EN LA COCINA
Me tentó la cebolla
con su semblante llorón,
y un pulposo tomate
del color del corazón.
Un verdirojo pimiento
que se ofrecía contento,
y un gran ajo perlado
de su ropaje despojado.
El gordo cuchillo afilado
los perseguía de lado a lado:
- ¿Cuándo comenzamos
si ya están todos pelados?
La cuchara de madera
estaba en la dulce espera;
también muy decidida
a ser de la partida.
La sartén se preparaba
a recibir la verdura picada.
Con exquisito sabor de oliva
la cocina perfumaba.
Un vítreo salero se impacientó
y en cruel aullido dijo:
¿A qué hora actúo yo?
Las bolitas de pimienta
se zarandeaban muy nerviosas,
al ver al molinillo
que se aprestaba como el cuchillo.
Saltando de la alacena
el laurel se lamentaba...
¿Cuándo seré yo
la primera figura invitada?
¿Es que ahora voy al final?
¡Siempre he sido el principal!
No saben lo desabrido
que resulta si estoy excluido...
¡Todos a marchar! –yo vociferaba-
¡Ocupen su lugar!
¡Cada uno y cada cual!
Por fin, y sin más
comenzaron a trabajar.
Nunca me imaginé
que se fueran a pelear.
Tuvo final feliz
la historia que cuento aquí.
Y miren ustedes ¡qué paradoja!
pues pude saborear mis fideos
con una exquisita salsa roja...
Autora: silvina yanzi.
San Juan, Argentina.