100 AÑOS DE ELENA HUERTA

 

* Artista y Luchadora Social

 

Elena Huerta Múzquiz nació en la ciudad de Saltillo en el año de 1908, fue hija del general Adolfo Huerta (quien fuera gobernador provisional del Estado de Coahuila del 4 al 6 de septiembre de 1915) y de doña Elena Múzquiz Valdés (cuyo padre fue el licenciado José María Muzquiz gobernador interino de Coahuila en 1893 y luego constitucional en 1894). Pertenece, en efecto, a una familia de destacadas personalidades en ambos apellidos.

Elena, conocida por familiares y amigos como “la Nena Huerta” fue una joven inquieta que estudió en la Academia de Pintura del maestro Rubén Herrera y luego viajó a la capital del país, en 1927, donde vivió de cerca los movimientos políticos y sociales de la época. En esta etapa decide ser activista del Partido Comunista Mexicano (PCM), luego contrae matrimonio con Leopoldo Arenal, relacionándose con personajes que la historia ha considerado claves en el arte y en la lucha social. Perteneció a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y más tarde al Taller de la Gráfica Popular.

Elena Huerta fue pintora y grabadora, pero también autora de obras para teatro guiñol, maestra y destacada activista política. Su participación social y política sigue siendo un ejemplo. Por otro lado, además de visitar varios países, como parte de su actividad política, “La Nena” viaja por la Unión Soviética, durante la Segunda Guerra Mundial, acompañada de sus dos hijas, dejando enseñanzas en sus andanzas por varios países en diferentes épocas de su vida.

Los tardíos murales de Elena Huerta se inscriben en una época en la que el muralismo mexicano, como movimiento pictórico, ya había terminado. Basta recordar que el auge de esta singular corriente artística tuvo lugar entre los años 1920 y 1945; fue la época del llamado “renacimiento mexicano”.

En los muros del patio del Centro Cultural “Vito Alessio Robles” se encuentra uno de los murales importantes de Elena Huerta, en el Centro Histórico de la ciudad de Saltillo. Este Centro Cultural es, además, depositario de la biblioteca del historiador y político coahuilense que le dio su nombre, y al mismo tiempo funciona como galería para exponer las obras de artistas nacionales y extranjeros.

Los murales, brindan en la transmisión de la historia la preocupación que los artistas que vieron en la educación como uno de los principales objetivos de la Revolución Mexicana. Una de las principales preocupaciones de “la Nena Huerta”, fue identificar la importancia de los personajes saltillenses dentro de la historia nacional. En ellas aparecen artistas y escritores destacados en el panorama de la cultura mexicana: el maestro Antonio García Carrillo, el general Andrés Viesca, el pintor Rubén Herrera, el historiador y diplomático Vito Alessio Robles, el escritor Julio Torri, la pintora y poetisa María Narro, entre otros.

Los murales de Elena Huerta inician con la fundación de Saltillo en 1577 y terminan con el Saltillo moderno. Para los expertos -dicen- hay un hecho innegable: “la pintora (Elena Huerta) experimentada llegó a esos murales con un entusiasmo de colegiala. Planeó cada cuadro, se desveló para hacer los proyectos. Actuó con gran generosidad con sus ayudantes, permitiéndoles hacer suyas algunas secciones de la magna obra, no desalentó sus iniciativas. Cuauhtémoc González, Mercedes (Nea) Murguía, Manuelita Sánchez, Moy de la Peña y Jesús Negrete aportaron su creatividad en diferentes partes del proceso”.

Además de brindar en sus murales episodios de la historia de México, en sus distintas épocas, es en la historia de Saltillo la crónica de personas no siempre mencionadas pero que son seres reales, con objetivos en la vida, con expectativas, con alegrías y duelos. Por ello conocedores de su obra han señalado que “Tal parece que Elena narró ahí su propia vida, porque ella pudo identificarse entrañablemente con los maestros, con los obreros, con las damas que liberaron a los presos políticos en 1893, con los jóvenes estudiantes de las universidades en pie de lucha; en suma, con los seres que contribuyeron al levantamiento de una nación desde su terruño”.

Elena Huerta Múzquiz escribió sus memorias, y como libro “El círculo que se cierra”, fue publicado por el gobierno del estado de Coahuila en 1999. En este nos entrega el relato sencillo y sin pretensiones de una mujer que se enfrentó a la vida en momentos cruciales de la historia de México. Con gran naturalidad construye el retrato de la niña provinciana, hija del general carrancista Adolfo Huerta Vargas y un mundo que se abría con la Revolución.

En su autobiografía “El círculo que se cierra” evidencia también la condición de Elena Huerta como mujer artista y cómo la pintora realizó su obra en un momento de infortunio, cuando Electa, una de sus hijas, murió en un fatal accidente al caer de un andamio mientras ayudaba a su tío David Alfaro Siqueiros en los trabajos del Poliforum.

La “Nena Huerta”, como la llamaron desde muy joven en Saltillo, murió en Monterrey en 1990 a la edad de 82 años. La única hija que le sobrevivió, Sandra Arenal Huerta, heredó su vocación en la lucha social.

 

Autor: Raúl Espinosa Gamboa, Cancún Quintana Roo. México.

raesgam@yahoo.com.mx

 

 

 

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