EL MIEDO. UNA EMOCIÓN PRIMITIVA EN EL
PRESENTE
“Y llamó Jehová Dios al hombre, y le
dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo,
porque estaba desnudo; y me escondí.” (Génesis, 3,9)
El miedo es un sentimiento que se
manifiesta por algo real o aparente.
Esta emoción primitiva que ha sido
ferozmente exacerbada en la actualidad, se manifiesta de múltiples formas.
Se instala en las personas y puede
mostrarse individual o en el colectivo social, generando grupos de seres con un
miedo similar.
Esta sensación desagradable, llamada
miedo, que deviene del hombre primitivo, proviene de los sentimientos de
amenazas y riesgos que hoy pueden estar enclavados en nuestras mentes en el
presente, en el pasado o también en el futuro.
Es por esto que podemos sentir miedo por
algo que ya pasó, una huella en la memoria mantiene iluminada la situación
pasada sin dejarla libre en el presente.
Hay un miedo a lo que vendrá por el solo
desconocimiento del inexistente mañana.
Por último, el miedo instalado en el
presente, es una forma de adaptación, y constituye un mecanismo de conservación
y defensa, aparecido para permitir al individuo responder ante situaciones
adversas con urgencia y capacidad.
Las distintas alternativas en que se
puede presentar el miedo, hacen que en algunos casos nos paralice, en otros
salgamos corriendo y por último, retrocedamos.
Me gustaría entonces presentar desde
otro lugar, los tres tipos de miedo que puedo percibir.
Hay un miedo que se instala adelante. No
me deja ver más allá del miedo. Interrumpe mi andar y obstaculiza cualquier
imagen que estuviera por detrás del miedo.
Hay un segundo miedo que se pone por
detrás. Lo siento amenazante y desconocido. Me hace realizar pasos sin desearlo
y avanzar sin sentido. Es un miedo que empuja y a cada paso mío, avanza por mi
espalda.
El tercer miedo, está ubicado a mi lado.
Camina a mi paso y se detiene para resguardarme. Por ejemplo el miedo que me
anuncia que la plaza está totalmente oscura, parece algo extraño y me dice:
algo pasa. Me aconseja suavemente y deja que la emoción no invada.
Estos tres miedos, son el mismo miedo.
Dependiendo de cómo me vaya poniendo lo tendré de frente, ocultándome el
camino; por detrás empujando mi destino o de lado para acompañar mi presente.
Autor: Alejandro Lemos. Buenos Aires, Argentina.
alemos@epimeleia-argentina.org