EL DOLOR DE LA PERDIDA

 

Por Roberto Sancho.

 

La costumbre de compartir con personas que en su vida, enfrentan una discapacidad con tanto aplomo que pareciera no tenerla, es lo que hace que pasen inadvertidas muchas de sus necesidades y derechos.

Para el psicólogo Javier Rojas, funcionario del Centro Nacional de Control de Dolor, La pérdida de lo que se tiene en alta estima sin importar que se trate de bienes materiales o sentimentales duele, y una de las más relevantes es la muerte de un ser querido o la separación de uno de los miembros propios como pueden ser una pierna, un brazo o un sentido por las repercusiones sociales que ésta condición acarrea.

Las enfermedades de larga duración, permiten al individuo y sus familiares, observar el deterioro que puede culminar en una muerte anunciada , situación que difiere en mucho al chokc que sufren los parientes cuando se les comunica el fallecimiento inesperado de quien formaba parte del hogar.

si se trata de un accidente donde se preserva la vida pero se esfuma la función de caminar, ver o escuchar , entonces, el proceso de enfrentamiento a la pérdida, debe abordarse en forma integral porque muchas veces, ya no se volverá al deporte, trabajo, diversión o actividad que se practicaba antes del accidente.

Un rápido vistazo, coloca a las personas sin discapacidades aparentes, ante una sociedad pensada para seres humanos sin limitaciones físicas, sensoriales y mentales , donde tampoco hay tiempo para pensar que una enfermedad, un trauma o un accidente puede colocarlos ante la otra realidad, la que viven miles de costarricenses que tienen serios problemas para transitar por aceras repletas de ventas, postes, rótulos publicitarios, cabinas telefónicas, basureros y autos aparcados justo en las rampas por donde con suerte, podría transitar una persona con su silla de ruedas si contara con transporte accesible.

Las estadísticas reflejan que, en Costa Rica , mueren muchas personas víctimas del cáncer, las enfermedades del corazón, los accidentes automovilísticos y los asaltos, por tanto, es conveniente que los niños aprendan a formar parte de la solución en los problemas que enfrenta la familia, y que asuman el rol que les corresponda, si el cabeza de hogar, ya no tiene un trabajo bien remunerado, debe aprender a gastar menos, si no puede practicar el deporte favorito que solían compartir antes de la nueva condición, buscar otras alternativas divertidas y por sobre todo, prevenir las situaciones de peligro.

El licenciado Javier Rojas, recuerda el caso de un joven de 20 años de edad que trabajaba como modelo de una marca distribuidora de camisas deportivas.

El sábado por la noche, se dirigió a una discoteca de donde salió por la madrugada luego de tomarse unas cervezas para recuperar la conciencia el domingo en un centro hospitalario donde lo llevaron luego del accidente que sufrió.

El muchacho, levantó la sábana, vio una canasta de protección y comprobó que no tenía una pierna.

Pensó que porqué le pasó a él y no a un indigente a un drogadicto, a un anciano o a una persona con discapacidad y se enojó con su novia, la familia y los médicos.

Rechazaba los alimentos, los medicamentos y deseaba morir, Le pidió a Dios que lo despertara de ésa pesadilla y tuvo que pasar un año para que aceptara la realidad y una vez superada la fase de frustración y enojo, inició la recuperación que hoy le permite, manejar su propio auto, caminar con ayuda de una prótesis y hacer una vida normal.

Muchas personas se quedan en el duelo de la pérdida, si se divorciaron, lamentan los errores cometidos, si se les quemó la casa, se recriminan por no tomar las medidas apropiadas como tener un seguro contra incendios y no se dan la oportunidad de avanzar hacia la superación.

El licenciado Rojas, explica que la sicología moderna coloca al profesional frente a la persona, a una altura que le permita estar en las mismas condiciones, desprovisto de gabachas e implementos médicos, mirarlo a los ojos mientras comparten un café, un refresco o un baso de agua para iniciar la absorción de toda la energía y necesidad que tiene la persona en ése momento y así dirigir los objetivos terapéuticos poniéndose en el lugar de quien requiere el respaldo para construir y caminar hacia nuevos horizontes con el apoyo que le pueda dar, pues para eso está ahí junto a quien requiere de su compañía, atención y conocimiento.

CALIDAD DE VIDA

La calidad de vida, no se garantiza ni se pierde por presentar o no, una discapacidad porque se trata de una amalgama de aspectos psicológicos, sociales, emocionales y espirituales donde participan muchas circunstancias que en caso de las personas con discapacidad, incluyen a las instituciones de alta calidad que contribuyan a fortalecer las áreas que pueden dar al traste con el alcance de las metas trazadas por la persona objeto de atención.

Al adquirirse una discapacidad, se requiere apoyo para avanzar en un proceso de adaptación y aceptación que le permita mejorar su autoestima y enfrentar con éxito la vida .

Ahora, el individuo, debe mejorar, a partir de los nuevos retos y valores, encontrar otras virtudes que se pondrán de manifiesto en esferas laborales in imaginadas hasta entonces.

Javier Rojas, piensa que los profesionales aportan y aprenden en su labor junto a la persona con discapacidad, ilustra su afirmación con el caso de Raúl, un adolescente de 16 años de edad que sufre de meningitis lo que le produce la muerte de una parte importante del cerebro.

No escatima elogios para éste joven que con su inteligencia y deseos de vivir, aprende a manejar con su cabeza, la máquina que le ayuda a respirar, le da órdenes para que suba la frecuencia, acomode las vibraciones , en el teléfono público del hospital, discaba el número de su novia, respiraba para luego saludar y escuchar a QUIEN LE DABA EL AMOR necesario para mantener la ilusión de vivir con la certeza de un futuro promisorio.

Regresar.