Conociendo el proceso de duelo en padres de hijos con discapacidad visual.

 

El anuncio de la llegada de un nuevo miembro a la familia suele ser motivo de celebración.

Es así como los ahora llamados “futuros padres”, emocionados y felices de iniciarse en esta nueva etapa de su vida de pareja, no sólo se dan a la tarea de comenzar a comprar ropa, juguetes y artículos para bebé, sino que también empiezan a generar grandes expectativas en torno a la llegada de ese pequeño ser tan amado y esperado, así como a planear todo aquello que harán juntos. Pero en esta frágil e inestable atmósfera de control aparente, las cosas no siempre suceden como se las espera, menos aun cuando tan anhelado nacimiento viene acompañado de un diagnóstico de discapacidad, que al instante eclipsa la felicidad de los padres, dejando en la más completa oscuridad las expectativas y sueños forjados durante el embarazo.

Es en este justo momento, cuando aparece por primera vez el diagnóstico médico (percibido por los padres como una sentencia médica), ya sea de ceguera o, en el mejor de los casos, baja visión.

Un diagnóstico médico puede aparecer en diferentes momentos y de distintas maneras; al nacer, como resultado de un embarazo o parto con complicaciones, síntomas o características muy evidentes; meses después del nacimiento, cuando los síntomas se van haciendo más evidentes; o años después, cuando, luego de haber asistido a las mejores instituciones médicas, haber intentado todo tipo de remedios naturales y espirituales, haber recibido y rechazado el mismo diagnóstico una y otra vez, finalmente los padres se ven obligados a aceptar el fatal diagnóstico de discapacidad visual de su hijo.

 

¿Qué emociones experimentan los padres ante un diagnóstico de discapacidad visual?

 

Como sucede con cualquier diagnóstico de discapacidad, o que afecte severamente la salud, el diagnóstico de discapacidad visual supone un enorme reto para el cual ningún padre está preparado, desencadenando diversas emociones tanto en los padres como en la familia en general. Tales emociones pueden ir desde un gran impacto, negación, enojo, tristeza, culpa, confusión, soledad, sufrimiento y temor; hasta esperanza, amor y coraje.

Por otra parte, el diagnóstico de discapacidad visual puede provocar una fuerte crisis en la vida de los padres (a nivel de pareja e individual), despertar confusión sobre su papel en la vida, experimentar mucha frustración ante el cambio repentino de sus actividades y proyectos personales, obligarlos a reorganizar sus prioridades, experimentar desorientación ante la toma de decisiones sobre qué hacer, qué necesita un niño con discapacidad visual, a dónde llevarlo, cómo tratarlo, etc., ya que nunca imaginaron que tendrían que pasar por una situación como ésta, no están preparados para ello y, por si todo esto fuera poco, no fue algo que eligieron vivir.

Se ha observado que “el sentimiento de desolación que experimentan los padres ante el diagnóstico de discapacidad de sus hijos es casi universal. No estás solo.” (Patricia McGill Smith).

 

Las seis emociones básicas del ser humano

 

Para la mejor comprensión del proceso del duelo que experimentan los padres ante el diagnóstico de discapacidad visual, revisemos cuáles son las emociones básicas de los seres humanos.

De acuerdo con algunos autores (Ekman, 1934) los seres humanos contamos con 6 emociones básicas que nos ayudan a sobrevivir, a dirigir nuestra conducta y a relacionarnos.

Saber cuáles son, identificarlas al sentirlas en nuestro cuerpo y tener claridad sobre aquello que las genera, nos ayudará a controlarlas (manejarlas) a nuestro favor.

 

Según el Diccionario de la Lengua Española (Edición del Tricentenario), la palabra “emoción” se puede definir como se muestra a continuación:

Emoción:

Del lat. emotio, -ōnis.1. F. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.

El psicólogo estadounidense Paul Ekman distingue las siguientes 6 emociones básicas: el miedo, la tristeza, la alegría, la ira, el asco y la sorpresa.

·        El miedo: Se puede definir como una emoción que aparece cuando percibimos una amenaza o un peligro, producto de la realidad o de la imaginación.

·        La tristeza: Es un sentimiento que surge cuando experimentamos una pérdida o un duelo por un ser querido, un objeto, una expectativa u otro tipo de creencia personal.

·        La alegría: Es un estado emocional agradable, que abarca desde la satisfacción hasta la euforia. La felicidad es un estado duradero de la alegría.

·        La ira: Es una emoción que activa el sistema nervioso, libera adrenalina y noradrenalina, incrementa la frecuencia cardiaca y respiratoria, y nos hace reaccionar ya sea luchando o huyendo.

·        La sorpresa: Es una emoción que no se considera ni positiva ni negativa, es decir, agradable o desagradable, sino que puede tener componentes tanto de la alegría como del miedo.

·        El asco: Es la emoción que expresa el rechazo a ciertos estímulos que resultan desagradables para alguno de los sentidos.

 

El proceso del duelo en padres de hijos con discapacidad visual

 

La palabra “duelo” hace referencia a un proceso de adaptación emocional que tiene lugar después de una pérdida, ya sea de una persona querida, de un empleo, de una relación, de un objeto, etc.

El diccionario de la Lengua Española ofrece la siguiente definición:

Duelo. Del lat. tardío dolus 'dolor'.1. m. Dolor, lástima, aflicción o sentimiento.

En 1969, en su obra “Sobre la muerte y los moribundos”, Elizabeth Kübler-Ross describió por primera vez las 5 etapas de duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Es importante mencionar que estas etapas no necesariamente surgen en el orden presentado anteriormente, y que su duración depende, en gran parte, de la propia persona.

