EL ÉXITO FUENTE INACABABLE DE LOS
TRIUNFOS
Alguien hablaba sobre la forma del
éxito, pero yo lo imaginaba y lo vi como una chispa parecida al amor
pero menos radiante que él, sin embargo lo curioso de ello es que se
parecen porque siempre van de la mano.
Sin amor no hay éxito y sin
éxito no hay triunfos, es decir, que los triunfos se encadenan al
éxito como las semillas a los árboles y aquel que sí los
pueda acaudalar para intentar crecer siempre será una persona exitosa
porque el éxito es un gran motivo para seguir cultivando metas,
albergando ideales y sobre todo cumpliendo con aquello que se proponga.
En eso se basa el que se tenga una gran
motivación a diario porque en esa motivación se está
construyendo un sueño, el sueño siempre es intangible pero cuando
se hace realidad es representativo porque lo hemos palpado y ese sueño
es el que crece con nosotros, mientras que si el éxito nos ha alcanzado
los triunfos siempre serán los que sigan flameando como banderas en
torno nuestro.
¿Cómo encaminarse al
éxito?
Siendo claros con nosotros mismos, saber
lo que queremos hacer, hacia dónde queremos ir, y qué queremos
alcanzar.
Estas interrogantes debemos plantearnos
para enriquecernos de nuestra propia espiritualidad y esa bandera del triunfo
no se caiga.
Un hombre exitoso no es aquel que se
confunde en halagos y egoísmos, no es aquel que hunde a los
demás, es aquel que sobre sale ante el universo pero es grande en lo
espiritual y pliega su vanidad, sincero y virtuoso eso debe ser el ser humano
de verdad.
Como dice un gran adagio, La belleza no
se la mide ni con el tiempo, ni con la edad la belleza se la demuestra con lo
que hagas por los demás. El éxito es la clave de tu
interiorización y el deseo de exteriorizar todo aquello que puedes crear,
porque el don divino es el don de la inteligencia y eso es lo que te
hará vencer ya que las limitaciones solo son las circunstancias y esas
circunstancias son como el polen que si las echamos de un soplo se pueden ir.
Marquemos el éxito en nuestras
vidas, el Universo es quien nos da la oportunidad para encaminarnos hacia metas
distintas.
Autora: María Augusta Granda.
Quito, Ecuador.