Geriatría, Gerontología Y Sexualidad.

 

Ya de nuevo por estas páginas, para charlar y comentar sobre el nombre que le di a mi aportación a este volumen de la revista.

 Agradeciendo los comentarios del trabajo anterior (pues si llegaron ellos me alientan y me comprometen a mejorar más mi aportación personal), esperando que este trabajo, sea motivo para intercambiar opiniones, experiencias de como estamos, como vivimos esta etapa de vida, o, mejor dicho como prepararnos para llegar a ella de la manera más agradable y satisfactoria en plenitud de vida.

Creo que ya se están dando cuenta, por donde va la cosa, sí, adivinaron, me refiero a la vejez , a los viejos y viejas, hombres y mujeres que alcanzaron , lograron llegar a esa edad, porque muchos no llegaron a conocerla, sus vidas se apagaron antes de esta etapa maravillosa, significativa, orgullosa del final de la vida pues nacemos ¿recuerdan algo de ello?, claro que no, pero lo valoramos a través de los que vemos nacer, de la infancia segunda y tercera etapa desde que nacemos , hasta los 10 , o 12 años aproximadamente. Esto lo valoramos con los hijos primero y después con los nietos; (sin dejar de recordar como fuimos nosotros en esas etapas, y claro que tiene mucho significado). Luego, entramos a la adolescencia, los incomprendidos púberes, de los 11 a los 15 o 16 años, donde ni somos niños, ni jóvenes, nadie nos comprende. Luego, pasamos a la juventud de los 17 años, aproximadamente, a los 25 años, estimativamente, porque en muchos, varía esta etapa, con oscilaciones de edad. Desde los 26 en adelante comenzamos a formarnos como adultos, donde crecemos profesionalmente, formamos familias, somos totalmente productivos, viajamos, tenemos deseos, metas, proyectos, etc. Pero la vida no nos trata a todos igual, o quizás no nos preocupamos por crecer mental y emocionalmente, al igual que crecemos físicamente, esto creo yo, pues tenemos salud, y todo lo que nos rodea nos permite creer que la vida está ahí, y sobre todo que nunca se irá. ¡Qué metáfora más falsa!, pues cuando nos damos cuenta ya estamos con bastantes años encima, que nos van llevando a esos pensamientos de los que les hablaba al inicio de mi trabajo.

La Geriatría es la especialidad que estudia las enfermedades propias de la vejez, los padecimientos que se van acentuando cuando ya circulamos por ella. Para transitar mejor esta etapa de vida, es importante hacer visitas periódicas al geriatra, controlar la o las enfermedades que tengamos, para, repito, vivir nuestra vejez de la manera más tranquila y alegre como etapa final de vida. Alguna enfermedad al final nos ganará la batalla; pero mientras tanto, cuidemos de nuestra salud lo más que podamos. A la par de esta rama de la medicina, tenemos también la Gerontología, el estudio del envejecimiento del cuerpo. Saber entender el por qué nos pasan o suceden ciertos cambios en el, es porque si lo atendemos y cuidamos, con el apoyo de los geriatras, nuestra vejez será más feliz y estable, en nuestra convivencia con el resto del medio ambiente y sociedad.

El geriatra al igual que el gerontólogo, son dos figuras que cuando lleguemos a los 60 años o más, debemos visitar con frecuencia, para que nuestra supervivencia sea estable y armónica, que formemos parte de un sector de adultos mayores contentos, alegres, reconocidos por los demás miembros de la sociedad, como viejos y viejas, agradecidos con la vida por haber tenido el privilegio de haber llegado a la última etapa de la vida.

Ahora hablemos de la sexualidad, algo ignorado por todos hasta por nosotros mismos, aunque la mayoría la reconocemos, pero nos da vergüenza hablar de ella. Por eso es mejor ignorarla y todos estamos tranquilos.

Pero, en realidad, sabemos bien que cuando se ocultan las cosas, se reprimen o se ignoran, llegará un momento en que se nos saldrán de control y entonces se avecina el caos y entramos en conflicto.

Yo les pregunto, claro a los que rebasamos los 60: ¿cuándo vamos al doctor?; recuerden el geriatra o al gerontólogo, que en la actualidad se está formando esta disciplina, en los médicos actuales con este perfil. El estudio y del cuerpo, interna y externamente, como un todo, un ser completo y funcional en su etapa de vejez.

¿Cuantas veces, el geriatra o doctor, les pregunta sobre su vida sexual, si la ejercen, si la tienen?... creo que soné algo fuerte con mi preguntita, pero esa debería ser la realidad , así como nos preguntan qué nos duele, qué sentimos, qué comemos, etc., deberían no saltarse la pregunta ¿y qué con su vida sexual?, ¿cómo la vive?

Esto es algo que nos atemoriza, nos da pena y decimos son cosas pasadas, ya no puedo, no son para mí, etc. Esto es porque pensamos o simplemente nos vamos al acto coital , cuando la sexualidad es todo lo que tenemos y nos rodea en nuestro ambiente social, cuando los viejos entendamos que la sexualidad no es solamente coitos, o genitales, seremos más libres de pensamiento, de sentir y dejar salir esa parte tan importante en nuestras vidas.

La sexualidad está en todo lo que hacemos, tocamos y decimos, solo es cosa de reconocerla y permitirnos sentirla, eso se reflejará en nuestras personas, conductas y ante la vida.

Como si estuviéramos en la escuela, pondré un ejemplo: en la forma de hablar, caminar, vestir, proyectamos muchísimo de lo que llevamos dentro, lo cual nos hará ser personas , ( viejos o viejas ) de buena presencia, cálidos , agradables , seres con los que de gusto charlar , comentar algo con nosotros, que demos aprendizaje a las demás personas que vienen atrás, pero como ejemplo de un buen viejo, alegre, amoroso, afectuoso , inteligente que aprendió con la vida, creció y está satisfecho de llegar a viejo.

El ser viejo no nos exime de tener una vida sexual, amorosa y afectiva, esto es reconocer que la sexualidad es una forma de vivir, que desde que nacemos y hasta que morimos, nos acompañará siempre, reflejándose en nuestros cuerpos, actos y pensamientos, que mostramos al resto de la sociedad, de quienes nos rodean y se relacionan con nosotros; seamos seres de calidad, presencia y actitud, para que nadie trate de esquivarnos, de evitarnos por ser viejos enojones, cascarrabias y gruñones. En ellos también está una sexualidad reprimida, frustrada y mal entendida; seamos seres de guía, luz y compañía que brindamos amor a cuanto ser se cruce en nuestros caminos, pues es sabido que el sentimiento del amor es quien mueve al mundo, por qué, entonces, no moverlo siempre, con gozo de ser ancianos, viejos que dejemos huella en las personas que tuvieron y tienen que ver en nuestras vidas. Los viejos y viejas de esta época seremos ancianos con más conocimiento y aprendizaje del tránsito por ella, marcando las vidas de quienes nos apresuran desde atrás, como en algún momento otros marcaron las huellas que llevamos nosotros, que nos permiten trascender y dejar huella en quienes nos conocen, admiran y aman.

 

Cariñosamente.

 

Autora: Profra. Lic. Lucía Rosalva García Benhumea. Cuautitlán Izcalli, Estado de México, México.

rosalva.benhumea@gmail.com

 

 

Regresar.