El urbano del seis, seis, seis.

Hoy es un día genial para comenzar mis actividades como operador de un camión de 33 metros de largo, doble plaza, con capacidad para 300 personas, color negro, que va por la ruta 13.

Mi punto de partida empieza en la terminal de la plaza San Pedro a las 5 A M, ahí levantaré mis primeros pasajeros del día, pero todavía faltan 7 minutos para que empiece mi turno, así que tengo tiempo para hojear el rotativo.

Al empezar a leer una noticia llamó mi atención, por el encabezado a ocho columnas que decía: otra de los terroristas del volante, se estrella urbano con lugar de esparcimiento al caer del puente que se encuentra en las avenidas pacheco y canal, justo en el momento en que el ambiente estaba rebueno, según declararon algunos testigos y parroquianos, los cuales se daban un buen taco de ojo, antes de verse interrumpidos abruptamente por una buceta la cual aterrizó por el techo del lugar, quedando a un lado de la pista.

De pronto mi lectura se vio interrumpida ya que el carro comenzó a llenarse hasta las trancas, así que tuve que arrancar, lo cual me dio mucho gusto, despegar hasta el tope y con buena música interpretada por el conjunto los chalanes de la campe, un grupo de hombres y mujeres que al igual que muchos otros se ganan la vida en la cantada, vendiendo chicles, chocolates, bolis, etc.

Después de haber avanzado algunas calles, cuadras mas adelante divise a mi amigo Don ciego, el cual esperaba en la parada de camiones para tomar el que lo llevaría a su destino, cuando éste les hacia la señal para que se detuvieran muchos lo ignoraban como en otras ocasiones, por lo cual me detuve a preguntarle que rumbo llevaba a lo que el respondió abordando y diciéndome: voy a trabajar así que me puedes dejar cerca de la oficina.

Como cualquier discapacitado mi camarada venía en los asientos destinados para estas personas, así que veníamos charlando sobre trivialidades cuando en las calles tercera y libertad me tocó la luz roja del semáforo, ahí me tope a mi amigo la Julia y me preguntó ¿que cuanto llevaba? le dije que muy poco, apenas estoy juntando para el petróleo ¿y tu? a lo que el contesto que llevaba 14 con 327 pesos. En eso estábamos cuando del otro lado mire a mi compa el bochín del trampesina y me preguntó ¿cómo vas? Bien le contesté, -a que bien, esta ruta es la mas correteada, solamente traigo un mono,

además me ha tocado mucho guarumo, y esta bien sobado hoy.

Al cambio de la luz nos arrancamos, debo admitir que venía bien enfi estado por lo que llegué todo pa´trás al punto de la depor, ahí me esperaba el checador al que llamamos él se feliz, para darme mi respectiva leída de cartilla, - ¿Por qué todo pa´trás? ya casi te quemaste los 41 minutos que te quedan y solo tienes 3 para llegar a plaza del voceador -. Como siempre el chancla rosa, el cerro de la tacha, el cholomara, estaban haciendo tiempo para levantar los más posibles pasajeros, pero claro, que esto ocasiona que se acalambren creando un cuello de botella entre urbanos, trafico y personas, lo cual hace difícil que te arranques de volada. Con 3 minutos de tiempo es difícil hacer un recorrido para llegar al siguiente punto cuando normalmente este se hace en 14 minutos. Así que me enfierre para poder armarla, avanzando con el acelerador a fondo, entre obstáculos cotidianos como lo son: tráfico, ciclistas, peatones que se cruzan de repente, boyas, baches, y un sinnúmero de posibilidades de tener un accidente.

-Cuando de pronto una señora empezó a reclamarme el por qué no la bajaba en donde ella me estaba indicando, le respondí que el parabús era mas adelante a lo que ella me ordenó que la bajara de inmediato en el semáforo que parpadeaba en ese momento, al no acceder, la mujer comenzó a insultarme con calificativos como: choferete, fracasado, barbaján, urbanero, aragan, y un sinfín de apodos que no recuerdo. Junto con la mujer el pasaje se había alebrestado de pronto todo era un caos dentro de la guagua, para mi mala suerte la mujer divisó una patrulla de transportes, aprovechando el momento les gritó llamando su atención, la cual tomó cartas en el asunto, marcándome el alto inmediatamente, de manera que me detuve metros mas adelante al fin y al cabo habíamos arribado a la Plaza Hidalgo.

