Amigo.
¿Qué escribirte?
Recuerdo que cuando te conocí no tenía aceptada la Discapacidad
visual. Yo tengo un resto, que en ese momento era mayor.
Tenía mis escritos en un cuaderno y empecé a ir a la biblioteca
como una cosa recreativa.
Me enseñaste a usar una computadora y publiqué mi primer libro.
Cuando uno tiene varias discapacidades juntas no podés asimilar todo de golpe. Aprendí a leer con el oído;
una vez me preguntaron qué era una biblioteca parlante y yo dije: lees con el
oído.
De a poco me fui
internando en el mundo de los chicatos y aprendí
Braille, cosa que me cuesta porque no tengo fuerzas en mi brazo.
Mediante tus chistes aprendí a reírme de la vida. ¡No era este
mundo sólo para sufrir!
Tus cuentos eran mi cuentito de las buenas noches. Me ayudaron a
dormir y ahora no sé qué hacer sin ellos…
Siempre vi en vos a un tipo que supo superar las adversidades, muy
inteligente; no es fácil sacar una biblioteca adelante sólo a pulmón. Vi eso y,
como era parte de la junta directiva, observé mil veces como vos y Lourdes
Siman, la sacaron del lodo.
Muchos recordarán tu buen humor y buenas ondas, yo resalto tu
habilidad de crear salidas para un lugar necesario, donde cada persona puede
acceder a un libro. Tuve la suerte de conocerte de cerca y puedo resaltar eso.
Más allá de los chistes, tus aportes con la tecnología, las
salidas que inventabas para mantener a flote ese espacio eran admirables.
Creo que yo puedo resaltar eso. No sólo creabas con tus textos,
también con hechos.
Te extrañaremos.
Autora: Laura
Trejo (la de los ojos celestes). Buenos Aires ,
Argentina.