Todos somos extranjeros.

 

   En España, que es el país donde nací, en el que vivo, y por tanto, el que más conozco, hay aproximadamente, más de seis millones de emigrantes. Por países, los más numerosos son los rumanos, marroquíes, ecuatorianos y colombianos. Estos datos no están suficientemente contrastados, porque las fuentes de información, son diversas, y porque hay muchas personas, cuya situación, no está legalizada. No obstante, en el año 2010, el número de emigrantes, era algo superior. 

   ¿Cuáles son las causas del descenso de la población emigrante? Entre otras:

   Recesión económica y laboral. En el momento de redactar este trabajo, el número de desempleados en España, es de 5240000, según el diario, El Mundo Digital, del día 5 de marzo del 2013

   Los emigrantes, como cualquier ciudadano español, han solicitado créditos hipotecarios, para la adquisición de sus respectivas viviendas. Al perder su trabajo, no les es posible hacer frente al pago del préstamo en cuestión.

   A muchos de ellos, no les ha dado tiempo a establecerse de una manera definitiva y estable, etc.

   Hay otras razones; pero no vamos a seguir enumerándolas, porque ocuparíamos más espacio y tiempo, del requerido para este trabajo.

   Los emigrantes que han abandonado el país, en su inmensa mayoría, han retornado a sus países de origen. No obstante, siguen viniendo otros emigrantes, aunque en número más reducido. Y se está dando un fenómeno que es cíclico en nuestro país, porque como las condiciones económicas y de empleo, no son en absoluto favorables, muchos jóvenes universitarios españoles, abandonan el país, en busca de mejor suerte, y mejores condiciones para un puesto de trabajo, que aquí no tienen, y que es muy improbable que a corto o medio plazo puedan tener.

     Desde que el mundo es mundo, la humanidad, ha sido nómada, porque siempre a caminado para buscar condiciones de vida más favorables. El emigrante, es un nómada, que aspira a ser sedentario; y para ello, pretende encontrar un lugar, donde pueda instalarse, en condiciones dignas para vivir.  El problema del emigrante, entre otros, es su falta de arraigo en el territorio donde pretende asentarse. Su integración cultural, social, lingüística, económica, social, etc. Es un extraño, un extranjero. Tiene que revivir de nuevo; no biológicamente, pero sí, desde el punto de vista psicológico y de rehabilitación, como ciudadano del país en el que pretende trabajar y vivir; porque de esa rehabilitación, va a depender su buen envejecimiento. La adaptación, es siempre difícil y costosa.

   Son muchas las personas que logran el fin que pretenden; pero también son muchas las desaraigadas, que no consiguen su propósito.

   Tengo muy buenas relaciones con personas emigrantes extranjeras, y sé bien de sus problemas, de sus anhelos, de sus sufrimientos, de sus desvelos. Hay emigrantes con formación universitaria, que para poder  vivir, se ven obligados ha realizar trabajos muy duros en el campo, o como empleados domésticos, sin minusvalorar estos trabajos, pero que no tienen nada que ver ni con su formación, ni con su ambiente.  Y yo pienso, que en la vida nadie o casi nadie hace lo que le gustaría hacer, y sí se ve obligado ha realizar otras tareas que nada tienen que ver con su auténtica vocación, o sus aptitudes con p. Hay unas pocas personas que podemos considerar como privilegiadas, que sí pueden hacer y hacen lo que les gusta, pero no así la mayoría.

   Últimamente, tal vez, porque me encuentro en el ocaso de mi vida, me pregunto que cual es mi misión en la vida. Porque este planeta en el que vivo, existía mucho antes de mi propia existencia y por tanto, antes de que existiera la especie humana de la que yo formo parte. Puede que el lector piense que estas divagaciones, no vienen a cuento; pero yo las traigo, porque pienso, que todos somos un poco extraños o muy extraños, según como se mire, a un planeta, en el que hemos nacido, hemos venido a él, porque él, existía ya antes que nosotros, y antes que la vida misma. Somos nómadas, y alguna vez, desapareceremos de aquí para disolvernos en la nada, o para seguir errantes, en tal vez, otro mundo paralelo. Esperemos que sea mucho mejor que este. Yo por si acaso, procuro tratar lo mejor que puedo, a mis amigos emigrantes extranjeros, que por cierto, me une a ellos, una buenísima amistad.

Madrid, 5 de marzo del 2013

 

 

Autor: Hilario Alonso Sáez-Bravo.   Madrid, España.

hilario-conchi@hotmail.com

 

 

 

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