De qué vale soñar III.

Prólogo

Algunas culturas piensan que el final hace parte del principio, es decir, que el tiempo, la vida, tiene una dirección circular, entonces nuestro pasado será nuestro futuro pues caminamos avanzando, pero curvando el tiempo para encontrarnos con las consecuencias de nuestro pasado. La cultura de hoy nos habla de una recta en la que el pasado es lo que dejamos atrás, el presente el momento en el que estamos y el futuro los pasos por recorrer, pese a estas concepciones del tiempo con este escrito termina unas pequeñas reflexiones sobre el sentido de para qué soñar, en una sociedad como la actual, qué vale vivir en nuestros tiempos, considerada no desde un sentido circular o lineal, me gustaría sembrar un pensamiento de universalidad, en el que pensáramos que el tiempo es una continuidad donde la forma es regida por nuestras acciones, para mi puede ser circular, para ti, lineal, no faltará aquella ondulante, pero sea como sea, al final lo que importa es qué hicimos, que pagamos por ese sueño. Termino entonces hablando de tres consejos para saber sacarle las mejores ganancias a las inversiones en tiempo, sacrificios, proyectos que emprendamos en esta vida.

La delgada línea

Mi primer consejo está en advertirte de la delgada línea que se traza cuando debemos decidir nuestra identidad, esta línea es tan importante porque determina muchas de las actuaciones del ser. Tras esta línea se deciden los comportamientos sociales de cada persona, las percepciones de valor, autoestima, responsabilidad, amor, motivación, familia, amigos y todo aquello que puede conformar la personalidad. Cruzando esta línea hacia uno de los lados podemos adentrarnos en los valores de una sociedad del consumo, de darle supremacía a la imagen, lo que piensen los demás, de sacrificar todo tras el ideal del dinero, el disfrute, el sentirse popular, en este lado de la línea puede perderse todo en cualquier momento pues es un mundo efímero sin ningunas bases sólidas.

Hacia el otro lado de la línea, está la búsqueda de un sentido por la vida, de levantarse todos los días a luchar por construir una vida donde quepan nuestros sueños a corto y largo plazo, es más difícil, pero más duradera, demanda dedicación, perseverancia, es la herencia de quienes han trasformado el mundo.

Noche o día

Todos los seres humanos en nuestra evolución tenemos un momento en que sentimos que nuestra vida se divide en noche y día, la noche de circunstancias vividas que nos sumergen en la tristeza, la melancolía, la pena, las causas son el fallecimiento de alguien, su marcha lejos de nosotros, el vivir cosas que dañan nuestras ilusiones, en ocasiones el entorno, pese a esto es claro que nada es eterno si no lo queremos, existen soluciones para cambiar a un estado de día nuevamente ya que ser consciente de esta realidad nos hace parte de un constante aprendizaje saliendo de las zonas de confort.

El día corresponde a la claridad de pensamiento para hallar soluciones, encontrar alternativas y no dejarnos arrastrar por la corriente de nuestras circunstancias, pues cuando nos dejamos llevar encontramos nuevamente la oscuridad del resentimiento, el rencor, el desánimo, la voluntad del sumiso. En estos estados de vida: oscuridad y día, los sueños pueden crecer o desaparecer, pueden transformarse o fortalecerse depende de la intensidad de tu convencimiento, no es sencillo, pero quien comprende que mientras más grande la montaña más alto se llega, estará preparado para trasformar más noches en día, para no quedarse el mayor tiempo entre las sombras.

Prioridades y engaños

Finalmente terminamos con un consejo que responde la pregunta: de qué vale hoy soñar, una pregunta que pretendía reflexionar sobre una vida que parece rutinaria, aburrida, cruel, violenta, injusta entre otras cosas, una verdad que no se puede negar, es cierto que hay buenas cosas, pero en un balance general pesa más lo malo que lo bueno, esto es porque ensuciar o destruir es más fácil que limpiar o construir. Entonces ¿de qué vale? Sirve para no dejarnos engañar por los mensajes falsos de un mundo en el que nos anima a ignorar lo que está mal, para darle prioridad a nuestras acciones incentivando el cambio desde nuestra propia vida; es útil para no dejarnos engañar por el desánimo que nos aconseja dejar las cosas como están, no es mi problema, para darle prioridad a nuestro entorno, a crear un pequeño mundo que pueda ser un refugio en estos tiempos difíciles; es valioso para no engañarnos pensando en que no soy parte de un enorme rompecabezas, que nuestros actos no pesan, quizás no con la intensidad de una roca, pero sí con el de un pequeño grano, mas esto es lo que empieza a marcar las diferencias entre vivir o morir en vida, reconociendo la prioridad de vivir para el cambio, no aferrarnos a las cosas creando dependencia, acción que frena la trasformación necesaria en el constante fluir de la existencia; es fundamental para no seguir en el engaño de un mundo de mentiras aceptadas, es una prioridad encontrar nuestras propias respuestas, hoy más que nunca tenemos la oportunidad de no ser esclavos, ciervos, ignorantes temerosos de lo desconocido, para indagar, preguntar, cuestionar, criticar, ordenar un poco tanto caos encontrando nuestro camino, no el que nos dicen que es.

Epílogo

No se es tan feliz en ningún momento, más que cuando sentimos que estamos haciendo algo importante, que nuestros pasos tienen un rumbo, que estamos a la caza de una respuesta, que ante tantas interrogantes la vida puede ser muy corta, cuando dejamos de temer para vibrar en mente, alma, corazón y espíritu tras la aventura de vivir sin ataduras, con la pasión de lograr lo inalcanzable. El mal del hombre y de la mujer de hoy es tener mentalidad de corderos siendo lobos.

GAP el caminante de la noche

 

Autor: Wilmer Guillermo Acosta Pinzón. Paipa, Colombia. Comunicación Social, Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Gap.pensante@gmail.com

 

 

 

Regresar.