2007: ¿QUÉ PASA CON EL CINE EN MÉXICO?

 

Para el cine mexicano, el año de 2007 inició con la expectativa de ganar los prestigiosos premios “Oscar”. La mayor cantidad de nominaciones en la historia para filmes realizados por artistas nacionales en diversos rubros, que van desde los más importantes, como mejor película, mejor director, actuación, dirección de fotografía, música original; hasta los mal llamados menores, como son: sonido, vestuario, maquillaje, escenografía, etc. Aunque la cosecha fue mínima, el simple hecho de ser tomados en cuenta habla de la alta calidad de los artistas y realizadores mexicanos. Nadie duda del talento de Guillermo del Toro, Lubezki, los hermanos Cuarón, González Iñarritù, los: Diego Luna, Salma Hayek, Gael García, la cancunense Ana Claudia Talancòn o la extraordinaria Diana Barraza.

 

Pero lo más importante, para Mi lente, es que reavivó la flama de una discusión que lleva más de diez años: ¿Qué pasa con la industria del Cine mexicano? Una industria que, junto con el petróleo, proveía a México de una cantidad importante de divisas y que después pasó a vivir una crisis como en pocos países se ha visto. De “La época de Oro” a la “Fuga de cerebros” han transcurrido mas de cuarenta años, con períodos que van del mercantilismo grosero y corrupto, al desmantelamiento de la industria –fraudes de por medio- que dejó perder el patrimonio de la industria y consiguió la quiebra del Banco Cinematográfico, la falta de visión empresarial fue entregando los mecanismos de distribución-exhibición a las empresas transnacionales, que saturan las salas con cine predominantemente de los EEUU, para sumir en la pobreza a nuestra industria, al grado de llegar al inmovilismo que significa el hacer nueve o diez películas al año, cuando se hacían cerca de trescientas cintas en los mejores tiempos. Consecuentemente, el público mexicano se alejó de “su propio cine”.

 

Como habrán podido notar a través de estas páginas, Mi lente es un apasionado del cine mexicano. He intentado hacer crítica constructiva. Aunque a veces mas parece que “se buscan culpables”. No es esa la intención, porque considero que se tienen que señalar los vicios, las carencias y defectos. Aun pecando de inculto en temas como la economía y la administración empresarial tenemos que señalar lo que, como simples espectadores o humildes talacheros de la cultura, percibimos como carencias y defectos, corriendo el riesgo de caer en la obviedad, pero lo hacemos por simple comparación con otras cinematografías y de manera honesta.

 

¿Por qué no hacemos lo que han hecho otros países para recuperar su industria, en lugar de lamentarnos por lo que no se hace?

 

Algunos países, donde se valora el cine como sector estratégico de la economía nacional han creado eficaces sistemas de investigación que les proporcionan indicadores del mercado y ayudan a planificar su industria. No escatiman esfuerzos ni recursos para la prospección que va más allá de la industria propiamente cultural y crean la forma para que el cine contribuya al desarrollo económico.

 

En Estados Unidos, la Motion Picture Association of América (MPAA) evalúa anualmente el comportamiento de la industria en relación con la generación de empleos, la composición de la balanza comercial y la captación de divisas. No solo enfoca el mercado de los EEUU, también estudia el mercado Global porque los norteamericanos controlan mas del ochenta por ciento del mercado mundial. Si copiamos lo banal y la moda ¿Por qué no copiar lo bueno y exitoso?

 

Quizá no estamos en ese nivel. ¿Podríamos estarlo? (me molesta, de verdad, la baja autoestima en la que navegamos).

 

El país número uno en producción cinematográfica no son los EEUU, yo mismo me asombro, es uno mucho más modesto: La India. Además ha conseguido ofrecer uno de los más baratos costos de boleto y, aun así, sus taquillas generan alrededor de 2,900 Miles de Millones de dólares. Este nada vanidoso país, dispone de un dinámico sistema de información que analiza sus políticas de producción, distribución y mercadeo incluso a nivel regional. Preocupación inteligente y eficaz de una industria que genera riqueza y forma parte cotidiana de uno de los países mas poblados del planeta.

 

En España los indicadores del cine los produce el Ministerio de Cultura, que monitorea las políticas de fomento establecidas por la Unión Europea, adicionales a las propiamente españolas. Así también, podríamos mencionar al Reino Unido y Alemania como ejemplo en sus batallas ganadas al incrementar su producción, proteger la exhibición local y lograr la recuperación de sus sectores cinematográficos.

 

 En todos los casos los datos son públicos, es posible consultarlos y hacer análisis comparativos de la producción, fuentes de procedencia de recursos, carácter de la inversión, empleos generados, etc.

