DOSIS DE TIEMPO
Por: Silvia Elena Llaguno.
En el siglo 29 todas somos iguales. Pero sé por lecturas, que en siglos precedentes esto no era así. En las primeras dosis del siglo 21, se discutían todavía
cuestiones tan triviales como la posesión de los recursos planetarios (como si los recursos de un planeta le pertenecieran a sus habitantes ¡qué absurdo!)
o conceptos como derechos y justicia (como si estos valores inherentes a los seres vivientes se pudieran cuestionar).
Sé también, que en aquel momento había sexos (no puedo imaginarlo, cuerpos diferenciados simplemente por genitales), razas (es decir grupos de cierto color
o rasgos), clases (esto si que no lo entiendo, grupos diferenciados por poder económico o algo así). Además, el planeta era dividido en continentes (bueno,
eso era porque el espacio de tierra firme aún estaba segmentado en bloques, luego entonces la división era física, esto suena más lógico); y los continentes
se dividían a su vez en países, esta separación ¡no era física! era algo denominado "división política". Esto implicaba que un bloque de tierra firme tenía
varias divisiones y cada una de ellas tenía distinta forma de convivir según ciertas reglas establecidas en cada división. Deben haber sufrido para comunicarse.
Bien, decía que hoy todas somos iguales, pero no en características, al contrario, nuestra diversidad es maravillosa, somos tantas y tan distintas: colores
de piel, tamaños... no hay patrones sólo miles y miles de cuerpos humanimales, compartiendo un gran sitio que no poseemos, solamente habitamos.
Y hato toda esta reflexión porque hoy, 259,880 dosis de tiempo después del 5 de junio de 2012 (así se registraban los tiempos, en dosis llamadas días, meses
y años), celebramos el salto cualitativo más importante de nuestra existencia como seres libres y diversas. Seres en equilibrio y en absoluta comunión
con este universo. Hoy recordamos el día en que aquella humanidad, reconociendo al fin su origen divino, logró desprenderse de los prejuicios y las concepciones
de poder, para poder ver que lo distinto no era raro, para poder vivir sin calificar, solo siendo, en todo el espacio tiempo, nada más.
Si esto llega a ti, estés donde estés, en cualquier espacio tiempo, anterior al mío o posterior, celebra conmigo si vives como yo; busca hacerlo si no es
así. Salta, despréndete de lo que te detenga, no seas humano como en 2005, sé una y distinta; como en el siglo 29, que todas somos iguales.