Don Emiliano Zapata

 

Por Raúl Espinosa Gamboa

 

Don Emiliano Zapata nació en Anenecuilco, el 8 de agosto de 1879 y sus padres fueron don Gabriel Zapata y doña Cleofas Salazar, quienes trabajaban en condiciones

difíciles en la venta y compra de animales, y en la producción de sus casi estériles tierras. En Anenecuilco, según apuntan algunos historiadores, las

tierras fértiles que beneficiaban a los propietarios de la Hacienda del Hospital, mientras las menos fértiles quedaba en manos de algunos campesinos pobres,

por lo que la familia Zapata tuvo que diversificar sus actividades, encaminándolas a la pequeña ganadería, para mantener su débil autonomía de la próspera

hacienda azucarera del lugar.

 

En tales condiciones don Gabriel Zapata, enseñó a sus hijos las labores del campo y en las del ranchero criador de ganado; les enseñó que "para comer en

la casa hay que sudar en el surco y el cerro, pero no en la hacienda". Emiliano Zapata cursó la educación primaria en la escuela de la aldea, pero a los

16 años queda huérfano de madre y 11 meses más tarde, también de padre. El patrimonio que heredó, aunque escaso, fue suficiente como para no tener que

emplearse como peón de alguna de las haciendas del lugar.

 

A partir de 1902 comienza a participar en la lucha por la justicia auxiliando al pueblo de Yautepec que tenía problemas con el hacendado don Pablo Escandón,

acompañando a un grupo de campesinos a la ciudad de México, ante las diferentes dependencias públicas, para pedir se les hiciera justicia. El 15 de abril

de 1906, los habitantes de Anenecuilco enviaron un escrito al gobernador del estado esbozándoles sus problemas con las tierras, y éste convocó una reunión,

a la que asistieron representantes del pueblo de Villa de Ayala y de Anenecuilco, entre los que se encontraba Emiliano Zapata. En 1908, como represalia

por su participación en apoyo a los campesinos fue incorporado como soldado raso al noveno regimiento de Cuernavaca, pero pronto fue ascendido a las órdenes

del jefe del Estado Mayor de don Porfirio el cual quedó más tarde al mando de don Ignacio de la Torre, en la ciudad de México, quién posteriormente autoriza

su baja.

 

En 1909 Zapata, apoya a don Patricio Leyva en las elecciones para gobernador del estado de Morelos que se enfrentará a don Pablo Escandón, quien ganó las

elecciones. En septiembre de ese año don Emiliano Zapata será electo presidente de la Junta de Defensa de la Tierra de Anenecuilco, que habían sido despojadas

por el gobernador Escandón, consiguiendo finalmente se hicieran entrega de los documentos a la comunidad. En 1910 encabeza el reparto de tierras en el

llano de Huajar y a fines de ese año volvió a repartir tierras en Anenecuilco, Villa de Ayala y Moyotepec.

 

Zapata no participó en la campaña presidencial de Francisco I. Madero, pero cuando éste promulgó el Plan de San Luis, formó parte de una reunión secreta

para elegir a un representante que se entrevistara con Madero, que nombrará a don Patricio Leyva líder del movimiento insurreccional en el lugar. Don Emiliano

Zapata se alza en armas el 10 de marzo de 1911 en Villa de Ayala, y formando una primera guerrilla con 70 hombres tomando Jojutla. A partir del 29 de marzo

asumió el mando de las fuerzas maderistas y tomando Axochiapan, asaltando la hacienda de Chinameca, luego Jonacatepec, sitiando Cuautla, entonces defendida

por lo más selecto del ejército porfirista, lo cual complicaba más la situación del régimen de don Porfirio Díaz y posteriormente luego de la renuncia

de Díaz, el 27 de mayo, Zapata entra a Cuernavaca con una fuerza de 5.000 hombres.

 

Madero y Zapata

 

Luego de la caída de don Porfirio y la designación del gobernador provisional del estado de Morelos, sin que Zapata estuviera de acuerdo, el 6 de junio

de 1911, el general Emiliano Zapata se entrevista con Madero empezando las negociaciones pues se pretendía desarmar a los revolucionarios. Pero mientras

Zapata desmovilizaba sus tropas y entregaba 3500 armas, en la ciudad de México le lanzaban acusaciones de haberse levantado nuevamente en armas. En esas

condiciones el 9 de agosto el presidente provisional Francisco León de la Barra dio instrucciones al general Victoriano Huerta para que marchara al estado

y terminara por la fuerza con el desarme de las tropas zapatistas. Será el momento en Zapata le dijo a Madero que desarmar a la revolución era entregarla

al enemigo.

 

Zapata concentró sus tropas en Villa de Ayala y lanzó un Manifiesto al Pueblo de Morelos, donde exponía la gravedad del problema. Como respuesta a este

desafío, el 29 de agosto el presidente León de la Barra ordenó al general Victoriano Huerta la persecución de Zapata hasta lograr su exterminio. Huerta

ocupó con sus tropas la plaza de Cuautla el 31 de agosto; el 12 de septiembre atacó la hacienda de Chinameca, donde se encontraba Zapata, que logró escapar,

pasando a la ofensiva, ocupando Topilejo, Tulyehualco, Nativitas y San Mateo en el valle de México, y avanzando sobre Milpa Alta. Esta ofensiva causó alarma

en la ciudad de México, y la Cámara de Diputados la consideró de importancia nacional.

 

En octubre se firma del Plan de Ayala y, el 30 de abril del siguiente año Zapata lanzó la primera reivindicación agraria en el pueblo de Ixcamilpa, Puebla.

En enero de 1912, Madero nombró al general Juvencio Robles jefe de la campaña, iniciando este una feroz represión en el estado de Morelos.

