ACEPTACIÓN Y VIVENCIAS

Por José Reyes Romero González.

(Para alguien muy especial, niño con multidiscapacidad.)

En uno de tantos libros que me han leído, a lo largo de mi vida, hallé aquella frase breve, pero impactante por su contenido drástico y totalmente definitivo: "¡El mal está en el otro!".

El autor de la obra, "El pájaro Pintado", -que no creo que también lo sea de la teoría-, se obsesionaba en demostrar lo certero de los fundamentos de ese mal y ese otro.

Me atrevo a considerar, que no son sino grandes o pequeñas diferencias, las cuales, nos separan aún a nosotros mismos y a los demás, quienes buscan algún acercamiento, sea éste contingente o no.

Inquieta el color de piel distinto al nuestro; ¡qué perspicacia, ha surgido el racismo!.

Aquel que piensa, con ligeros u ostensibles matices divergentes; le disfrazamos la intolerancia y, argumentamos para convencerle, de sus equívocos e ideas que no corresponden a pensamientos, al parecer unívocos, exclusivos, y, sobre todo, con un dueño. ¡Habrá que educarlo, rehabilitarlo, o readaptarlo, por supuesto, en bien de él y de la sociedad, cara inefable y extremadamente ufana pertenencia!

Enseguida, se pretende describir a un niño, de nueve o tres años, qué importa la edad cronológica, enfermiza o mental. (Es el otro).

"Con excepción de algunas diferencias, es igual que los demás, es sumamente dócil; y es tan noble, que hace lo que se le ordena; tú sabes; bolitas de papel, dice: buenos días; toca la puerta y pide permiso para entrar. Es muy dócil…"

Sin lograr salir de la anterior descripción: lo llamo para que se siente cerca del escritorio. Insisto mucho. ¡Ven, ven!

-¡Tardas en hacerlo, más de dos horas..!

Luego en un destello de aproximación; después de decir, lo mejor que puedo; por qué no voy por ti.., Tomo tu mano y te invito a platicar, de lo que tú quieras; simplemente hablar un niño, y un hombre; un ser humano con otro. La amistad empieza quizá de la forma más sencilla y todavía es capaz de sorprendernos.

Ya sentados, sólo nos rodea un gran silencio. Intento explicarme: únicamente es un diálogo distinto, pero también es comunicación.

¡Entonces, toda la estancia, generosamente llenas con tu alegre risa!

Me haces olvidar todas las incontables definiciones, las descripciones y aún las etiquetas que han tratado de atraparte para confinarte en alguna parte desconocida.

¿Algo sé de minusvalías, discapacidades, autismos, deficiencias u otras denominaciones?

De diversos seres debo saber y conocer.

Ahora, juntos aprendemos que el BIEN está en ambos; puede ser que muy pronto lo hallemos en todos.

Sí, a pesar de nuestras pequeñas, extrañas y enormes diferencias.

Intuyo que no es fácil aceptar; sin querer corregir, cambiar, modificar; pero vale la pena correr los riesgos y vivir, compartiendo la ternura que tú aportas a la vida. De tantos seres que te aman y que sin ti seríamos todavía más dolorosa, lamentable e irremisiblemente insensibles a otras diferencias.

Mayo 15, 1998.

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