Tareas desempeñadas por personas ciegas y con disminución visual.

 

Este artículo, cuya primera parte fue publicada en el número anterior de la revista, surge como resultado de una búsqueda personal, en relación al tema de las tareas que realizamos día a día, en especial, como personas, y luego, como seres que poseen una discapacidad visual. Dado que los materiales en este campo son escasos, me di a la tarea de buscar la manera de producir un nuevo texto, que se alimenta de otros, anteriores, y que coinciden con mi forma de pensar.

 Por tanto, dejo a su consideración, luego del resumen del libro ¿Para qué trabajamos?, de Sergio Sinay, los resultados de la encuesta que hice circular en su momento vía Internet, y que muchos compañeros tuvieron la amabilidad de responder, por lo cual, les agradezco infinitamente. La encuesta que da origen a esta investigación fue diseñada y publicada por un grupo de personas de Uruguay, con el título de: “Venciendo prejuicios. Tareas no tradicionales desempeñadas por personas discapacitadas visuales”. La colección de la cual formó parte, se llama Punto Siete, y este trabajo lleva el número 12, habiendo sido publicado en sistema Braille por la Fundación Braille del Uruguay, en junio de 1999.

 Pensando en la necesidad de actualizar los datos allí recogidos, decidí aprovechar la fuerza de Internet, difundiendo la encuesta original, sin cambiar ninguna pregunta, pues no soy una entendida en estadística, ni tengo estudios en la interpretación de datos, por lo tanto, algunas preguntas, como comprobé al recibir las respuestas, llevaron a cierta confusión, pero, insisto, las mantuve porque no se me ocurría el modo de plantearlas más claramente, aunque sí me esforcé en explicarles el sentido que yo quería darle al trabajo a todos los que me manifestaron sus inquietudes.

 

Resultados de la encuesta

 

 Las respuestas a la encuesta, que se distribuyó vía correo electrónico, llegaron desde varios países, entre los cuales puedo mencionar: Argentina, Colombia, Ecuador, España, Guatemala, México, Panamá, etc.

El total de personas encuestadas fue de 24, de las cuales 16 son mujeres (67%) y 8 varones (33%).

Al considerar tres grupos etarios, surge que de 19 a 40 años respondieron 5 personas (21%); de 40 a 65 años, 15 personas (62%); y los mayores de 65 años fueron 4, es decir un 17%.

El tipo de ceguera es mayoritariamente adquirida, representada por 14 personas, equivalentes a un 58 %); mientras los 10 restantes, (42%), es portador de ceguera congénita.

El nivel académico de los encuestados es mayoritariamente terciario, representado por 16 personas, es decir un 67%, que manifestaron alcanzar el nivel terciario en diversas carreras, dentro de ellos, 6 son varones y 10 mujeres, las 7 mujeres restantes manifestaron haber alcanzado además al menos un título universitario, es decir un 29%.

En cuanto al tipo de empleo, sólo uno de los ocho hombres encuestados trabaja como docente, mientras que 6 de las 16 mujeres encuestadas también se desempeña en dicha tarea. Es decir que el 29% de la población encuestada desarrolla tareas docentes, tanto en el ámbito de la educación pública, como privada.

Sólo dos de los hombres encuestados trabaja en el ámbito público y obtuvo su puesto amparado por la ley vigente, el resto de encuestados trabaja en relación de dependencia en el ámbito privado. Del total de encuestados, el 38% desarrolla su actividad laboral en el ámbito privado.

En el caso de las mujeres, 6 de ellas desarrollan tareas administrativas y han obtenido su puesto amparadas bajo la ley vigente; el resto se desempeña también en el ámbito privado.

Cabe aclarar que todos los encuestados han manifestado que, en caso de haber sido amparados por la legislación en vigencia, han rendido exámenes y poseen los estudios requeridos para los puestos que les han sido otorgados.

Todos los encuestados han declarado que utilizan ayudas tecnológicas, la mayoría usa la computadora con un programa lector de pantalla y además el celular, también con un lector de pantalla, aunque más de la mitad de los encuestados utiliza el sistema braille como complemento.

