El ojo del huracán.

 

Seguramente has escuchado muchas veces este concepto; refiere a la naturaleza de un fenómeno natural, los huracanes. Estos eventos climáticos tienen una particularidad, es que, entre tanta destrucción, hay un lugar de calma.

De esa paz y seguridad quiero hablarte hoy, en este corto escrito. Con la única intención de que sea el ojo del huracán tu alternativa en los momentos más difíciles, para superar las dificultades de tu existencia.

Tú, como ser libre, poderoso, dueño de tus pasos, puedes tomar dos decisiones: estar en medio del viento, o estar en el ojo del huracán. Muchas personas desconocen el medio para cambiar, a voluntad, entre estos dos estados; ya sea porque les encanta estar en el ojo del huracán, por confort, o en medio de los vientos, porque no tienen la lucidez para ir al ojo, o espacio de paz.

Entonces, ya imagino, pensarás que te voy a dar ese secreto para cambiar de estados, porque seguramente necesitas aprender a entrar al estado de paz. Estás necesitando ese respiro. O puedes estar diciendo, “de mi ojo no quiero salir, para qué voy a querer salir a los vientos tormentosos”.

La respuesta es elemental, nada en la naturaleza de esta existencia es eterno, todo muta, se transforma, esta ley en el ser humano es necesaria para causar cambios en las vibraciones de cada persona.

De esta ley, se desprenden los cambios entre ojo y vientos del huracán que llamamos vida, los cuales, al intercalarlos desde una decisión consciente, permiten evolucionar. Este crecimiento no se da cuando estamos estancados en el dolor, o en el sentimiento opuesto, la paz, y así dejamos de aprender.

La vida es un constante huracán, imagina eso, tus problemas son los vientos, la lluvia, que destruye en algún momento lo que era estable, perdiendo el eje, así como también puede ser la mayoría de tiempo, que estés en el eje lleno de aprendizajes. El truco está en que, sea cual sea el estado en que estés, puedas mantener la calma, con la que logres adquirir ese saber necesario en el sendero que recorres.

Imagino que sigues preguntándote la forma para cambiar entre esos dos estados, la manera de controlar este proceso fundamental, pues muchas veces te has quedado en los vientos, has necesitado cambiar, más no lo has logrado. Los vientos han hecho de tu alma jirones, te han causado heridas, la oscuridad ha nublado lo que antes era claro; o tan solo en un momento, sin sobresalto, has sentido que no hay nada importante, que estás en una monotonía que no te hace feliz, estás cansado de lo mismo, quieres aventura, en definitiva, falta algo...

Como debes comprender, los huracanes son imprevisibles, tienen distintos niveles según el grado de destrucción, caprichosos, están acá, luego por allá... Entonces lo primero es saber el grado de tu propio huracán, de ese que componen tus vivencias, ya que los huracanes son distintos según lo que debes aprender; ser consciente de este dato es el primer paso en la maestría de transformar tus vivencias, de estados impuestos, a estados controlados. Es tan sencillo como asimilar que no es lo mismo que tú guíes al caballo, o que el caballo te lleve según sus caprichos.

Los niveles, según mi interpretación personal, son los siguientes:

Nivel 1, vidas donde la familia ha proporcionado el soporte necesario en las etapas vividas.

Nivel 2, vidas donde ha faltado ese apoyo de familia, por lo que has tenido que crecer en una especie de soledad.

Nivel 3, vidas donde la familia no ha estado, obligándote a superar las dificultades por ti mismo.

Nivel 4, vidas donde existe una dificultad que limita tu accionar y libertad de forma extrema.

Nivel 5, vidas donde las condiciones del entorno, definen tus conductas u oportunidades.

Cuando definas el nivel de tu huracán, luego de reflexionar, analizar, comparar, estarás listo para el siguiente paso...

 

GAP el caminante de la noche

 

Autor: Wilmer Guillermo Acosta Pinzón. Paipa, Colombia.

Comunicador social con énfasis en lo comunitario de la universidad nacional abierta y a distancia.

w.guillermo.acosta@gmail.com

               

 

 

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