El Hombre: Eterna Interrogación Ambulante

 

Por Raúl Espinosa Gamboa

 

* Entrevista a Jorge Cocom Pech,

 

Premio Internacional de Poesía 2005

 

La Casa de la Cultura de Cancún es una mole que me recuerda el Cuadrángulo de la Monjas de Uxmal: "La tres veces eterna", como se traduce el nombre de esta

ciudad maya situada en el estado de Yucatán. Uxmal, es un monumento de extraordinaria belleza geométrica. Mientras reviso un folleto turístico, espero

a un poeta de origen maya que el año pasado fue galardonado en Curtea de Arges, Rumania con El Gran Premio Internacional de Poesía 2005: Jorge Miguel Cocom

Pech.

 

Don Miguel León Portilla, al comentar en el prólogo del libro Muk’ult’an in Nool, Secretos del abuelo, de Cocom Pech, destaca que "La literatura mexicana

-y me atrevo a decir que la universal- se enriquecen con producciones como ésta. Más allá de cualquier realismo mágico, Jorge Miguel Cocom Pech, con sus

metáforas, paralelismos y luminosas evocaciones, reactualiza en el presente, transformada en torrente de vida, la sabiduría y belleza de la palabra antigua.

La literatura de los mayas -la de la inscripciones y la tradición oral, el Popol Vuh y los libros de los Chilam Balam- da nuevas flores y frutos. Es parte

insuprimible del universo de la expresión de los hombres y mujeres que en todo tiempo y lugar preguntan y cuestionan, evocan sueños, contemplan lo que

ocurre, recrean e inventan aconteceres, siempre en busca de sentido, deseosos de comunicar a otros sus vivencias, sus aspiraciones y sufrimientos, sus

fantasías y pensamientos".

 

Muk’ul’an in Nool, Secretos del abuelo, obra prologada por don Miguel León Portilla, en su versión bilingüe, maya-español, contiene frases sencillas y profundamente

filosóficas que Cocom Pech escuchó de sus mayores, durante su infancia y en los años de su niñez y mocedad en Calkiní, su pueblo natal.

 

Antes de entrevistarlo, una persona nos hizo llegar el recorte de un periódico en donde, con fragmentos de su próximo libro, El Chilam Balam de Calkiní,

el poeta maya indica:

 

--"El nombre que lleva un hombre es su carga. Si lo lleva con dignidad no pesa, si lo lleva a disgusto cansa. Mantén limpio tu nombre como el interior de

tu casa; porque tu nombre es la casa de tu alma. Si tú quieres, tu nombre podrá ser luz perpetua; si abdicas de su dignidad, sólo será una ruidosa cáscara".

 

Por mi parte, sin pensarlo más, hago a un lado el recorte y, en tanto Cocom Pech saluda a su amigo Ramón Patrón, actual director de la Casa de la Cultura

de Cancún, reviso las preguntas que le haré; pero, no puedo o no sé cómo empezar. El recorte me ha obligado a seguir leyéndolo, pues el poema, "¿A quién

le importa la historia de los indios?", me ha detenido:

 

"Por las calles de las ciudades y de los pueblos

 

transito con mi rostro suplicante, ajado de angustias.

 

Los que me socorren,

 

otros como yo,

 

me arrojan los desperdicios de su indiferencia.

 

La riqueza de mi heredad indígena,

 

expuesta en los museos,

 

santuario de la historia de mis abuelos,

 

se queda en la bolsa

 

se queda en las cuentas,

 

de quienes comercian con mi cultura.

 

¿A quién le importa mi historia,

 

si ella camina andrajosa en la mendicidad ambulante?

 

A veces,

 

soy un indio en la máscara de un mestizo,

 

invitado en la mesa de los políticos,

 

en donde la osamenta de mi pasado,

 

se glorifica en los discursos incendiarios.

 

A veces,

 

en un enorme lienzo de color verde, blanco y rojo,

 

en cuyo centro se dibuja el águila imperial de mis orígenes,

 

para mi es un lugar incómodo y espinoso,

 

en donde me siento devorado por las fauces del desprecio".

 

De pronto Cocom Pech, de estatura mediana, vestido de pantalón mezclilla y de guayabera blanca, ya listo para la entrevista pregunta cómo había obtenido

el recorte y la información sobre su libro El Chilam Balam de Calkiní, próximo a publicarse por una editorial de la ciudad de México. Así iniciamos esta

grata charla.

 

--¿Desde cuando hablas y escribes en la lengua maya?

