Caminemos Juntos una Vez Más

 

El 15 de abril de 1912, ocurrió una catástrofe que horrorizó a la humanidad, la tragedia del Titanic, El barco "insumergible", que fue construido en dos años, navegó durante cuatro días y medio, y, tras chocar con un iceberg, se hundió en dos horas y 40 minutos, llevándose consigo más de 1.500 vidas. Los sobrevivientes relataron la llegada de los botes salvavidas y como la gente a la deriva pedía ayuda. Amable lector, es aquí donde se descubre el egoísmo y el lado oscuro del alma del ser humano, obviamente, no hubo un bote para cada náufrago, los fuertes y privilegiados, solo pensaron en salvarse, mientras que en los botes pequeños los heridos y vulnerables agarrados a dos manos se aferraban a la embarcación y precisamente son estos últimos, los que darán la mano al resto de sus compañeros para que no perezcan en el intento.

Cuando producto de una Retinitis Pigmentosa, las circunstancias decidieron que no volvería a ver el amanecer y una puesta de sol; debí rehabilitarme en la Escuela de Ciegos Helen Keller, mi madre no se lo pensó dos veces, creyó hasta sus últimos días que la superación de los pobres, solo la garantiza la Educación. Los años pasaron y el puñado de compañeros ciegos que conocí en mi andar por mi formación académica, tomó caminos distintos, eso sí, todos nos labramos a cruces nuestro bienestar, siempre protagonistas de nuestro destino.

Ahora bien, me atrevería a decir, que la generación de Personas con Discapacidad a la que pertenezco, pese a no contar en esos años con leyes, decretos, convenciones y un etcétera de normativas, cuyo espíritu es el de velar por la inclusión y el bienestar de las Personas Con Discapacidad, sin embargo, en ese momento tuvo mayores oportunidades laborales; la solidaridad y el respeto por Las Personas con Discapacidad era evidente. La familia, amigos y tutores caminaban en una sola vía en búsqueda de lo que hoy los estudiosos han renombrado Inclusión Social.

Las historias de una generación que no contó con las bondades de la tecnología, aún hoy llevando la Discapacidad a cuestas y con instituciones y organismos anquilosados en la subjetividad, donde no han comprendido que la Inclusión Social se debe a lo particular; pese a todos los pesares, deseo que lo vivido sirva para entender que siempre podremos caminar juntos una vez más.

Es así como toma vida el Movimiento “Nada de Nosotros Sin Nosotros”, aglutina Personas con Discapacidad, que piensan, hablan, deciden, capaces de representarse por sí mismas y, sobre todo, proponer una metodología distinta en las Políticas Públicas en materia de Discapacidad.

Como el hundimiento en la tragedia del Titanic y ante un panorama oscuro, incierto y hostil, donde los gestores de la Discapacidad miran para otro lado, el Movimiento Nada de Nosotros Sin Nosotros, ha tomado uno de los botes salvavidas y asume con valentía enfrentar los iceberg que se presenten en el camino.

Aceptamos el compromiso y responsabilidad de apoyar a nuestros congéneres con Discapacidad desamparados y abandonados a su suerte, y velar por que se cumplan los Derechos al Trabajo, Vivienda, Salud y Educación, constituye el norte de esta cruzada.

 

 

Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.

Escritora y Comunicadora social 

elodia1141@gmail.com

 

 

 

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