DETECTE LOS PROBLEMAS DE OÍDOS ANTES DE QUEDAR SORDO

 

Por Roberto Sancho Álvarez

 

rsancho@ccss.sa.cr

 

La sordera es la incapacidad parcial o total para escuchar sonidos con uno o los dos oídos desde el nacimiento o con el paso de los años.

 

Después de la segunda guerra mundial, muchos soldados estadounidenses expuestos al ruido de bombas y armas de fuego quedaron sordos. De regreso en su país

tuvieron que transitar de consultorio en consultorio, los otorrinolaringólogos atendían una parte de su problema, los psicólogos otra y así con varios

especialistas, pero ninguno manejaba la audición y rehabilitación de su trastorno auditivo. Surge entonces la profesión de audiólogos, responsables de

formular el diagnóstico de sordera, ellos determinan si el problema está en el oído interno, medio o externo o en el sistema nervioso central. Los datos

se le refieren al otorrinolaringólogo para que precise si es necesario practicar una cirugía o prescribirle al paciente un tratamiento medicamentoso que

le ayude. Si no califica para ésas alternativas, el audiólogo le ofrecerá audífonos, hablará con la familia para explorar la posibilidad de un implante

coclear, un dispositivo óseo integrado para los niños que nacen sin orejas y otras posibilidades con que cuentan estos profesionales de la audiología.

 

Los dolores, infecciones, sangrado de oídos, cirugías y tratamientos con fármacos, son responsabilidad del médico, la sordera es cosa de los audiólogos.

 

Se considera que esta discapacidad, es la que más acompaña a las personas al momento del nacimiento, las estadísticas reflejan trastornos severos de audición

entre uno y tres niños de cada 1000 que nacen vivos.

 

En Costa Rica nacen en promedio 6 mil niños al mes, lo que representa al año un grupo importante de afectados. A los 8 años de vida los pequeños pudieron

tener en promedio dos o tres infecciones de oídos que pueden dejar pérdidas en la capacidad auditiva.

 

El licenciado Raúl Sánchez Cerdas, experto en Audiología, manifestó que muchos niños en edad escolar que aparentan déficit atencional o presentan un problema

auditivo no diagnosticado que les impide escuchar o tratarse de un trastorno del procesamiento auditivo (oye bien pero el cerebro no procesa en forma adecuada

la información acústica).

 

Los niños con pérdida auditiva leve, son los más difíciles de detectar porque si se les habla algo fuerte escuchan, sin embargo, al ingresar a la escuela

se observa bajo rendimiento y problemas de lenguaje. El licenciado Sánchez explicó que todo pequeño con déficit atencional, con trastornos del lenguaje,

que se distraiga durante las lecciones o sea muy tímido, deben practicarles un examen de oído para descartar o confirmar este tipo de problemas.

 

Las parotiditis "paperas" hacen que en algunos casos el chico pierda la capacidad parcial o total de un oído sin darse cuenta, aunque con el acceso a los

teléfonos y la música con audífonos se enteran de su problemática "antes cuando no habían celulares ni los equipos personales para escuchar música, los

chiquillos llegaban a grandes sin percatarse de que habían perdido un oído" afirmó el profesional.

 

Señaló que muchos problemas de oído obedecen a trastornos del equilibrio y las personas diabéticas e hipertensas son candidatas a experimentarlos.

 

PREVENCIÓN

 

Los niños responden a la voz de la madre en forma inmediata, si no lo hace hay que sospechar de un problema auditivo. Si a las preguntas ¿Dónde está mamá?

¿Donde está papá? Los ignora, es porque quizás no los escucha. Si al crecer hay que repetirle las preguntas, habla lento, pronuncia mal, conviene que lo

examine el profesional del centro médico más cercano. A los seis meses de vida se les puede acercar una campanita, un chilindrín o hasta una cuchara que

se tintinea con suavidad para determinar si la escucha tanto a la derecha como a la izquierda, si no se vuelve en uno de éstos casos, entonces lo mejor

es prestarle atención y tener presente que éstas pruebas se realizan sin que el niño vea a la persona para que no se dirijan por la vista y no por el oído.

 

Recuerde que ante la sospecha es mejor consultar con el médico la automedicación en particular con antibióticos pueden causarle sordera, no arriesgue su

salud ni la de sus seres queridos.

 

 

 

Regresar.