Mi lente

 

BAJO CALIFORNIA, EL LÍMITE DEL TIEMPO: EL CINE COMO POESÍA

 

Carlos Bolado es uno más de los jóvenes talentosos del cine mexicano. De los que ganan premios internacionales, son reconocidos en el extranjero y pasan -casi- desapercibidos en su propia tierra. Heredero de una tradición de técnicos de la edición, sonido, fotografía que muchas veces trabajan, más con inspiración y talento que con recursos técnicos y/o económicos. Ha trabajado con los directores de esta nueva generación de los 90’s y el 2000 que están demostrando que el cine mexicano -y el latino, en general- tienen mucho, mucho que decir en este mundo globalizado. De los que no pierden la fe y tienen el valor de experimentar y salir en busca de lo nuevo. Así, después de formarse en la técnica, decidió lanzarse como director.

Para Carlos Bolado, la filmación de Bajo California, según sus propias palabras: “…fue una experiencia llena de obstáculos”. El rodaje, que le llevó poco más de cuatro años, fue un proceso muy complicado: "...Pasé más tiempo revisando contratos, lidiando con abogados y revisando números, que haciendo la película; tuve muchos problemas burocráticos y de corrupción”.

Con todo, la ópera prima de Carlos Bolado ha sido merecedora de diferentes premios, a nivel nacional e internacional. Bajo California... fue escrita por el propio Bolado, con el apoyo de Federico Campbell y Justine Shapiro.

La cinta narra la historia de Damián, artista plástico de origen mexicano, radicado en EEUU, que decide viajar por las costas de Baja California buscando sus orígenes. En este viaje de purificación, Damián encuentra un guía protector, Arce, quien lo conduce a la región mística de San Francisco de la Sierra, el santo grial del caminante. Antes de encontrarse con Arce, Damián prende fuego a su camioneta pick-up y camina distancias que se antojan interminables.

En su trayecto, el artista va encontrando paisajes y viviendo experiencias, como la picadura de una víbora de cascabel, que enfrenta a Damián con su propia mortalidad.

El viaje permite a Damián reencontrarse con sus raíces mexicanas. Su peregrinaje simbólico concluye en una afirmación de la vida. En este sentido, Bajo California... es una alegoría del renacimiento físico y espiritual.

Bolado sigue diciendo: "La historia tiene algunos elementos autobiográficos, como un viaje que hice o un accidente que tuve” Bajo California... está repleta de símbolos artísticos y naturales. "Nunca quise hacer una película didáctica, rollera; de repente creí que las imágenes podían decir más, y sobre todo hacer sentir algo a los espectadores; ése es el cine que me gusta hacer, un cine de sensaciones." La cinta es la síntesis de un trabajo conjunto con el libreto, (que es sencillo pero no simple), la banda sonora y -lo que me atrevo a llamar una propuesta visual subyugante- la fotografía. Simplemente una belleza de la exégesis del sincretismo visual y la sensibilidad humana. Que adquiere dimensiones poéticas trascendentales. Efectivamente, transporta al espectador al “límite del tiempo”.

Todo esto lo consigue Bolado gracias a que trabajó mucho tiempo con exigentes directores y adquirió pleno dominio de la técnica, complemento de su lírica. Nada es Casual. No recurre a exageraciones en ningún sentido, todo lo hace parecer normal y cotidiano. Utiliza un lenguaje simple y elimina expresiones grandilocuentes, en cambio caracteriza a sus personajes con matices que forman parte de un todo, como claves ocultas pero a la vista de todos. Estas claves simbólicas, los artistas las colocan muchas veces de manera involuntaria, mas aun cuando su intención lleva un claro sentido poético. En mi opinión, Carlos bolado lo hace de manera tásita porque recurre a una lírica muy directa, proporcionando elementos de certeza en el lenguaje, esto es sin ambigüedades. Ello da pie a que nosotros, como espectadores, podamos jugar y añadir más símbolos y logremos dar significado a nuestra propia visión de la película. Desde este punto de vista es que me atrevo a ubicar esta película, como un ensayo poético, visual y sensual de trascendencia emotiva e intelectual gracias a un equilibrio y congruencia que pocas veces se logra ver en el cine de nuestros días.

Desafortunadamente esta película es difícil de conseguir. Pido perdón a los lectores por hacer este comentario después y no antes, de haberla visto en la Casa de la Cultura de Cancún, el lunes pasado. Trataré de corregir este error proporcionando a ustedes la información antes. Porque deben saber que en Cancún hay cuatro cine-clubs abiertos a todo público, aunados a los de las universidades Anáhuac, La Salle y el Tecnológico.

 

Autor: Rafael Fernández Pineda.

Cancún, Quintana Roo. México.

fernandezpr@hotmail.com

 

 

 

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