 

--"Hablo la lengua maya desde mi niñez. Es más, esa lengua es mi lengua materna. Habita conmigo en todas partes. Aún en los lugares que, siendo pequeño,

se nos prohibía comunicarnos con ella, la hablaba a escondidas con mis compañeros de origen indígena. Más tarde, cuando salí de mi pueblo y me fui a trabajar,

no me pude sustraer de ella, debido que, a pesar de la distancia, pensaba y escribía relatos y poesía para no olvidarla.

 

--¿Hubo tiempos en que se prohibía hablarla?

 

--"Si. Y fue en la escuela primaria de un barrio de mi pueblo. Fíjate que a mi madre, cuando ya estaba en tercer grado de primaria, un día le dijeron que,

para cursar el cuarto grado, tendría que dejar de llevar su huipil y cargar su vestido de catrina. Desde luego, mi madre optó por no regresar a la escuela.

Fue una deserción, no por bajo aprovechamiento, sino lo fue para seguir manteniendo uno de los rasgos de su identidad: la permanencia de seguir vistiéndose

con el huipil. Yo creo que pudo más la afirmación de su sentido de pertenencia, motivo por el cual ya no continuó en la escuela. Pienso que la lengua y

otros rasgos identitarios de los pueblos indígenas, en determinadas épocas, han sido más fuertes y determinantes en la preservación de la cultura nativa

en México. Se equivocan quienes piensen que cercenar las raíces de un pueblo es signo de progreso y desarrollo. Sin embargo, hoy los tiempos y las políticas

educativas y culturales han cambiado muchísimo; pero hay un ingrediente social, muy arraigado en las comunidades indígenas y en los pueblos de "modernización",

que tienden a adoptar la cultura prestigiosa, llamado: "vergüenza étnica" que obra en sentido contrario a la preservación de la cultura y la lengua indígena.

Subyace todavía, de manera silenciada en la interacción social, la discriminación y un racismo que nos golpea inmisericordemente a los que portamos apellidos

indígenas y todavía usamos la lengua maya: "es un huiro, es un pelaná", aún nos dicen algunos que se sienten descendientes de la raza europea, para referirse

a nosotros los que descendemos del pueblo maya".

 

--Y, ¿cuál es la reacción de ustedes ante esas muestras de intolerancia?

 

--"No es fácil. La educación que ha sido una especie de motor de movilidad social, ha atenuado esa vergonzosa situación; pero algunos descendientes del

pueblo maya, en su intento de escapar de esa agresión oprobiosa, han llegado a traducir sus apellidos indígenas por su equivalente al español. Si su apellido

es Cob, Ek, Chuc o Ché, simplemente lo cambian por Cobos, Estrella, Carbonel o Madera; además, hay un abandono del vestuario tradicional, pues en lugar

de seguir con el huipil, adoptan el ropaje casual; pero no sólo eso, dejan de hablar la lengua maya en público o en sus casas; sin embargo, en las comunidades

monolingües la situación es distinta. Es ahí en donde aún se mantiene con más vigor la lengua y los rasgos identitarios indígenas. Yo pienso que se puede

cambiar un apellido o dejar de usar un vestuario tradicional, pero lo que no sé podrá cambiar nunca, es la identidad de un hombre".

 

--¿Y tú y tu familia, cómo han enfrentado esta situación?

 

--"Mis hijos, Jorge Javier, Miguel Augusto y Alejandro Junnaabk’u, los registré con los apellidos de mi madre y de mi padre, añadiéndoles el de su mamá.

Dos de ellos, están aprendiendo la lengua maya. Hoy celebro y me da gusto que se hayan creado programas institucionales para rescatar y salvaguardar la

lengua y la cultura indígena en México. Pero no es suficiente. Creo que la máxima responsabilidad de su preservación está en la familia, que es el lugar

sagrado de su origen y su destino promisorio. Al Estado le corresponde auspiciar las condiciones materiales e institucionales para el impulso, salvaguarda

y desarrollo de la cultura y las lenguas indígenas. No creo que deban imponerse, pero tampoco me parece correcto que se haga el desentendido, argumentando

que cada vez hay menos recursos para apoyarlas. Si ello sucediera, como sucede en la actualidad, los hablantes y portadores de la rica cultura indígena

de México, nos convertiríamos en sus cómplices".

 

Antes de continuar respondiendo la interrogaciones que he pensado formularle, Jorge Cocom Pech reordena los documentos que trae sobre el tema que nos ocupa,

examino un engargolado que me había proporcionado, previo a la entrevista. Un poema de su autoría, en cuyos versos expresa un sentimiento literario que

ya es compartido por quienes comentamos su obra, llama mi atención:

 

"Si no existieran flores, cantos y pájaros en los sueños,

 

si no existieran hombres que las graben en las venas del relámpago;

 

la lluvia:

 

quebranto de jades,

 

enorme pestaña cristalina de los vientos,

 

sólo sería un sueño de agua en época de estiajes.

