EL TREN DE LA VIDA

 

Ficha técnica:

Director y guión: Radu Mihaileanu

Música: Goran Bregovic

Fotografía: Yorgos Arvanitis & Laurent Dailland

Reparto: Lionel Abelanski, Rufus, Clément Harari, Michel Muller, Agathe de la Fontaine, Johan Leysen, Marie-José Nat

Productora: Coproducción Rumanía-Bélgica-Francia-Holanda-Israel

 

Sinopsis:

Durante la Segunda Guerra Mundial y con el objetivo de escapar de los nazis, un grupo de judíos de un pequeño pueblo de Europa del Este organiza un convoy simulando que se trata de un tren de prisiones. Algunos de ellos, a pesar de las reticencias, tendrán que hacerse pasar por soldados nazis, todo ello para evitar que el pueblo sea exterminado.

 

Comentario:

Radu Mihaileanu es un director francés de origen rumano. Antes de dejar Rumania, perteneció a una compañía de teatro (como autor, director de escena y actor) y fue actor en el Teatro Yiddish de Bucarest. Abandonó Rumania en 1980, huyendo de la dictadura de Ceaucescu. Trabajó en Israel antes de llegar a Francia para cursar estudios en el IDHEC (Instituto de Estudios Superiores de Cinematografía) de 1980 a 1983. Sólo ha realizado dos películas. Pero pocos son los directores del mundo que no desearan tener tan escueto y al mismo tiempo admirable currículum. La que hoy comentamos obtuvo en Venecia el Premio de la Crítica y Mejor Ópera Prima. Y en el festival Sundance: Premio del Público.

“El tren de la vida” es una larga secuencia de vitalidad, humor, música y penurias. Las situaciones son imprevisibles e ingeniosas; la carga crítica y su acidez son importantes; en un tono de disparate a lo tonto, se cuestiona el judaísmo, la violencia, la condición humana... Siempre en clave de humor, no dejaremos de reír a carcajadas con las inspecciones alemanas; con la aparición de los gitanos; con los "nazis de confesión israelita"; con la caótica división interna en los vagones entre judíos, comunistas y “alemanes”; y con todas las vicisitudes del tren de la vida en general.

Mihaileanu consigue en esta película todo un mundo mágico con el que gozar y reír. Esta película está hecha con sencillez, con muchas ganas, con un guión muy solvente, repleto de momentos muy cómicos, de jubilosa música, del hermoso cuerpo de Agathe de la Fontaine y de una forma ejemplar de mirar los problemas.

No pretende Mihaileanu, crear de cada plano una escuela, ni buscar el travelling perfecto. No busca la fotografía que nos deje anonadados, lo que quiere, es plasmar algo muy espontáneo: la sencilla vida de un pequeño pueblo judío en horas adversas. La forma en la que el director consigue enlazar escena tras escena, pasando de una estrambótica situación a otra todavía más excéntrica sin que nos preocupe la credibilidad es sinónimo de buen hacer y, sobre todo, muy divertida.

 

Autor: Rafael Fernández Pineda. Cancún, Quintana Roo. México.

fernandezpr@hotmail.com

 

 

 

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