El Diario de un Loco.
En las
aventuras del loco, vemos reflejada la decadencia de la sociedad moderna, que
ya no percibe su degradación. Ello es la gran ironía de la obra: ¿El loco es
aquel que pregunta, o todos los que aceptan como válido lo que no es?
La puesta en escena
pretende presentar un microcosmos a través del cual se ponga de manifiesto la
irregularidad del macrocosmos. El escenario se dividió en 5 zonas que
representan los lugares físicos reales por donde el personaje Iván deambula por
la ciudad de Cancún, mismos que a su vez representan los sitios de felicidad,
infelicidad, pasado, futuro y realidad. La escenografía estuvo constituida por
elementos que para el personaje sugieren a los espacios reales: una escalera de
tijera es un mirador de playa por ejemplo. La música de chelo funge como un
acompañante de Iván, y a través de los sonidos del instrumento, lo incita, se
solidariza, o lo burla. Un elemento escenográfico importante es el ciclorama
blanco, que es una pantalla en la que se proyecta todo lo que ocurre en el
subconsciente de Iván.
La iluminación baña
cada escena y refleja las emociones que vibran en el personaje. Ese mundo
sugerido de la escena, es el marco en el que el
personaje enfrenta la realidad, porque sus ropas, sus útiles, sus manos,
su rostro, y su estómago sin son verdaderos. La
puesta en escena de “El Diario de un Loco”, se basó en la adaptación realizada
al cuento de Nikolái Gogol. En ésta, existe un alejamiento de la visión
naturalista que el cuento de Gogol posee, pero se conserva la crudeza en la
visión crítica del personaje. Otro aspecto que se altera del texto de Gogol, es
el estatus del personaje, pues en el cuento aparece como un burócrata, mientras
que en nuestra propuesta se presenta como un pordiosero, un vagabundo, que
alguna vez fue un trabajador pero de empresa privada, esclavos del nuevo
feudalismo. El cambio obedece debido a que hoy los burócratas son una cara del
poder, y gracias a los sindicatos, son poseedores de cierta “alcurnia” que los
defiende; ser trabajador de una empresa privada solo te da derecho a las
prestaciones de ley, y no hay alguien que te defienda, eres menos que nada.
Autor: Rafael Fernández Pineda. Cancún, Quintana Roo. México.