TE QUIERO A MORIR.

Frases como estas y mil más, se dicen cuando una persona atraviesa por una etapa en la que el mundo pierde sentido y no importa nada más que la persona que está junto a ti, es en esas ocasiones en que la razón se ve neutralizada por un extraño sentimiento que anula las decisiones que antes eran racionales y meditadas.

Para muchas personas, este estado es una experiencia inefable casi religiosa, al punto de que muchos dicen sentir mariposas en el estómago, ver elfos en cada rincón o cualquier otra sensación que hace que su semblante cambie y únicamente denote alegría, felicidad, esperanza y emoción.

Cuando finalmente ha llegado este sentimiento lo mejor de cada uno sale a flote y se siente capaz de superar todo obstáculo que se le ponga enfrente, esto es curioso pues ni en aquellas circunstancias de un logro ambicionado se puede comparar con las sensaciones que esa persona especial despierta en el interior de las personas.

Las reacciones fisiológicas son notorias, el rubor del rostro se hace presente, las palpitaciones se aceleran, una ansiedad especial los visita y tantas situaciones que se manifiestan de diferente forma en cada hombre y mujer. Tal debe ser el nivel de segregación de dopamina o endorfina que se cree que todo está al alcance de las manos y que todo lo pueden lograr, algunos sujetos dejan manías, pulsiones y vicios con tal de no afectar el buen concepto que la otra persona puede tener de si, mientras que algunas mujeres empiezan a cuidar su imagen, su maquillaje o tan solo tratan de verse bien al natural.

En definitiva cuando este oleaje de sentimiento baña las costas del ser enamorado se despierta una fe inefable que resetea los paradigmas o estereotipos que antes dominaban el comportamiento y pensamiento, es interesante como se destruyen modelos mentales que antes podrían haber impedido muchas circunstancias, incluso muchos llegan a decir que ¡el amor es ciego! Tal vez porque impide que se vea más allá de la nariz.

Lo triste de este fenómeno es cuando se vuelve a la realidad y se evidencia que lo que se creía vivir es tan solo una etapa momentánea que eclipsaba la realidad que siempre estuvo allí pero que tan solo nuestra mente ocultó y mostró una realidad alterna, donde los problemas, las adversidades, dificultades no tenían cabida y si llegaron a surgir eran minimizadas y olvidadas fácilmente.

En conclusión el amor, el cariño, el querer o la ilusión son estadíos de cada persona que pueden transformarlo totalmente, tal vez es ese sentimiento que necesita el mundo para dejar de lado las guerras y contradicciones risibles, aunque muchos dirán que si fuera así el mundo quizá sea un lugar monótono sin sentido, lo único claro de todo esto es que el ser humano en cualquier estado que se encuentre siempre tendrá anhelos de algo más.

Autor: Lenin Alejandro Carrera Oña. Quito, Ecuador.

alejokyl@hotmail.es

Twitter: @alejokyl

 

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