CRÓNICAS VAMPÍRICAS 1

 

Sacié mi sed de ti hasta cansarme,

sin piedad, sin compasión alguna,

y ¿Por qué habría de tener piedad, si tu no la tuviste cuando me robaste el alma?,

 

Me percaté de que la sangre había dejado de fluir

y que lentamente, tu respiración se hacía más pausada.

Te miré,

miré tu boca, esas navajas rojas y afiladas, capaces de provocar las heridas más profundas y deliciosas,

miré tus ojos, esos peligrosos abismos, capaces de atrapar a cualquiera en su cruel inmensidad.

 

Tu pecho subía y bajaba cada vez más lentamente,

muy a lo lejos escuché las últimas notas de la melodía más bella e hipnótica de todos los tiempos, tu corazón produjo el último latido;

y de pronto sentí que me faltaba el aire y se me nublaba la vista.

 

¡Qué ingenua fui!, creí haberme librado de tu prisión

y, sin embargo, mi corazón seguía siendo tuyo,

y se detuvo casi al mismo tiempo, que tu corazón se detenía.

 

Autora: Margot Gutiérrez Aguilar, Cuernavaca, Morelos. México.

daniela.margot@hotmail.com

 

 

 

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