EL ATARDECER
Ficha técnica:
País y Año: Estados Unidos, 2007
Director: Lajos Koltai
Guión: Susan Minot y Michael Cunningham,
Basado en la novela de Susan Minot.
Actrices:
Vanessa Redgrave, Natasha Richardson, Meryl Streep, Mamie Gummer, Claire Danes,
Toni Colette, Glenn Close, Eileen
Atkins
Producción: Michael Cunningham
Música original: Jan A.P. Kaczmarek
Fotografía: Gyula Pados
Montaje:
Allyson C. Johnson
Sinopsis:
Incapaz de silenciar el poder de los
recuerdos, Ann Lord (Vanessa Redgrave) confiesa un secreto a sus hijas,
Constance (Natasha Richardson), una esposa y madre feliz, y Nina (Toni
Collette), una impaciente soltera. Las dos hijas se preguntan quién puede ser
Harris y qué representó en la vida de su madre. Mientras Constance y Nina intentan
hacer balance de la vida de su madre y de la suya propia, una enfermera (Eileen
Atkins) cuida a Ann, que aprovecha la noche para regresar mentalmente 50 años
atrás a un fin de semana de verano, cuando era una joven que ha venido de Nueva
York para ser la dama de honor de su mejor amiga de universidad, Lila
Wittenborn (Mamie Gummer) novia nerviosa que pide ayuda a su amiga en vez de a
su madre (Glenn Close). El amor de Ann por Harris cambiará su vida, y la de sus
hijas.
Comentario:
Lajos
Koltai, (n. 2 de abril 1946 Budapest, Hungría), conocido por su trabajo como
fotógrafo del legendario director, también húngaro, István Szabó, y del
cineasta italiano Giuseppe Tornatore. También trabajó con nuestro Luis Mandoki
con quien rodó “Gaby: una historia verdadera", "Pasión sin
barreras", "Nacida ayer” y “Cuando un hombre ama a una mujer“.
Nacido a principios de la Guerra Fría,
se interesó por el cine a muy temprana edad, aunque en Hungría entonces las
películas eran fuertemente censuradas por si tenían contenido subversivo y/o
críticas al gobierno. Realizó su primer cortometraje con una cámara Súper 8 a
la edad de 14 años y comenzó a bosquejar guiones cortos y a filmarlos con
amigos y familiares. Ganó el primer y segundo premio en un festival
cinematográfico local aficionado, donde, por casualidad, Istvan Szabo, presidía
el jurado. Koltai se graduó en la Escuela de Drama y Cine de Budapest, una
escuela conocida por ser cuna de leyendas como Vilmos Zsigmond, y László
Kovács. Nominado al premio Óscar en 2000 por la fotografía de
"Malèna" y Premiado con un David Donatello y el Premio de Cine
Europeo por “La leyenda del pianista en el océano”, Ambas en colaboración con
Giuseppe Tormatore.Koltai. Temprano en su carrera ganó el reconocimiento
internacional durante sus colaboraciones con Szabó, por su película
"Mephisto", que ganó el óscar por Mejor Película en Idioma extranjero
1981, y el clásico político de culto "Angi Vera” de Pal Gabor. En este
punto la comunidad del cine internacional comenzaba a hacer caso de las
películas de Europa Oriental, el espíritu artístico húngaro comenzará a
encontrar su lugar en el mundo, y muchos directores húngaros enfrentaban
conflictos sobre la historia de filiación Nazi de su país. Así surgió una saga
de obras maestras, artísticas y políticas, de orientación adolescente “Time
Stands Still” 1982, una película que muchos consideraban reveladora para esos
tiempos, “Coronel Reld”, 1985 Ganadora del Festival de Cannes, que le dio otra
nominación al Oscar, también desató la polémica y “Hanussen”, otro drama
político basado en una aproximación del ascenso de Hitler.
Koltai desarrolla una fructífera carrera
en los EEUU donde filma “El amanecer” este filme es un drama romántico, de tono
nostálgico y profundamente intimista, de elegante factura y espíritu
contemplativo, que introduce a los espectadores a una sentida ensoñación sobre
la vida y la muerte, sobre el amor y el compromiso, hasta arrebatarnos con el
preciosismo de una hermosa puesta de sol para hablar metafóricamente del
declinar de una existencia sobre la que se hace balance y donde el cociente
es... haber amado.
“El atardecer” nos deleita con una primera escena donde una joven
vestida de blanco, recostada plácidamente en un velero impulsado por el viento,
contemplada por otra mujer anciana y de negro desde el embarcadero, que la mira
con gesto señorial, sonriente, melancólico... porque es ella misma cincuenta
años atrás. Bellas y poéticas imágenes, nada pretenciosas, para una emotiva
historia en la que Ann recuerda, en el lecho de muerte y ante sus hijas
Constance y Nina, su primer amor de juventud, Harris, y las trágicas
circunstancias que lo rodearon en la boda de su amiga Lila. Paralelamente y en
un tono dramático pero sereno y contenido, el espectador descubre las
encrucijadas vitales de Constance, felizmente casada y con dos hijos, y de
Nina, insegura y temerosa ante el futuro de un embarazo y un noviazgo que no la
satisface.
Lajos Koltai asume la realización de un film de enorme belleza
visual, con localizaciones preciosas en los acantilados de Nueva Inglaterra, y
una estética que sabe recoger los ambientes de los años 50 y también la
modernidad. Es la crónica de una vida intensa, una llamada a vivir sin miedo al
compromiso y a equivocarse, porque “no importa cometer errores” sino entender
que hay que arriesgarse con decisiones que suponen elegir uno de los muchos
caminos posibles, y que ahí se encuentra la posibilidad de amar. Es el balance
de una vida a las puertas de la muerte, con las oportunidades desaprovechadas y
los aciertos de unos días gastados por los hijos. Es un elogio a la maternidad
y al sentido abnegado de tantas mujeres que han sabido amar y entregarse. Y así
llegar al “atardecer” de su vida.
Ante todo, estamos ante una película de personajes, y especialmente
de mujeres y actrices. Un espléndido reparto magníficamente dirigido por
Koltai, donde madres e hijas en la vida real interpretan con sentimiento y
contención papeles de profundo calado humano. Natasha Richardson es hija de la
célebre Vanesa Redgrave y Mamie Gummer de la gran Meryl Streep. Todas logran
primeros planos de matizada expresividad con sus dudas, inquietudes y temores,
con escenas conmovedoras que van de lo melodramático a lo trágico.
Una cinta que se acerca a la obra maestra, con un guión muy bien
construido por Susan Minot y Michael Cunningham, con tramas perfectamente
entrelazadas que van y vienen en el tiempo, que se sirve sin abusar de la
fatalidad como recurso dramático, y que dibuja personajes de sentimientos
complejos y a veces contradictorios. Se completa con una música sinfónica
envolvente que respira un delicado y sugerente lirismo con las notas de un
piano que llegan sin cansar.
Autor: Rafael Fernández Pineda. Cancún,
Quintana Roo, México.