Como operador del volante la responsabilidad, culpa, castigo, sanción, cayeron sobre este humilde mortal, me hice acreedor a la justicia impartida por los señores inspectores los cuales según ellos me aplicaron todo el peso de la ley, suspendiendo mi licencia, me ordenaron un antidoping, y me dieron tambo para procesarme y ser juzgado por el fiscal general. Ya en la sala de los juzgados entre quienes me acusaban se encontraban usuarios del transporte público, inspectores, agentes de vialidad, los cuales me achacaban las siguientes faltas: exceso de velocidad, comer burritos, hablar por el celular, falta de respeto a los pasajeros, escuchar música a alto volumen, ir tirando el chal con las chavas y los compas. El fiscal leyó las acusaciones, una vez terminada la lectura pregunto a los testigos alguna otra acusación que se le quiera formular al acusado, los testigos contestaron de momento no.

Entonces el señor gendarme me cuestiono: Usted – ¿Cómo se declara? Culpable o inocente, a lo que mi abogada respondió mi cliente se declara inocente. – ¿Qué tiene que decir el acusado a favor suyo? - Si bien es cierto que la mala fama nos la hemos ganado a pulso, un chofer nunca empieza su turno con la idea de ocasionar un accidente, mucho menos machucar a una persona. Aunque nuestro trabajo es dar un servicio para la Comunidad díganme ustedes como le hacemos para terminar con la falta de cultura vial, el no respetar los reglamentos por parte de los usuarios, que malamente descienden por la puerta delantera, se cruzan por enfrente, tiran basura, rayan el transporte, exigen que se les baje de esquina en esquina, en los semáforos,

en los lugares para discapacitados, en cualquier lugar pero pocas veces en los lugares señalados para este fin, por supuesto está la corrupción de inspectores que por una mordida ocasionan que no echen la ultima vuelta, en fines de semana y días festivos los concesionarios no paran la mitad de camiones, provocando el empalmadero de horarios, logrando muchas veces no sacar ni pal diesel. Por otro lado que no existe la correcta distribución de los democráticos, pasando todos por las mismas avenidas y dejando descubiertas diferentes colonias. Por tal motivo cada quien hace lo que le da su regalada gana.

De pronto en la corte se hizo un alboroto y acusándose mutuamente todos contra todos, en medio del caos se escucho un estruendo y al voltear la vista todos vimos entrar un democrático del cual descendió mi parna Don ciego con su altavoz expresaba lo siguiente: sabemos que el transporte en esta ciudad tiene parte de la culpa al igual que los pasajeros, automovilistas,

concesionarios, autoridades y todos los involucrados, dejemos de lado la búsqueda de culpables y pongamos cada quien el granito de arena que nos toca, para tener un traslado seguro, placentero, evitar incidentes viales, preparar a los conductores de estas unidades creando escuelas en donde los trabajadores del volante reciban su certificación, para así profesionalizar a éstos y hacer eficiente el sistema de camiones porque el objetivo es lograr un transporte de primer mundo, al fin y al cabo los beneficiados somos un montón. Es tiempo de ponernos de acuerdo todos.

Todavía no se acababa el desorden ni habíamos salido del asombro cuando quien nos hablaba nos invito a pasar mostrándonos el interior el cual contaba con mesas de billar, pantallas planas, sonido envolvente, y en las mesas tenía unas cacerolas con muchos hielos, y bastante sotol para todos, así que, que importaba como no lo bebiéramos, debo admitirlo que todos la pasamos bomba.

 

Autor: Pedro Javier Ontiveros. Chihuahua, Chihuahua. México.

dpedrojavier@gmail.com

 

 

 

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