Con pleno convencimiento.
11 y
15 AM.
Me
acabo de despertar. Hace algo de frío, porque en mis sueños, sentí que llovió toda
la mañana y al parecer es real por el ambiente de humedad que hay.
Mi
desayuno es un café y unas tostadas que aún me quedan. Debo ir al mercado, pero
eso será el día de mañana.
¿Sabes?
Soñé contigo. Y eso me da pie para pensar en algo.
Se me
ocurre que hoy por alguna razón, volveré a verte.
Sí, yo
sé, que fui yo quien decidió terminar con lo nuestro. Pero no sabes cómo he
sufrido. Yo soy la única culpable de mis tristezas, de mis días rutinarios, del
estado de descuido físico en el que ando hace algún tiempo, de no querer salir
a la calle sino a lo absolutamente necesario.
Soy
consciente de que mi orgullo, hizo estragos en nuestra relación y por no ceder
en cosas que para mí no representaban mayor sacrificio, te perdí.
¿Y qué
me quedó? Un saldo rojo en tristezas, ganas de nada, en pérdida de amigos, en
no poder volver a nuestros espacios comunes y sobre todo tu vacío en mi
apartamento, en mi cama y en mi vida.
12 y
30 PM.
No sé porqué lo siento pero hoy nos
veremos de nuevo.
Hoy,
será distinto. Hoy te diré que me haces mucha falta, que me parece una pérdida
de tiempo estar sin ti. Hoy seré yo quien tenga que rogarte como tú lo hiciste
aquel día de abril cuando decidí terminar.
Es
más. No me animo a llamarte en este momento porque sé que estás ocupado, tienes
trabajo y además, quiero que sea especial…
Recuerdo
cuando venías a esta hora y yo te cocinaba algo rico. ¡Como disfrutabas de mis
comidas!
Recuerdo
cuando no tenías pacientes en las tardes y te la pasabas conmigo.
Recuerdo
como disfrutaba yo de tus ocurrencias y todo el día era una sola risa.
Y hoy
especialmente, recuerdo que todo eso y muchas cosas más me hacen falta de ti y
aunque hace ya dos meses que no me llamas, sé que todavía me recuerdas porque
vivimos 6 años plenos de una relación que más que de novios, éramos dos buenos
amigos que se hacían el amor con toda la pasión que les cabía en sus cuerpos.
Porque
para nosotros no había tiempo o lugares prohibidos.
Recuerdo
cuando furtivamente, se me pegaban las ganas de verte e iba a tu consultorio
con cualquier excusa.
También
cuando a cualquier hora del día venías y me hacías el amor y luego nos reíamos
de nuestros comportamientos tan adolescentes.
Sí,
todo eso lo extraño y por eso antes de que sea demasiado tarde, quiero hacer
algo.
2 y 45
PM.
Intenté
dejar mi obsesión por un rato ya que es aún temprano; pero no me concentro en
nada.
Me
puse a leer, pero pienso en ti y las letras bailan en la página y no entiendo o
pierdo el hilo de lo que llevo.
Ahora
tengo el pleno convencimiento de que hoy nos vamos a ver y por eso, arreglé un
poco este apartamento porque algo de mi descuido, sí que se le ha pegado.
Tenderé
mi cama, pensaré en qué ponerme, me bañaré, ya que hace por lo menos dos días
que no lo hago, me lavaré este pelo que sí lo necesita.
Recogeré
todo el desorden de ropa, libros y envolturas de comida que hay por todo mi
cuarto.
3 y 55
PM.
Uf.
Necesitaba definitivamente un baño. El agua te reconforta, te hace dar ganas de
salir al mundo y te despeja el espíritu.
Hace
por lo menos quince días que no salgo ni a la puerta; primeramente, porque
quería y necesitaba estar sola. Y segundo, porque mi soledad me supone
comodidad.
Comodidad,
para no pensar, para no actuar, para no dar explicaciones y
sobre todo, para no reconocerle al mundo que me siento mal sin ti.
Porque
es difícil aceptar y más en mi caso que he sido tan radical con las posturas
del amor que se sufre por alguien; cuando yo era una de las que afirmaba, que tenía que ser muy estúpida una persona para
llorar o ponerse triste por otro.
Por
eso hoy mis días son rutinarios y sin nada que hacer.
Solo
tengo los libros y el PC para gastarlos; porque ni siquiera con mis amigos he
vuelto a estar.
Algunos,
los más persistentes, vienen a visitarme de vez en cuando; los otros me llaman,
pero todos coinciden en verme rara y que mi comportamiento no es el de siempre.
Y no
es por justificarme, porque mi naturaleza siempre ha sido la tendencia a estar
sola o a alejarme cuando no me siento bien.
Y más
aún desde que decidí vivir sin mis padres.
Cada
minuto que pasa más creo en que efectivamente hoy nos veremos.
¿Sabes?
Iré al súper. Compraré el vino que te gusta, escogeré distintas clases de
quesos y meteré otras cosas en mi canasta, para hacerte una cena bien especial.
6 y 45
PM.
Acabo
de llegar del almacén y ya tengo todo lo que necesito.
El
portero del edificio cuando me vio salir se sorprendió y me dijo que él pensaba
que yo estaba de viaje.
Imagínate,
hace tanto tiempo que no salía.
¿Sabes?
Hoy durante todo el día te hice un homenaje musical y programé en el ordenador
una lista de reproducción de todas las canciones que a ti te encantan y de las
cuales yo aprendí a escuchar buena música.
Ahora
me llamó mi amiga aleja y le conté mis planes de hoy contigo y se burló de mí y
me dijo que ahora sí, me estaba enloqueciendo; y más le parecía absurda la idea
porque esta se basaba en un presentimiento y yo ni siquiera había hablado
contigo al respecto.
Pero a
mí no me importa y tengo la certeza de que hoy es un gran día para los dos.
7 y 50
pm.
Hum...
Ya la cena está lista.
Estoy
divina.
Me
puse una ropa que te encanta.
Estoy
limpia, huelo rico y solo falta que llames tú.
8 y 5
PM.
Hace
exactamente un minuto entró una llamada de tu casa.
Pero no
eras tú.
Era tu
madre, para contarme que esta tarde sufriste un accidente automovilístico y que
tu salud, está seriamente afectada.
Me
dijo que estás en la clínica donde trabajas y que a ella le había parecido
buena idea informarme, ya que yo había sido tu novia durante tanto tiempo.
8 y 10
PM.
Voy en
un taxi rumbo a la clínica.
Cuando
colgué la llamada con tu madre, sentí que se me había venido el mundo encima.
Y toda
la tristeza fluyó por mi cuerpo como una tempestad.
Y
aquí, ahora, en este taxi, siento la carcajada del destino en mis oídos.
Porque
finalmente, sí tenía razón.
Hoy
vamos a vernos.
No
como yo me imaginé, pero voy a verte…
Autor:
Mauricio ceballos Montoya. Envigado Antioquia,
Colombia.
cmauricio.ceballos@udea.edu.co