América Latina y un nuevo orden
multipolar para el mundo
El Grupo BRIC, eje económico del futuro; México podría
sumarse: CLAEI
La Primera Cumbre del Grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y
China) en Ekaterimburgo, Rusia, en junio pasado, tuvo enfoques fundamentales de
la mayor relevancia para los países de América Latina, aun cuando la
información difundida al respecto por los grandes consorcios informativos
internacionales, haya sido más bien escasa e incompleta, asegura el Círculo
Latinoamericano de Estudios Internacionales (CLAEI).
El BRIC disputa el poder político y económico del siglo XXI
y plantea la multipolaridad como factor de equilibrio ante las tendencias
unipolares o, en el mejor de los casos, bipolares, de Estados Unidos y sus
aliados de la Unión Europea (UE).
Sin duda, el potencial del BRIC es enorme: sus cuatro
integrantes representan 41.6 por ciento de la población mundial, 22 por ciento
de la superficie del planeta y 27 por ciento del PIB global: China es el quinto
del mundo, seguido por Brasil (10), Rusia (11), y la India (12). Suman 15 por
ciento de la economía del planeta y reúnen 40 por ciento de los recursos
naturales.
Goldman Sachs considera que
pueden convertirse en las cuatro economías dominantes hacia el año 2050,
con un PIB combinado de casi 35 billones de dólares. En casi cada escala,
serían las más grandes en la escena global.
Resulta muy significativo que, también conforme a Goldman
Sachs, México tiene todo el potencial para ser integrado en el grupo BRIC, que
se transformaría en BRICM. Pero aún debe desarrollar su estructura productiva
para conseguirlo. No obstante, la Goldman Sachs considera que hay tiempo e
interés del sector público y empresarial para trabajar rumbo a ese objetivo,
criterio que hace suyo el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado
(CEESP) mexicano.
La cumbre del BRIC en Ekaterimburgo adquiere mayor
relevancia en las circunstancias latinoamericanas actuales, ante una política
sumamente ambigua del gobierno estadunidense presidido por Barack Obama.
Los analistas y expertos del CLAEI, en consonancia con
especialistas latinoamericanos en toda la región, han llegado a la conclusión
de que la política exterior de Washington
refleja cambios de forma, pero no de fondo. Como quedó claro en la V
Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago, el pasado abril, Estados Unidos
sigue condicionando la concesión de preferencias económicas y comerciales, a la
aceptación de condiciones políticas dentro de su esquema de predominio
hegemónico.
Por consiguiente, América Latina debe
reorientar sus prioridades hacia un futuro que es cada vez más presente. Los
analistas del prestigioso e influyente diario financiero alemán Handelsblatt,
reconocido como uno de los más serios y certeros del mundo, consideran que los integrantes del BRIC
representan ya la parte más importante y dinámica de la economía mundial y les
corresponde sentar las bases para la recuperación del sistema financiero
internacional y la fundación de un nuevo orden global.
Alexander Rar, experto del Consejo de
Política Exterior de Alemania, sostiene que en la actual coyuntura
internacional, cuando es evidente el desplazamiento global de los centros de
poder, sería un grave error minimizar o desestimar el papel del BRIC.
A su vez, en vísperas de la cumbre de
Ekaterimburgo, el presidente brasileño Lula da Silva publicó en el diario
español El País (16 de junio de 2009) un importante artículo, en el que
puntualizó que ese encuentro “no es sólo la primera cumbre de BRIC. Representa
un hito importante en la relación de nuestros países con un mundo que está
experimentando cambios profundos. Sellaremos el compromiso de ayudar a ofrecer
respuestas nuevas para viejos problemas y un liderazgo audaz frente a la
inercia y la indecisión”.
Y agrega el mandatario sudamericano:
“Pero vivimos en medio de paradigmas rotos e instituciones multilaterales en
declive. La actual crisis económica no hace más que aumentar un sentimiento
creciente de complejidad e impotencia ante el cambio climático y el peligro de
escasez mundial de alimentos y energía. Es evidente que la sociedad moderna
debe revisar un sistema que desperdicia de manera brutal los limitados recursos
naturales de la Tierra y, al mismo tiempo, condena a miles de millones de
personas a la pobreza y la desesperación”.