 

 Historias de estudio y trabajo

 

 Aunque me resulta bastante difícil elegir, ya que todas las historias reveladas son valiosas, en cuanto al esfuerzo que requiere ser un estudiante ciego o con baja visión, así como llegar a finalizar una carrera, y convertirse en un trabajador o trabajadora,

Con un trabajo remunerado, quiero destacar 2 historias.

 Estas historias son solo algunos ejemplos, de personas que, a pesar de lo complejo que resulta, han salido adelante, y confío en que conocer algo de ellas los inspire y ayude a comprender las potencialidades de quienes vivimos con ceguera o baja visión.

Mariana Palomo tiene 33 años.
Es ciega debido a retinopatía del prematuro, por lo cual tiene ceguera total, con un resto visual no significativo.
Es licenciada en música popular en canto, y profesora de música popular, ambas carreras realizadas en la universidad nacional de Cuyo, Argentina, donde trabaja actualmente.
Se desempeña en la facultad de artes y diseño, carreras musicales. Ingresó en junio del año 2016, siendo su empleo dependiente del estado.
En la universidad, desempeña el cargo de profesor jefe de trabajos prácticos en la cátedra de interpretación 1 de canto en la licenciatura de música popular, y en este momento debido a la jubilación de la profesora titular, está momentáneamente a cargo de la cátedra. En la escuela artística, trabaja como profesora en el taller de canto.
Su tarea es dar clases de canto, en ambos casos de música popular argentina y latinoamericana.
Manifiesta utilizar la computadora con los programas necesarios, fundamentalmente NVDA o Jaws.

Como docente, ha trabajado desde 2007 en diferentes escuelas primarias,
siempre estatales. En 2012 dejó la escuela primaria, pasando a trabajar en un profesorado de música privado, donde daba la materia didáctica de la música 1, 2 y 3; paralelamente, trabajaba en un IEs estatal, dando la materia expresión artística. Actualmente trabaja en las instituciones mencionadas anteriormente.

En los meses de agosto, septiembre y octubre, dictó un curso de musicografía braille en la universidad de san Luis, donde hay un alumno ciego que cursa una carrera de música y necesita tener conocimientos de musicografía.
Mariana, al indagar más profundamente sobre su juventud y sus antecedentes, me dijo: “en realidad comencé a trabajar a los 17 años con un contrato de locación,
en cultura de Lavalle, localidad de Mendoza, donde nací y viví hasta hace unos años, allí trabajé como preparadora bocal de un coro municipal, lo que yo hacía era justamente la preparación bocal, y luego quienes lo dirigían trabajaban el repertorio”. “Ese trabajo lo hice durante 3 años, mientras estudiaba en la universidad, pude hacer ese trabajo porque desde los 12 años estudiaba canto en un instituto privado y a los 17 había terminado allí una especie de instructorado, o no se bien, la cosa es que pude trabajar en ese coro durante mi último año de secundaria y seguí dos años mas, mientras estudiaba en la universidad, y luego comencé a trabajar en escuela primaria, a los 21 años”.

Alejandro Iván Castro Orozco tiene 48 años.

Posee una ceguera adquirida en el año 2000.

Trabaja en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana, en México, ingresó por contrato en 2002 y desde 2007 ocupa una plaza docente de la Secretaría de Educación Pública, que se dejó comisionada a la Sala Braille del Centro de Servicios Bibliotecarios y de Informática de la misma Benemérita Escuela Normal Veracruzana.

Actualmente es encargado de la Sala Braille y responsable del cómputo adaptado para ciegos de dicho espacio.

