Miradas por
el ojo de una cerradura
No sé si hay mucha razón al opinar, que un escritor es un
personaje a quien basta su mirada por el ojo de una cerradura, para percibir el
mundo y, es suficiente para transmitirlo en sus diversos artículos y libros.
Creo que se debe de basar, su afirmación, en la creatividad que debe de
acompañar a todo escritor ya avezado o bien, en ciernes. No es mi opinión, la
he tomado, ‘al vuelo’, de un diálogo en una moderna película, en la que se
citaba al escritor que la pronunció. Pienso y, también, creo que es real que
para observar no se necesite nada más que interés, pero si hay algo más de
espacio, se permitirá dibujar, con mejor precisión, en nuestra mente, un ámbito
mayor para que la perspectiva se pueda seguir creando y así, poderla utilizar,
ayudado además de su imaginación, con la realidad del momento…
En un lugar
cercano, una pareja de amantes, se ha reencontrado
bajo el árbol, en el que se juraron amor, y esto sucede, tras unos años sin
verse. Rememoran su imposible amor, lleno de ternura, sentimiento, placer y,
para ambos, único e irrepetible. Un cielo sin horizonte y una brisa fresca de
limpio aire, alientan sus recuerdos. No actúan, se aman. Uno de ellos tiene un
hogar que le espera. Cuando se despiden se abrazan muy apasionados y no pueden
dejar de mirarse a los ojos. Van a llorar en su despedida y se besan
largamente. Deciden seguir juntos. La fuerza de su mutuo amor y, creer que, este
sentimiento, es lo más fuerte que tienen y ha sido elegido, y…
¡No lo pueden perder…!
Han descubierto que el amor
que siempre se añora, es indestructible.
Creo que tener las ideas claras nos ocupa toda la vida, porque
quizá hacemos demasiadas cosas al mismo tiempo, y nuestras “ideas claras” se
diluyen y, paradójicamente, no se hacen más claras, porque el “más claras” se
trueca por/en, “más incomprensibles”.
Sin embargo, en el mundo instintivo animal, esa dilución, no se
suele dar entre seres iguales. Tampoco su instinto ante posibles depredadores, se bloquea y si perciben un próximo peligro,
sus rápidos reflejos les salvan.
Esta tarde, y, por el ojo de la cerradura de la puerta de mi
galería, quise seguir el asustado vuelo de una paloma, a la que seguía un
halcón, interesado en llevarla a su nido. Afuera y erguida, he mirado a un
cielo claro y limpio, no obstante, escenario de una lucha, en la que o bien la
astucia, o bien, la suerte, tendrían que decidir.
La paloma, de menor envergadura, baja su vuelo, gira y se esconde
en un olivo que su ámbito le ha brindado.
Nuestra imaginación, unida al medio, tendrá y jugará el principal
papel, junto a la naturaleza, cuya sabiduría contagia al viejo árbol, que a su
vez la transmite a quienes se cobijan en él.
Las perspectivas se crean y se perciben en nuestro cerebro, que se
ajusta, según las variables de espacio y tiempo unidas a otras según sean los
criterios físicos, psicológicos, químicos, biológicos…, a considerar o tener en
cuenta, y, lo que antepongamos.
Autora: María Jesús Ortega Torres. Alicante, España.