Si se mantienen las actuales tasas de
crecimiento, los países del BRIC –y más aún si México se integra al grupo--,
sus economías superarían en 2050 a las de las potencias industriales
desarrolladas.
Mientras Estados Unidos insiste en
invertir tiempo y recursos en riesgosos juegos geopolíticos al oriente de
Rusia, el gobierno del presidente Medviédev crea y con solida nuevas realidades
económicas y políticas en el centro de Eurasia y una plataforma global de
proyección irresistible a partir del BRIC.
Considera el mandatario ruso que el
sistema unipolar se sostiene artificialmente mediante un gran centro de
consumo, Estados Unidos, financiado por un creciente y colosal déficit y una
divisa que si bien fue durante décadas la más sólida, se desmorona a ojos
vistas.
El el fondo de la crisis financiera
actual, se encuentra el hecho de que Estados Unidos genera poco y gasta
demasiado. Ante esta situación, la
cumbre del BRIC, según Medviédev, representó un hito decisivo para la fundación
de un orden económico mundial más justo, convicción que comparten los gobiernos
de China, Brasil y la India.
En Ekaterimburgo se puso de manifiesto la
certeza de que las naciones del BRIC deben tener mayor injerencia en la
conducción y transformación del orden financiero global, así como también en el
diseño de la nueva arquitectura de las instituciones financieras, como el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Rusia planteó al FMI la necesidad
apremiante de incluir al rublo ruso y al yuan chino en la canasta de divisas
utilizadas para valorar los productos financieros e esa institución. El
presidente del banco central chino, Zhou Xiaochuan, manifestó que la tarea
principal en estos momentos es la creación de una divisa de reserva que no esté
vinculada con algún país específico.
En tanto el dólar estadunidense siga
siendo la divisa exclusiva de las reservas mundiales, el gobierno de Washington
puede imprimir dólares conforme a sus necesidades y sus intereses, con los
cuales oculta su enorme deuda externa y su asfixiante déficit presupuestal.
Así, consideran los expertos financieros del CLAEI, comete un robo legalizado
de los activos de otros países a los que, en los hechos, obliga a financiar sus
gastos militares.
Para los integrantes del BRIC, Estados
Unidos es un Estado fraudulento, cercano a la definición de Estado fallido.
Gracias a sus maniobras y a su control sobre diversas instituciones
internacionales y no obstante que es el deudor más grande del mundo, ha logrado
evitar la restructuración de la deuda que el FMI impone a otros países. Se
niega a reducir su presupuesto militar y a elevar los impuestos. Roberto
Mangabiera Unger, ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil, considera que la
economía mundial “no debe caer en la trampa de las aventuras de una sola
potencia” con ambiciones hegemónicas.
A fin de cuentas, Estados Unidos no podrá
pagar su deuda externa de 10 billones de dólares, pero se ha convertido en un
país que pide y pide, a veces de manera agresiva, según el economista Michael
Hudson. Es muy poco probable que los ingresos por los impuestos crezcan lo
suficiente para reducir el déficit. Por el contrario, las predicciones apuntan
a un incremento casi cotidiano.
A los países del BRIC no les interesa
seguir recibiendo dólares cada vez menos confiables, ni mantener sus reservas
internacionales atadas a esa divisa; además, están descontentos con la
estrategia de dominio unipolar de Washington. El presidente de la Cámara de
Comercio de Brasil, Gilberto Ramos, advierte a los escépticos: los países del
BRIC son y serán cada vez más las nuevas potencias mundiales. Tienen mucho en
común y, sobre todo, una convicción: nunca más el dominio unipolar de ninguna
potencia, sino la multipolaridad que garantiza la equidad global.
Autor: Luis Gutiérrez Esparza. México,
Distrito Federal.