Describe sus tareas, entre las cuales, realiza “pláticas orientativas sobre técnicas que promueven la inclusión social de alumnos con discapacidad visual, a alumnos videntes de las licenciaturas de educación preescolar, primaria, telesecundaria, educación física y educación especial, quienes en su desempeño laboral o en sus periodos de práctica y observación, puede ser que tengan que atender a alumnos con dicha característica”. “Se les comparten entre otros temas: de atención temprana, técnicas de aprendizaje por imitación táctil (mano sobre mano y sombra), preescritura braille, escritura convencional, lectoescritura braille, dispositivos de cálculo matemático como el cubaritmo, ábaco Cranmer, caja aritmética, calculadoras parlantes; técnicas de orientación y movilidad, actividades de vida diaria, tiflotecnología (lector/magnificador de pantalla, TTS, OCR, transcriptores braille, uso de impresora braille, línea braille, braille hablado y aplicaciones de dispositivos móviles) y la misma asesoría se le imparte a usuarios ciegos o a sus familiares o docentes de escuela regular que tienen el interés de aprender”.

 Al preguntársele por las ayudas tecnológicas que utiliza, enumera: “Bastón blanco, braille, ábaco Cranmer, computadora con lector de pantalla, TTS, transcriptor braille, OCR, impresora y línea braille, braille hablado y celular con android y aplicaciones varias”.

Al responder acerca de otras tareas que realiza, nos cuenta: “Ocasionalmente configuro computadoras a personas que no pueden o quieren asistir a la Sala Braille o les enseño el uso de algún software específico”.

Al indagar sobre si deseaba añadir algún comentario, explicó: “Durante el tiempo que describo (posterior al año 2000), he laborado para otras instituciones educativas (por contrato) e inclusive sí ocupé un puesto en la administración municipal relacionado con una comisión de inclusión de personas con discapacidad, sin embargo, no describo nada al respecto porque son cargos que en ocasiones se abren para simular que el gobierno sí está interesado en atender al colectivo de personas con discapacidad, aunque al momento de tener que impulsar las propuestas no se tenga el interés real de hacerlo, y en función de dicha actitud, decidí renunciar al cargo”.

 

 Conclusiones

 

 Para concluir este modesto aporte, quisiera agradecer a todas las personas que me ayudaron, difundiendo la encuesta entre sus contactos, como la Lic. Margarita Vadell, mi amiga la Prof. Rosalva Benhumea y la Dra. Renée Escape, con apuntes acerca de la legislación o situación de las personas ciegas en sus países, como Guillermo Acosta (Colombia), y Diana Rodríguez (México), etc., etc.

 Además, quisiera agradecer todas las sugerencias, muchas de las cuales no pude plasmar aquí por falta de tiempo y pericia en el uso de las herramientas informáticas. Así mismo, deseo dejar constancia que el manejo de las cifras, fue posible gracias a la Profesora Marina Kulik, a quien también agradezco profundamente.

 En cuanto a las impresiones obtenidas al final de este proceso de investigación, considero que, si bien hay falencias en los sistemas educativos, la educación integrada que se lleva a cabo en la mayoría de los países en la actualidad, permite que las personas ciegas o con baja visión, alcancen cuotas de educación bastante elevadas, como lo demuestran las cifras obtenidas, tanto en mujeres como en varones con discapacidad visual.

 Por otro lado, queda claro que la labor docente es sumamente acorde para ser realizada por estas personas, habiendo encontrado docentes que trabajan en diferentes ramas y modalidades, desde la enseñanza en escuelas especializadas en ciegos y disminuidos visuales, hasta la educación musical, o del idioma inglés, entre otras variantes.

 Por último, quisiera consignar la gran tristeza que sentí, al recibir comunicaciones de compañeros, que habiendo perdido la visión en etapas productivas de su vida, no pudieron reinsertarse en el mercado laboral, sobre todo, por falta de oportunidades, a pesar de haber atravesado los correspondientes procesos de rehabilitación.

 Espero que, en un futuro, estos procesos de rehabilitación se perfeccionen, y la evolución social permita que de un paradigma de rehabilitación, pasemos al paradigma de derechos humanos, consagrado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, sancionada por la ONU en 2006.

 

 

Autora: Prof. Laura Soto de Ferro. Santa Fe, Argentina.

laurayroberto2005@funescoop.com.ar

 

 

 

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