos,

En relieve guías y mapas…

 

Consumiendo tanta radio

De futboleras jornadas

Y jugando a adivinar

Las plantillas conformadas,

Idéntico paralelismo

En tal ocasión me embarga

Desplazando, por sabidos,

Equipos de mi confianza,

Asignando exquisiteces

A los de tierras lejanas.

 

Imperfectas audiciones

Para mi infantil etapa,

Confunden nomenclatura

De pronunciación extraña.

 

Memorizo alineaciones

De referidas escuadras,

Que rivales de mi entorno

Tal informador declama.

 

Así recuerdo, en la década

De los sesenta, la zaga

Del Mallorca, o delanteros

Del Elche y aún del Granada.

 

Del Pasarón el equipo

Pocos secretos me guarda.

Sin embargo, bien diría

Completo uno del Tarrasa.

 

Fútbol y geografía

Me suministraron viandas

A degustar con deleite

Y agitar mis remembranzas.

 

Apellidos y topónimos

Saltan junto a mí en cascada.

 

Imagino marcadores

Con remotas alianzas:

Una liga de topónimos,

Un futbolístico mapa.

Yo soy el corresponsal

De estas luchas enconadas.

 

Toponimia original

 

Viene a buscarme mi abuela

Sin avisarme, el domingo.

Vas a asistir a una Misa

Como nunca la has oído.

 

Escucharás bellos cantos,

Con instrumentos sencillos,

Que los están ensayando

Grupos de jóvenes y niños.

 

Iríamos a otra iglesia

Distante de mis vecinos.

Pasaríamos por la Plaza

Con su matinal bullicio.

 

Investigando sucesos

Y ajustando el recorrido,

Puedo constatar sin dudas

Y en tal sentido lo afirmo,

Que yo por aquellas fechas

Jugaba como un chiquillo.

 

No sé lo que habría escuchado

O lo que habría leído

En aquellas veleidades,

Pero mi cerebro activo,

Apreciando novedades

Y previendo otros arrimos,

Se decidió en la tarea

Del topónimo aguerrido.

 

Quise aprovechar el paso,

Pausado y enlentecido,

Para señalar las calles,

Esquinas y rinconcitos,

Y así ponerles el nombre

Por predilección y estilo.

 

Nombres que perdurarían

En mi memoria seguidos,

Sirviéndome de orientación

Y dominando extravíos.

 

Hoy si camino yo solo,

En cada trecho me fijo;

Mas si voy acompañado

Me consagro al absentismo,

Converso y charlo sin tasa,

Cierto de no andar perdido.

 

Por eso en aquel paseo,

Extraño mi afán y estímulo

A la caza del regato

Y del léxico escogido.

 

Y van componiendo el mapa

Poblaciones, montes, ríos,

Desde mi entorno a la iglesia,

Nombradas a mi albedrío,

Con términos inventados.

Mapa físico y político

De un país imaginario

Con urbes y pueblecitos.

 

En la avenida asfaltada,

De bares y ultramarinos

Donde comprar y probar

Frutas, pasteles o vino,

Ubico la capital

Con su más granado equipo,

Pues el fútbol animaba

Todo el juego colectivo.

 

Fui conformando plantilla,

Titulares y banquillo.

Y confeccioné una liga

Y un calendario preciso.

 

Y ocupaba el liderato

Como mi club favorito.

 

De aquí a formar gobiernos

estados en ejercicio,

Unos como las potencias,

Otros más pobres, chiquitos.

Y equipos de natación,

de tenis y de ciclismo…

 

Fueron transcurriendo etapas

Y el mapa quedó ya inscrito.

 

Cuando regresé al colegio,

En territorio distinto,

Trasladé tal diversión

Al paseo del domingo.

 

Esta evocación difusa

Me otorga diáfanos motivos

Para hacer mi conjetura

Sobre el momento elegido.

 

Pero sólo en mi terruño

Logré encontrarle sentido,

Siendo esta oportunidad,

Origen de aquel periplo.

 

Ensimismado en mi empeño,

Paso al sagrado recinto.

Atiendo a la ceremonia

Con el respeto aprendido,

Disfrutando de los cantos

Y aplicando el catecismo.

 

Autor: Antonio Martín Figueroa. Zaragoza, España.

samarobriva52@gmail.com

 

 

Regresar.