EN MEDIO DE LA SOLEDAD

 

Tras penumbras gigantescas se oculta el eco del vacío

la melancolía es eterna y un súbito escalofrío,

va rondando por las células de un cuerpo que está sombrío,

y un alma triste y desierta va en medio de los caminos.

 

El tiempo pierde su esencia; el espacio su sentido

la nostalgia cobra fuerza y las lágrimas son un abismo

da igual vivir que morir; caer o levantarnos fuertes

 Continuar o desistir, ser cobardes o valientes.

 

La soledad es así; una cruz que se concibe

una luz en la tristeza, o un paisaje que nos sirve

para meditar en calma y poner en orden las ideas,

renovando algo en el alma, o tratando de hallar pruebas.

 

Aunque el estado ideal es tener siempre compañía

para compartir con otros, al menos una sonrisa

para mitigar el miedo o escapar de la rutina,

siendo libres como el viento que arrastra las flores marchitas.

 

La más dulce compañía nos la dará un fiel amigo;

nuestros padres protectores y unos ángeles divinos

que Dios ha dispuesto en el cielo para guiarnos el camino,

ofrecernos su consuelo, y ampararnos del peligro.

 

La soledad es muy dura, pero a veces necesaria

para entender lo que somos y otorgarnos la confianza,

de salir siempre adelante en estas críticas etapas,

aferrándonos a dios y a su voluntad sagrada.

 

Autora: andre. Bogotá, Colombia.

andreitabe_29@yahoo.es

 

 

 

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