 

En 1913, después del Golpe de Estado que instaló a Huerta en el poder y el asesinato del presidente Madero, el general Emiliano Zapata modifica el Plan

de Ayala y ordena combatir a las fuerzas del gobierno usurpador, mientras por su parte Huerta emprende la campaña en el sur para tratar de destruir a las

fuerzas revolucionarias. Don Emiliano Zapata lanzó otro manifiesto el 20 de octubre, donde justificaba su actitud rebelde y hacía un llamado a todos los

mexicanos para que se unieran a la Revolución.

 

El 14 de julio de 1914 los revolucionarios se reunieron en San Pablo Oxtotepec, ratificaron el Plan de Ayala, nombraron a Zapata dirigente de la revolución

y pidieron que el Plan de Ayala fuera aceptado por los carrancistas. Empero Huerta renuncia a la presidencia el 15 de julio, la cual es asumida por el

licenciado Francisco Carvajal y el 20 de agosto, después de ocupar la ciudad de México, don Venustiano Carranza, asume el Poder Ejecutivo de acuerdo a

lo estipulado en el Plan de Guadalupe, declarando que "combatiría a Zapata y que no permitiría su entrada a la capital porque era un bandido", además de

que se negó a acatar el Plan de Ayala y manifestando "que los hacendados tenían sus derechos sancionados por las leyes y no era posible quitarles sus propiedades

para darlas a quien no tenía derecho".

 

El general Emiliano Zapata como respuesta lanzó otro manifiesto, donde reiteró que "la Revolución no se había hecho para conquistar ilusorios derechos políticos

que no dan de comer, sino para procurarse un pedazo de tierra que habría de proporcionarle alimento". Los revolucionarios designaron una comisión para

que asistiera a la Convención en Aguascalientes, logrando que la Convención hiciera suyos los postulados del Plan de Ayala.

 

El 30 de octubre la Convención acordó el desconocimiento de Carranza como Encargado del Poder Ejecutivo y designó a Eulalio Gutiérrez como presidente provisional

de la República. El 26 de noviembre la División del Norte y Ejército Libertador del Sur, ocuparon la capital de la República, obligando al General Obregón

a abandonarla. El 4 de diciembre se reunieron en Xochimilco los generales Emiliano Zapata y Francisco Villa donde suscribieron un pacto por el cual se

comprometieron a luchar juntos contra Carranza, entrando a la capital, al frente del Ejército Libertador del Sur y de la División del Norte respectivamente.

 

Mientras la lucha continúa, para cumplir lo dispuesto en los artículos 6 y 7 del Plan de Ayala, Zapata creó las primeras Comisiones Agrarias; estableció

el Crédito Agrícola; fundó la Caja Rural de Préstamos que funcionó con éxito en el estado de Morelos durante 1915 y 1916 y reorganizó la industria azucarera.

 

El 10 de julio de 1916 el general Emiliano Zapata lanzó un Manifiesto al Pueblo Mexicano, en Quilamula, donde hacía responsable a Carranza de la Expedición

Punitiva y llamaba a la unidad nacional para acabar con los traidores. A principios de 1917, los zapatistas logran finalmente expulsar a las tropas carrancistas

del estado de Morelos y continúan trabajando por la implantación de los postulados del Plan de Ayala, a la par que expiden una Ley Administrativa General

para el Estado.

 

Decadencia militar del zapatismo

 

Promulgada la Constitución de 1917 y con Carranza como presidente, éste ordena la represión de los zapatistas. Empero el 20 de abril don Emiliano Zapata

lanzó un Manifiesto al Pueblo, donde señaló los errores del gobierno carrancista y exhorta a los revolucionarios y a los mexicanos en general a unirse

a su movimiento. El 20 de mayo lanzó otro manifiesto donde decía que la caída del gobierno carrancista era una exigencia; reafirmaba la liberación de la

tierra y, la emancipación del campesino, sin capataces ni amos. Calificó a los soldados carrancistas de "aventureros sin escrúpulos ni conciencia, de no

hombres sino furiosos adversarios sin bandera ni principios, que tenían como programa el pillaje y como ideales el saqueo y el botín".

 

El 18 de agosto de 1918, los carrancistas se apoderaron nuevamente de las plazas principales del estado. Don Emiliano Zapata prosigue su lucha en forma

de guerrillas, sin embargo el movimiento zapatista a partir de la promulgación de la Constitución de 1917, debido a la ausencia de un proyecto nacional

de Estado, comienza a atravesar por graves circunstancias; no solo tuvo que enfrentar a las tropas constitucionalistas, sino que se suscitaron algunas

divisiones y deserciones. Algunos aceptaron la amnistía que les ofrecía el gobierno, e incluso llegaron a enfrentarse a sus ex compañeros de lucha, perdiendo

fuerza militar; empero seguía siendo uno de los principales problemas del gobierno de Carranza.

 

La cada vez más difícil situación facilitó que le tendieran una trampa para asesinarlo. El coronel Jesús Guajardo fingió unirse al movimiento zapatista,

y para ganarse la confianza de don Emiliano Zapata, asesinó a un grupo de sus compañeros; luego, le ofreció además de armas, y unírsele con su tropa, citándolo

en Chinameca donde logra el 10 de abril de 1919 asesinarlo, con lo que obtuvo de Carranza 50 mil pesos plata y el grado de general por su traición a Zapata.

 

Luego de la muerte del general Emiliano Zapata, algunos de los núcleos zapatistas se mantuvieron en la lucha guerrillera hasta 1920 en que se adhirieron

al Plan de Agua Prieta y luego de la muerte de don Venustiano Carranza, algunos de dirigentes pasaron a formar parte del Ejército mientras otros fueron

amnistiados retornando a sus lugares de origen.

 

 

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