Deseos de cuarto.

 

Prefacio

 

Tengo 92 años, he sobrevivido más allá de lo esperado. Nací en un momento indebido, siempre me he sentido un anacronismo de mi tiempo. He despertado hoy con un deseo, que luego de varias horas mirando a la nada, he concretado; me apetece dejar un testamento, un diario, una evidencia de mi paso en este tiempo.

Es jueves, cinco y once de la tarde, en la calle llueve, la gente presurosa se esconde de las gotas, afanados por llegar a un lugar, algunos escondidos en esas máquinas que llaman coche, otros debajo de paraguas, algunos no han olvidado lo delicioso que resulta caminar bajo la lluvia. Yo vivo en estos modernos rascacielos, tal como un rey observo desde mi trono a todos los que pasan por allí, poco más tengo que hacer, una rara enfermedad me impide pararme de esta cama, salir de casa; acá entre modernos aparatos parezco un experimento futurista, un rico pobre, el dinero me ha salvado de morir, pero no me ha permitido vivir, valla contradicción. No tengo la certeza de que sea mi último jueves, pero sí de que luego no tendré las ganas de embrollarme con estos aparatos, no es que sea difícil, son solo artilugios que desvanecen la magia de la vida, esa magia que me fue negada, la magia de un hola, mientras dos se miran a los ojos, no de ese frío hola, dicho a un aparato; la magia de una cachetada ante una osada declaración, y no ese frustrante: “la persona te ha bloqueado”, ustedes ya me entienden.

Sigue lloviendo allá afuera, a veces, como hoy, abro la ventana para dejar que los aromas, los sonidos, ese ambiente a lluvia dé algunas pinceladas de realidad a mi existencia, aunque, siendo crítico, el hombre siempre se ha dado maña para dañar lo lindo de la vida, tras sinsentidos de poder; cambiar los métodos de matar no me parece una gran evolución. Pero disculpas, ya la edad me hace irme por las ramas, me pierde en recuerdos, aunque estos sean necesarios para poder dejar mis últimas voluntades, si es adecuado llamarle así a los deseos de cuarto de un cuerpo que se jubila, con una mente lista para continuar su viaje.

 

El testamento

Primera parte

 

En uso de mis facultades mentales, yo, el abajo firmante, delego a quien quiera apropiarse de mis palabras este testamento.

A quien quiera no solo dinero, si no entender su valor interior, le hago entrega de mi cofre de chucherías, en él he guardado esas cosas que por usarlas ya, pierden el valor inmediato, mas para otro puede ser un cofre de tesoros.

Elementos:

1.      Botiquín de primeros auxilios: si vas a vivir debes hacerte a la idea que te vas a raspar, caer, golpear; el punto es que vas a sufrir, por eso siempre ten a mano este implemento para curar las heridas del alma, el cuerpo y corazón.

2.      Tiza y borrador: a menos que seas un genio que memorice todo a la primera, necesitarás esta tiza para escribir las lecciones de la vida y el borrador para cuando haya que modificar tus pensamientos, esto te ayudará a adaptarte a los cambios del otro, de tu entorno, a no ser psico-rígido.

3.      Aguja e hilo: cuando las heridas no curen, por              que son muy profundas, porque el tiempo no las cierra, recurre a cocerlas para poder continuar; vivir con heridas abiertas no te dejará continuar, tu felicidad se escapará por allí; así que cuando esto ocurra, usa el hilo de perdón y la aguja del pasado para entender que lo vivido ya no se puede cambiar.

4.      Una brújula arco iris: caminar en un mundo tan grande es perturbador, te pierdes, por eso necesitas esta brújula, para saber dónde está tu norte, donde el sur que abandonas, o el este u oeste que te ayudarán a evadir los problemas; los colores te sirven para entender que no es el mismo norte el que debes seguir cuando de familia, trabajo, tu yo, o tan solo de explorador pretendes salir.

5.      El crucigrama del éxito: no es fácil llegar a estar satisfecho, debes pensar bien qué letras colocarás en la resolución de este dilema existencial, por eso antes de empezar cualquier empresa, siéntate a solucionar, de forma metódica e inteligente, aquello que debes encontrar entre tus opciones para hallar la respuesta.

6.      El espejo de la verdad: no olvides mirarte al espejo, para recordar quien eres, si esa persona que aparece ahí es la persona que deseaste ser o te has perdido tras quimeras engañosas.

7.      Un peluche: necesario para no olvidar que el amor, la ternura y las buenas cosas existen también, en un mundo de muerte, guerras, robos, engaños….

8.      Una nariz de payas                  o: no olvides que la vida es muy seria, tanto que se debe tomar con la seriedad de la risa, si no se vuelve una carga amarga.

9.      Llave maestra: no atarse, no aferrarse, no volverse adicto, no dejar que las puertas nos encierren; esta llave es para que recuerdes que tú eres el dueño de ser esclavo o liberto de tus emociones.

10.  Porta retratos: siempre valdrá la pena tener la imagen de alguien que te inspire, no dejes que tu vida esté sin sentido, sin inspiración, porque entonces ya serás un muerto en vida.

Cada uno de estos objetos debe entregarse a solicitud del interesado, o guardarse hasta que esa persona los reclame...

Continuará.

 

GAP el caminante de la noche

 

Autor: Wilmer Guillermo Acosta Pinzón. Paipa, Colombia. Comunicador social con énfasis en lo comunitario de la universidad nacional abierta y a distancia.

w.guillermo.acosta@gmail.com

 

 

 

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