“ALÍ BABÁ Y LOS 40 LADRONES”

 

Como parte del compromiso de seguir impulsando al amor a los libros, la Secretaría de Cultura, a través de la Biblioteca de la Casa de la Cultura de Cancún, el pasado 6 de marzo, en el espacio “Círculo de Lectura para Niños” presentó la lectura del cuento “Alí Babá y los 40 Ladrones” basado en “Las Mil y Una Noches” mismo que es parte del fondo de consulta para niños en la biblioteca de esta institución.

Como información para los propios niños, la bibliotecaria Isabel Flota Medrano, nos narró cómo nacieron los cuentos de “Las Mil y Una Noches” y apuntó que: “En tiempos remotos reinaba en la India un Emperador de la Dinastía de los Sasánidas. Éste al morir, dejó dos hijos, el mayor se llama Schachriar que era mucho más valiente y más capaz que Schachsenan, el más joven”.

“Schachriar le sucedió en el gobierno como sultán y, como quería mucho a su hermano menor, dividió el poder y el reino con él. Le nombró rey de Samarcanda, en Persia. Los dos hermanos vivieron separados durante diez años, pero cierto día, Schachriar sintió deseos de volver a ver a su amado Schachsenan y ordenó a su Gran Visir que partiese a toda prisa hacia Samarcanda para invitar al soberano a visitarle”.

Al llegar a la capital del reino de Schachriar, éste le recibió con grandes honores, acompañado de un gran séquito, y dio la bienvenida a Schachsenan con los ojos empañados por la emoción. Una mañana el Emperador propuso a su hermano que le acompañara a una cacería, pero Schachsenan no aceptó la invitación por que no se encontraba bien, y se quedó en sus habitaciones. El Sultán, con su corte salió de la ciudad dirigiéndose a un bosque cercano”.

“Schachsenan se encerró en sus aposentos y se sentó junto a la ventana, mirando distraído al exterior. De pronto vio que entraban en el jardín veinte esclavos y veinte esclavas, siguiendo a la esposa de Schachriar. Se sentaron junto a un surtidor y la Sultana se entretuvo charlando y riendo con sus doncellas. Más tarde se paseó admirando las flores y descubrió sin recato su rostro delante de los esclavos aunque las leyes prohibían severamente hacerlo. El Sultán le había ordenado que en su ausencia no saliera de sus habitaciones.

“Al regresar el Monarca, Schachsenan le contó lo que había visto. Schachriar, lleno de coraje, exclamó;

-¡Quiero verlo con mis propios ojos!

“El sultán Schahriar descubre que su mujer lo traiciona y por eso la ajusticia. Como cree que no puede fiarse de ninguna esposa, ordena a su visir (primer ministro) que le consiga una esposa cada día, a quien después ordenaría matar cada mañana. Este espantoso destino es quebrado por Scheherezada, hija del primer ministro, quien trama un plan y lo pone en marcha”.

“La chica se ofrece como esposa del sultán y la primera noche que pasan juntos, hace que su marido la encuentre contándole un cuento a su hermana. Este relato atrapa profundamente al soberano, entonces, la astuta esposa nueva, interrumpía su relato una y otra vez antes del amanecer, prometiendo el final para la noche siguiente. Así durante mil noches, después de las cuales nacieron los tres hijos de la pareja, y en la "noche mil y una", Scheherezada logró la conmutación definitiva de la pena y vivió feliz junto a su marido el sultán”.

Así surgieron estos hermosos cuentos y en esta oportunidad, como es costumbre, la misma señora Isabel Flota Medrano nos adelantó sobre “Alí Babá y los 40 Ladrones” que: “Había una vez un señor que se llamaba Alí Babá y que tenía un hermano que se llamaba Kassim. Alí Babá era honesto, trabajador, bueno, leñador y pobre. Kassim era deshonesto, haragán, malo, usurero y rico. Alí Babá tenía una esposa, una hermosa criada que se llamaba Luz de la Noche, varios hijos fuertes y tres mulas. Kassim tenía una esposa y muy mala memoria, pues nunca se acordaba de visitar a sus parientes, ni siquiera para preguntarles si se encontraban bien o si necesitaban algo. En realidad no los visitaba para que no le salieran pidiendo algo”.

“Un día en que Alí Babá estaba en el bosque cortando leña oyó un ruido que se acercaba y que se parecía al ruido que hacen cuarenta caballos cuando galopan. Se asustó, pero como era curioso trepó a un árbol”.

“Espiando, vio que eran, efectivamente, cuarenta caballos. Sobre cada caballo venía un ladrón, y cada ladrón tenía una bolsa llena de monedas de oro, vasos de oro, collares de oro y más de mil rubíes, zafiros, ágatas y perlas. Delante de todos iba el jefe de los ladrones”.

“Los ladrones pasaron debajo de Alí Babá y sofrenaron frente a una gran roca que tenía, más o menos, como una cuadra de alto y que era completamente lisa. Entonces el jefe de los ladrones gritó a la roca: ‘¡Sésamo: ábrete!’. Se oyó un trueno y la roca, como si fuera un sésamo, se abrió por el medio mientras Alí Babá casi se cae del árbol por la emoción. Los ladrones entraron por la abertura de la roca con caballo y todo, y una vez que estuvieron dentro el jefe gritó: ‘¡Sésamo: ciérrate!’. Y la roca se cerró”.

“Es indudable -pensó Alí Babá sin bajar del árbol- que esa roca completamente lisa es mágica y que las palabras pronunciadas por el jefe de los ladrones tienen el poder de abrirla. Pero más indudable todavía es que dentro de esa extraña roca tienen esos ladrones su escondite secreto donde guardan todo lo que roban. Y en seguida se oyó otra vez un gran trueno y la roca se abrió. Los ladrones salieron y el jefe gritó: ‘¡Sésamo: ciérrate!’. La roca se cerró y los ladrones se alejaron a todo galope, seguramente para ir a robar en algún lado. Cuando se perdieron de vista, Alí Babá bajó del árbol.

“Yo también entraré en esa roca -pensó-. El asunto será ver si otra persona, pronunciando las palabras mágicas, puede abrirla." Entonces, con todas las fuerzas que tenía, gritó: ‘¡Sésamo: ábrete!’. Y la roca se abrió”.

Si te gustó la introducción a este cuento, solicítales a tus padres o maestros lo localicen por internet para que terminen de contártelo.

 

Secretaría de Cultura Casa de la Cultura de Cancún

 

 

 

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