 

Pero la flor,

 

es agua que el árbol recoge del arco iris;

 

pero el canto,

 

es un murmullo que el viento le roba a los pájaros;

 

pero los pájaros,

 

son infinidad de hojas que se vuelven canto.

 

¿Qué es mi voz,

 

que apenas la oigo en la multitud de gruñidos metálicos?

 

¿En dónde quedó mi voz,

 

perdida en el laberinto de voces silenciadas?

 

Mi voz,

 

cuando busca el camino de los grandes santuarios,

 

cuando golpea la puerta de los palacios del gobierno,

 

ha dejado de ser callado silencio,

 

que no se arrodilla a la espera de mendrugos.

 

Mi voz,

 

la voz de mi pueblo,

 

la que ahora se expresa en las mantas

 

y marchas que molestan en las grandes ciudades:

 

es un desfile de hormigas con banderolas rojas,

 

es una protesta que blande metáforas en sus manos.

 

y está dispuesta a oír y a oírse,

 

más allá de sus reclamos acallados.

 

Mi voz,

 

voces de mil pájaros que abandonaron sus árboles,

 

es un conjuro en el crepitar de las estrellas,

 

anónimo registro de la edad de mis sueños,

 

calendario impreso en el rostro de una estela.

 

Mi voz,

 

me guste, o no guste a oídos ajenos,

 

es una puerta que se abre solícita para el diálogo.

 

Si molesta,

 

quisieran que acuda en busca de curas, vírgenes y falsos profetas,

 

y bajo el dominio de cruces y sotanas,

 

y bajo el dominio de colores partidarios,

 

atada y muda,

 

pretenden convertirla en estiércol de propaganda mercenaria.

 

Mi voz,

 

si protesta,

 

repiten algunos periódicos,

 

a veces la tele, a veces la radio:

 

merece la cripta,

 

merece el epitafio,

 

merece el silencio de los camposantos.

 

Pero mi voz no nació para expresarse en quebranto:

 

está en la ternura de niño que escribe con pétalos,

 

está en el rostro del maíz que no se convierte en anciano,

 

está en la mujer india que rechaza el pan como mentira,

 

está en el indígena que no quiere una suerte de harapos,

 

está en las lenguas nativas: dulces y profundas,

 

y es un himno que convoca a la perpetuidad del diálogo.

 

No quiero que las lenguas de mis abuelos se mueran,

 

ni quiero para sus voces un sepulcro inmediato.

 

Quiero se que exprese en el color de mi vestuario,

 

en la vasija donde danzan el faisán y el venado,

 

en la cestería, jardín privilegiado de mis manos,

 

en mis pies en donde salta la música de mi cuerpo,

 

en el metal de la orfebrería que atrapa las ocasos,

 

en las grecas de tinajas y cántaros sedientos

 

en los juguetes de madera y en las piñatas de colores,

 

en el papalote, pájaro sin canto, mensajero de mis sueños,

 

en los dibujos del petate que alojó el cuerpo de los abuelos,

 

en la flauta de madera, voz primigenia de los pájaros,

 

y en el tambor, voz señera del corazón de mi selva devastada,

 

pulso donde laten los últimos pedazos de mi historia".

 

Después de escucharlo pormenorizar la problemática de la lengua y cultura indígena de México, pregunto:

 

--"¿Qué perspectivas avizoras para su preservación y desarrollo en estos tiempos de globalización, crees que haya posibilidad que desaparezcan del mapa

cultural de México?

 

--"En todas las épocas de la historia del hombre, sus expresiones culturales y lingüísticas, se transfiguran.¡Qué bueno que nada permanezca igual e idéntico!

Los cambios representan signos de vitalidad y aliento transformador. No hay ni ha habido sociedad que no cambie ante la vorágine de los avances de la ciencia,

la tecnología y la política; sobre ésta última diré que el triunfo de Evo Morales en Bolivia va sacudir la conciencia de los pueblos de América. No me

cabe la menor duda que cada día que pasa, hay novedades en la ciencia, en la tecnología y en la política, y ello pese a los pronósticos y las predicciones

imprevistos, de que "todo cambia para seguir igual". El reto, para todo hombre o pueblo, estriba en aprovechar esos mecanismos innovadores y preservar

lo mejor de cada cultura, desechando aquello que lo paraliza y atrasa. Los avances de la ciencia, el arte, la política y otras manifestaciones, con el

paso del tiempo, tienden a crear conciencia, no creo que estorben.

