ENCUENTRO

 

Sucedió en las primeras horas de aquella tarde cuando la primavera hacía sentir su cálida caricia, apurada, con los brazos ocupados con los paquetes de las recientes compras, tratando de no perder el paso, se dio de frente con él.

 

No sintió asombro ni extrañeza, era algo inesperado, no fue el encuentro con el pasado, era simplemente el río que corre; sigue siendo río pero las aguas no son las mismas.

 

Solo vio sus ojos azules que le parecieron menos azules, sin la intensidad que ella creía recordar…

 

Retomó su paso, no supo nada mas, no se detuvo, no volvió su cabeza, sintió nuevamente el peso de los paquetes en sus brazos, recordó su prisa, los seis años de su nieto, cuanta tarea feliz la esperaba.

 

Se sintió libre, feliz, solo con el peso real de las compras, imaginó las risas infantiles, la torta, las velitas, la fiesta, la animación y el abrazo de sus hijos que en la vida diaria le hacían sentir la felicidad de vivir y la esperanza de muchos amaneceres.

 

Atrás, muy atrás, lejano, muy lejano en el tiempo aquel día de mayo cuando llenos de esperanzas y sueños salían del templo…

Era una novia bonita, junto al caballero, fuerte y apuesto, comenzaban su nueva vida…

Eran en ese momento dos seres unidos por el amor que sentían…

El amor es eterno, solo cambia el objeto de ese amor y eso se encargó de demostrar la vida.

 

Autora: Marie Díaz. Montevideo, Uruguay.

mariediaz@adinet.com.uy

 

 

 

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