 

A nivel internacional, México se sitúa por debajo de la India, EU, Japón, China, Francia, Italia, España, Inglaterra, Alemania, Rusia, ¡Bangla Desh!, Argentina, Brasil, Canadá, y Hong Kong. Lo triste es que México carece de la sistematización de datos, de indicadores que proporcionen información sobre la salud, la postración o la recuperación de este sector tan importante para nuestra cultura y que podría ser aun más importante para nuestra economía.

 

Todo lo que pude encontrar fueron cabos sueltos e inconexos del INEGI, del Imcine y de Fidecine que no permiten hacer una lectura puntual y ordenada de la industria. Más triste resulta saber que México es un gran mercado de cine: En 2003 se exhibieron en este país 73,144 películas y en 2005, según datos de INEGI (Estudios culturales, 2005) se incrementó a 80,560. ¿Triste o trágico?

 

Sin embargo no todo es pesimismo. A pesar de que durante el gobierno de Cedillo se vendió Compañía Operadora de Teatros (COTSA) y la Ley Cinematográfica redujo tiempos en pantalla de las películas mexicanas y se permitió construir salas que atentaban contra el bolsillo de las clases mas desprotegidas, aparecieron cintas exitosas, un nuevo tipo de comedia, las sex-yuppie-com, como “Cilantro y perejil” o “Sexo, pudor y lágrimas” que iniciaban una nueva era del cine como industria de la diversión. También inicia Alejandro González Iñarritù su carrera con “Amores perros”. A pesar de que en el sexenio foxista se intentó eliminar el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), el IMCINE y los Estudios Churubusco, esforzados cineastas resistieron y se hicieron películas de calidad como “El crimen del Padre Amaro” que fue nominada al Oscar. En este 2007, Del Toro, Cuarón y el mismo González Iñarritù hacen declaraciones en el extranjero y ponen el dedo en la llaga, una vez más.

 

Es así que nuestra renaciente industria recibe tardíos apoyos y, sin dejar de sufrir las discordancias en la distribución y exhibición, logra llegar a 2007 con su ego en alto y su capacidad a flor de piel. Aparece una nueva generación de cineastas y técnicos egresados de las escuelas de cine. En lo artístico se hace un cine arriesgado, audaz, honesto con la realidad (dura batalla contra la telenovela), la irrupción en la variedad temática intensa profundidad en lo existencial, la falta, según Mi lente, aun es en lo político y lo social, que siempre resulta un asunto peliagudo, golondrina que no hace verano sería “El violín” de Francisco Vargas realizada en 2005 y apenas estrenada en Cancún.

 

Pudimos ver este año pocas películas mexicanas en Cancún, pero algunas dieron buenos resultados en taquilla “Kilómetro 31” reviviendo el mito de La llorona más en estilo de terror oriental que del trillado suspenso gringo. “Sangre” de Amat Escalante no logró pasar la “censura” de los exhibidores cancunenses, que no la consideraron interesante. La misma suerte corrieron “1973” de Antonio Isordia y “Las vueltas del citrillo” de Felipe Cazals, a pesar de obtener reconocimientos internacionales.

 

“Drama/Mex” de Gerardo Naranjo, el melodrama de la época de Oro del cine mexicano, visto no como un guiño condescendiente, sino como género que ha modelado la educación sentimental de un país, buen intento de evitar caer en “la fórmula”, la parodia y la pretensión. Sólo duró una semana con la sala casi vacía, indiferencia del respetable a causa de la nula promoción.

 

Algunas películas, como “Cansada de besar sapos” se les ha querido justificar como “entretenimiento para crear industria”, eufemismo cínico y, a la larga, falso. Sólo las películas “arriesgadas” y las de contenido sincero y emotivo, son capaces de recuperar la confianza del espectador.

 

Para el cine mexicano, 2007 comenzó con buenos auspicios, transcurrió con duras y maduras, finalizó con más de 28 películas sin estrenar y una cantidad de talento que no acaba de encontrar los cauces. Seguimos padeciendo una política gubernamental indefinida e indecisa, una industria que, como la mayoría de las empresas mexicanas, no logran repuntar con imaginación, ya sea por fallas en su educación o vicios ancestrales: cero inversiones privadas en investigación, entreguismo y corrupción. Pero son cosas que por sabidas ya no impactan. Seguiremos denunciando el absurdo cotidiano. Aunque tal parece que predicamos en el desierto.

 

A los amigos lectores Feliz Año Nuevo y nuestros mejores deseos para el 2008.

 

 Autor: Rafael Fernández Pineda. Cancún, Quintana Roo. México.

fernandezpr@hotmail.com

 

 

 

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