No es lo que me pasa, sino qué hago con lo que me pasa: ¿Cómo te trata el mundo? ¿Cómo tratas al mundo?

 

En todos y cada uno de los instantes de nuestra vida mantenemos una relación íntima con el mundo, y la forma que asume esa relación no sólo configura nuestra vida, sino que también determina y establece el mundo en que vivimos y en el que se desarrolla nuestra experiencia. Todo lo externo es una manifestación del interior. La realidad es una creación que es construida en base a pensamientos, palabras y acciones.

Muchas veces caemos en la trampa de pensar que nuestra incomodidad, malestar, enojo, cambiará, cuando cambie algo en mi entorno: “cuando tenga X trabajo, voy a sentirme realizada”, “cuando mi marido me ayude con los chicos, vamos a estar mejor”, “cuando nos tomemos ese viaje que tanto deseamos...”. 

Mi paz interior, mi felicidad, sólo depende de mí misma, de mi relación conmigo misma y con el aprendizaje. “Nada cambia, solo cuando yo cambio, cambia el entorno” 

Muchas veces lo que no aceptamos de nosotros mismos lo proyectamos en el otro. Si estamos todo el día quejándonos de todo, enojados, ¿qué podemos recibir? Si todo está mal, es probable que la que esté mal sea yo, y que esté depositando mi dolor en el exterior.

No es posible cambiar al otro, ni mucho menos controlar los resultados, por más que pongamos mucha energía en cambiar a nuestra pareja, a nuestro jefe, a la vecina, eso no sucederá. 

Lo que sí podemos hacer es cambiar nosotros mismos, cambiar nuestra manera de ver el mundo y nuestras circunstancias. Cambiar nuestro anteojo interno.

El desafío es grande, lleva tiempo, constancia y no siempre será agradable.

Empieza por observar lo que te pasa, acepta lo que te está pasando. Aceptar no es lo mismo que estar de acuerdo con todo, ni con todos, tampoco es resignación. Aceptar es recibir lo que nos está pasando. Las cosas son como son y es nuestra responsabilidad hacer algo con lo que nos pasa. Aceptar también nos permite elegir. ¿Qué estoy eligiendo en mi vida? ¿Desde qué lugar estoy mirando mis circunstancias? Cuando Aceptamos que las cosas son como son y no como nosotros querríamos que fueran, algo en nosotros se libera.

La aceptación libera. Teniendo en cuenta las circunstancias actuales: ¿qué acción puedo realizar para sentirme mejor?

Somos seres emocionales, acepta tus emociones, tu sentir. Si lo que estás viviendo te produce dolor, acéptalo, cuando el dolor no se acepta se transforma en sufrimiento. Permitite sentir, no reprimas tus emociones. Llorar libera, el agua limpia, y las lágrimas limpian nuestra angustia.

Muchas veces nos quejamos de cosas de las que, en el fondo, somos cómplices. ¿Cuál es tu parte en el dolor que te aqueja? Suelo parafrasear a mis pacientes en el consultorio diciéndoles: “estás en un lugar incómodo, cómodamente, durmiendo en un colchón de espinas”.

Si queremos hacer un cambio verdadero y perdurable en el tiempo, la tarea será mirar hacia adentro de nosotros mismos, dejar de buscar excusas y pretextos en el entorno. ¿Cuántas excusas estás diciéndote para no hacer tal cosa?

Nosotros, cada uno, es co-creador de la realidad, esto significa que nada es casual, que todo es sincronicidad, y si podemos salirnos del papel de víctima en el cual caemos más de una vez, y tomar de cada experiencia, de las buenas, de las no tan buenas, y de las que más nos angustian, su aprendizaje, seguramente no solo aceptaremos lo que nos está pasando, sino también empezaremos a modificar nuestra percepción de la vida, y del mundo.

Insisto, es un proceso y como tal requiere de tiempo, esfuerzo, energía y de un profesional capacitado para acompañarte. Y si llegaste hasta acá, si te encontraste con este escrito mío, ese es un buen indicador de que el camino se empieza a transitar.

 

 

Autora: Carolina Adat. Rosario, Santa Fe, Argentina.

ps.adadcarolina@gmail.com

 

 

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