El ser humano: una vibración energética en constante evolución

 

El ser humano es una manifestación de energía. Todo en el universo, desde la materia más densa hasta la más sutil, está compuesto por energía que vibra en diferentes frecuencias. El cuerpo humano, al igual que el universo, es un campo de energía vibrante.

Nos encontramos en este planeta para aprender y evolucionar. Una de las formas en que aprendemos es a través de las emociones. Las emociones son vibraciones energéticas que nos informan sobre nuestro estado interno y nos ayudan a navegar por el mundo.

Cada emoción vibra en una frecuencia diferente. La alegría, por ejemplo, vibra en una frecuencia alta, mientras que el miedo o la tristeza vibran en una frecuencia más baja. Si queremos vivir una vida plena y feliz, es importante aprender a gestionar nuestras emociones y elevar nuestra vibración energética.

El Reiki, una práctica ancestral de sanación japonesa, se basa en el principio de la energía. El primer postulado del Reiki es "Solo por hoy, no te preocupes". Este principio nos invita a vivir el presente con plena atención, sin preocuparnos por el futuro o el pasado.

La preocupación es una forma de miedo que nos mantiene en una vibración baja. Cuando nos preocupamos, estamos anticipando un problema que puede o no ocurrir. Esto genera ansiedad y estrés, lo que afecta negativamente nuestro bienestar físico y mental.

Si somos conscientes de nuestros pensamientos y emociones, podemos elegir vivir en el presente y enfocarnos en lo positivo. Al agradecer por lo que tenemos, por pequeño que sea, elevamos nuestra vibración y atraemos más cosas buenas a nuestras vidas.

Existen otras prácticas sencillas que podemos realizar para aumentar nuestra vibración energética:

Meditación: La meditación nos ayuda a calmar la mente y conectar con nuestro interior.

Yoga: El yoga combina el movimiento físico con la respiración y la concentración, lo que ayuda a equilibrar la energía del cuerpo.

Pasar tiempo en la naturaleza: La naturaleza tiene una vibración muy alta. Estar en contacto con ella nos ayuda a relajarnos y recargar nuestras energías.

Practicar la bondad y la compasión: Ayudar a los demás y tener pensamientos compasivos eleva nuestra vibración y nos hace sentir bien.

Al elevar nuestra vibración energética, podemos mejorar nuestra salud física y mental, atraer más positividad a nuestras vidas y alcanzar un mayor estado de bienestar.

Recuerda: eres una poderosa fuente de energía. Elige vibrar alto y vivir una vida plena.

 

 

Autor: José Enrique Clivio López. Montevideo, Uruguay. joseclivio@gmail.com

 

 

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