ATASCADO POR TRAGÓN

 

¡Todos son igualitos! Hasta en mis tiempos de niña, uno me arrojó un perfume nuevo y de gran calidad que me habían traído los reyes, desde un estante alto y rompió el frasco. Son glotones, ambiciosos, acaparadores. Pero… si esa tarde me tendría que haber marchado por el marcado enojo que me causó el comentario que me hiciera mi mamá. Ella aseguraba no recordar más el swéter que le había regalado para el día de las Madres. Estaba muy bonito, gris azulino con escote amplio y redondo, ribeteado de stras al tono en un bordado de cordón ancho. De mangas largas pero de tela delgada, como para el medio tiempo, o las tardes frescas del verano. No lo recordaba, hasta que me comentó en plena exclamación, lo que podría ser la causa de su desaparición. Frené entonces mi impulso y decidí quedarme. Retiré el lazo del bolso de mi hombro y me quité la chaqueta. Los dejé sobre el sillón y volví a mi silla, junto a la mesa donde tomábamos el té. Traté de disminuir mi ofuscación, mientras sujetaba otra galleta de limón. Pues no era la primera vez, que al regalarle algo, ella no lo usaba, no lo recordaba o ignoraba por completo a esos obsequios. Siempre me hacía sentir que lo que yo le compraba, no le gustaba. El justificativo era reiterado, y las contestaciones… siempre las mismas.

Fue el momento y el motivo de comentar esos hechos, ya que ella también lo había notado durante varios períodos en su larga vida. Aquellos supuestos responsables nos parecían peculiares, pues algunos podrían ser lánguidos y delgados, y poco capaces de deglutir muchas cosas. Sin embargo, la mayoría, y en lo de mi madre hay más de cinco, tienen la particularidad de tragárselo a todo. No hay discriminación en sus contenidos o características. Les da lo mismo, elementos de toilette, perfumería, indumentaria deportiva, como casual, pret a porté, elegante y de fiestas. Marroquinería, joyería fina y bijouterí. Ni qué hablar de los calzados, pues acaparan los de todo tipo, de lluvia, deportivos, de entre casa, de salir, tacones, bajos, de cuero o de material vinílico. ¡No diferencian ni siquiera sobre sus calidades! Les encanta albergar pañuelos en cajas, y cinturones en colgantes bien puestos en sus respectivos separadores. Pero, suelen tener sitios recónditos y secretos, para albergar ovillos de lana, puntillas, retazos de telas, recuerdos de cartas, cintas, paquetitos misteriosos, dibujos infantiles, hasta… cartas viejas de amor.

Pareciera increíble, pero hasta las medicaciones de ocasión y las diarias, acumulan en receptáculos preparados justo para ello, con separadores para los fármacos. En algunos recónditos y muy poco escudriñados sitios, guardan cajitas de joyas antiguas, o carteras y bolsitos de fiesta de antaño… pero, hasta valijas viejas y nuevas, costureros y diferentes tijeras, y cajas con fotos familiares… Ellos lo desean a todo… por eso mi madre siempre lucha con sus cinco integrantes en su departamento. Hasta le cuesta guardar toallas u otras indumentarias del blanco. Días atrás, quiso poner una pila de camisones y todos se derribaron por no poder ocuparse algunos espacios, sin embargo pudo controlarlo y la puerta se atascó, hasta le pareció quedó combeada. Ella les habla, les encierra con llaves distintas y llaveros coloridos que identifican a cada uno. Pero ha notado como esconden hasta herramientas, clavos, pinzas, morsas, papeles, dibujos, pinturas, objetos de arte, jarrones, esculturas, y hasta cuadros. Mamá les habla porque son egoístas y le escatiman a entregar sus contenidos… ella los desafía y usa su intuición. Cuando desea hasta un libro determinado que uno de estos “tragalotodo” suele acumular, usa su dedo índice, girándolo en círculo en el aire hasta dar con el buscado. Como dueña de casa, sabe manejarlos. Sin embargo, por momentos se siente muy cansada. Ahora por instantes y en determinados días, percibe que ellos han tomado el comando de la situación y se han adueñado de todas sus propiedades móviles. Fue por eso, y ahora la comprendo bien, que esa tarde me dijo exclamando y asegurando con angustia severa: - Ese swéter… ahora lo sé… pues, ¡Se lo ha tragado algún placard!

©Renée Escape – 2014 –

Autora: Dra. Renée Adriana Escape. Mendoza, Argentina

rene.escape@gmail.com

 

 

 

Regresar.