 

Mira, el abandono de los gobiernos al desarrollo del campo, provocando la migración de los productores agrícolas a las ciudades o al extranjero, sobre todo

de aquellas comunidades indígena, ha detonado en éstos, si no en su mayoría, el que al asentarse en su nuevo lugar de trabajo, se organicen y mantengan

su cultura originaria. En Quintana Roo, como en los espacios conurbados, los grupos indígenas crean asociaciones civiles u otras organizaciones de carácter

económico o cultural y se ocupan de vindicar sus rasgos de identidad y su sentido de pertenencia; entre ellos, los zapotecos, los mixtecos, los tsotsiles

y los tseltales; en cuanto al pueblo maya, apenas comienza. En distinto pueblos de la península de Yucatán, se ha iniciado un proceso de creación de academias

y/o instancias para la el rescate y la preservación de su cultura y su lengua tradicional. Nosotros los escritores en lenguas indígenas, creamos una asociación

que reúne a poetas, narradores, ensayistas y dramaturgos, con el objeto de rescatar, desarrollar y difundir las nuevas expresiones literarias, que entreveradas

con los afanes del pasado y el presente, nos sirva para mantener viva la riqueza de nuestras culturas y lenguas preamericanas. Yucatán, por ejemplo, ante

la fuerza organizativa de los hablantes mayas, estableció, no hace mucho tiempo, el Instituto de Desarrollo de la Cultura Maya. En Campeche y en Quintana

Roo, si la impulsáramos los hablantes y los portadores de la lengua y la cultura maya tradicional, podríamos contar con esas instancias. Me resisto, como

lo he dicho, desde hace mucho, a que nuestros hijos o nietos sean los que un día reciban el acta de defunción de nuestra cultura y lenguas vernáculas,

que en Quintana Roo ya suman más de 52 lenguas originarias.

 

A ese respecto y dado el creciente, aunque insuficiente apoyo del gobierno, veo el horizonte con optimismo; pero, sobre todo, si nos apropiamos de la idea

y de la actitud de que la máxima responsabilidad de la preservación de nuestras lenguas y de nuestra culturas milenarias, no recae en el Estado, sino en

la fuerza organizativa de los pueblos indígenas.

 

Si las instituciones y/o espacios, destinados para el desarrollo integral de los pueblos y comunidades indígenas, creados ex profeso por el Estado mexicano,

están copados por mestizos o indios postizos, --ajenos a las preocupaciones de solucionar nuestras necesidades, sean éstas sociales, económicos y culturales--,

como es el caso de Xóchitl Gálvez; y, además, sí en estas instancias no participan en su planeación, administración y desarrollo, representantes legítimos

de los pueblos y comunidades indígenas, ¿qué caso tiene el que se siga despilfarrando tanto presupuesto, en nombre de estos pueblos?". La lucha es incesante,

pero con ella expresaremos la resistencia al exterminio silencioso que nos impone la vorágine espejista del proceso de globalización".

 

Y, esas son las últimas palabras de Cocom Pech, en esta primera entrevista que nos concediera en las instalaciones de la Casa de la Cultura de Cancún. Duras

sí, pero las dice un poeta que conoce los entretelones del sistema político mexicano, así como de los sistemas de versificación de la lengua española,

que al entreverarlos, con magistralidad poética, con la gramática, la prosodia, el vasto potencial léxico y los giros idiomáticos de la lengua maya, está

creando y recreando novedosos ritmos en la poesía, en la prosa y en la narrativa indígena maya de México.

 

Hubiera querido seguir con más preguntas a Cocom Pech, pero por el día de hoy ha sido demasiado. Antes de finalizar la entrevista y luego que me entregara

dos poemas más para su publicación a este medio, comprendemos por qué el poeta maya ha sido premiado más allá de nuestras fronteras. Los poemas que nos

proporcionó, escritos en su lengua materna y en español, en esta ocasión, solamente los ofrecemos en su traducción al español.

 

I

 

"La palabra,

 

si tuviera un ropero,

 

guardaría el color de los silencios".

 

II

 

"El silencio es la plenitud del sonido desnudo".

 

III

 

"El árbol de marañón,

 

es el vientre fecundo de una huerta.

 

Cuando se llena de frutas,

 

rojas o amarillas interrogaciones,

 

escribe en esos fetos adheridos a su origen,

 

que el hombre es una eterna pregunta

 

en busca de respuesta sin fin".

 

 

 

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