Dicho lo anterior, no es forzoso que los padres que enfrentan el diagnóstico de discapacidad visual de su hijo tengan que pasar por todas ellas. Por el contrario, su función es la de servir a estos padres como guías, a fin de que puedan ayudarse de ellas para avanzar por el proceso de duelo, e ir comprendiendo, poco a poco, la situación por la que están pasando.

Hay que recordar que los seres humanos somos diferentes unos de otros, lo cual explica que reaccionemos de forma distinta ante la adversidad, como lo es, en este caso, un diagnóstico de discapacidad visual.

Así que, mientras que algunas personas exteriorizan mediante el llanto las emociones causadas por el dolor, otras lo interiorizan y no son capaces de llorar.

Por todo lo anterior, no se debe juzgar tan a la ligera la forma en la que estos padres experimentan y expresan su dolor.

El Dr. Ken Moses, en su obra “Sobre los padres de hijos con discapacidad”, propone las siguientes etapas del duelo:

 

1.      El miedo:

Por lo general, se le teme más a lo desconocido que a lo conocido. Así que el diagnóstico de discapacidad implica que los padres deben comenzar a informarse sobre todo aquello por lo que seguramente tendrán que pasar con su hijo con discapacidad y estar mejor preparados para el futuro, en lugar de vivir todo el tiempo con incertidumbre.

El temor al futuro es una emoción que todos experimentamos alguna vez en nuestra vida. En el caso de los padres de hijos con un diagnóstico de discapacidad visual, es normal que se planteen preguntas tales como: ¿un niño con discapacidad podrá aprender? ¿Irá a la escuela como los demás niños? ¿Será capaz de amar, de vivir y de reír?

En este punto, los padres que enfrentan el diagnóstico de discapacidad visual de su hijo deben saber que dejarse atrapar por los temores sobre el futuro los paralizará. Por este motivo, es importante que se den la oportunidad de ir avanzando poco a poco por el proceso de duelo y, aunque no lo parezca, pronto le volverán a pasar cosas buenas. Así que no hay que preocuparse demasiado por el futuro, pues ello resta energía, y hace falta para seguir adelante con el proceso del duelo. Un paso a la vez.

2.      La culpa:

El sentimiento de culpa lleva a los padres de hijos con un diagnóstico de discapacidad a cuestionarse sobre si ellos son los culpables de la discapacidad de su hijo. Algunos de sus pensamientos suelen ser: ¿Habré hecho algo para provocar esto? ¿Estaré siendo castigado/a por algo malo que hice? ¿No me habré cuidado bien durante mi embarazo? ¿Mi esposa se habrá cuidado bien durante su embarazo? ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué le ha pasado esto a mi hijo/a?

Por tanto, hablar sobre el sentimiento de culpa y no temer confrontar las creencias sobre lo que pudo causar la discapacidad de su hijo, ayuda a los padres de hijos con un diagnóstico de discapacidad visual a seguir adelante en su proceso de duelo.

3. La depresión y ansiedad

La depresión y la ansiedad pueden llevar a los padres de hijos con un diagnóstico de discapacidad a cuestionarse sobre si son o no competentes, capaces, valiosos y fuertes. No hay que preocuparse por ello, ya que cuestionarse es parte del proceso de duelo.

Sentirse triste y desolado en el momento del diagnóstico es algo normal, como lo es experimentar depresión y ansiedad.

Muchos son los padres que han pasado también por esta etapa. Lo recomendable es abandonar la idea de que son anormales, pues tienen verdaderas razones para sentirse de este modo. Incluso es posible superar la depresión y la ansiedad gracias al apoyo de otros padres de hijos con discapacidad, puesto que son ellos quienes mejor saben por lo que se está pasando. Su comprensión y ayuda son de gran utilidad tanto para los padres de hijos con un diagnóstico con discapacidad visual, como al propio hijo.

4. La negación y enojo:

Ante el diagnóstico de discapacidad, la mayoría de los padres reaccionan con negación y enojo. Entonces le vendrán pensamientos del tipo: “Esto no puede estar pasándome a mí, ni a mi hijo/a, ni a mi familia”. Así que es común que los padres reaccionen con enojo contra el personal médico que les está informando sobre la condición de discapacidad de su hijo. La negación y el enojo también pueden afectar sus relaciones con sus compañeros de trabajo, abuelos, familiares y amigos. Pero tarde que temprano, sentirán que la negación y la intensidad del enojo disminuirán conforme avanzan por el proceso del duelo, superando poco a poco la pérdida de la salud, y entonces aceptarán la condición de discapacidad de su hijo.

Para superar esta etapa, se sugiere revisar las expectativas y sueños que se habían generado en torno a su hijo, así como identificar en el cuerpo los sentimientos de negación y enojo, pues es el primer paso hacia la sanación del duelo.

Es importante mencionar que en esta etapa algunos padres requerirán ayuda externa de un terapeuta, pues sentirán que no es suficiente el apoyo de otros padres de hijos con discapacidad.

En ambos casos, no será fácil creerlo, pero pronto conseguirán salir adelante. Para ello, habrá que trabajar en esas emociones negativas, a fin de estar mejor preparados para superar este y otros retos en la vida.

A través del duelo, los padres podrán superar la destrucción de tales sueños y expectativas, para seguir adelante con otros nuevos.

 

Autora: Dra. Diana Rodríguez. Ciudad de México, México.

dianara_77@hotmail.com

 

 

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