Casa de la Cultura de Cancún

EL LIBRO DE LA SEMANA: "DOCE MUECAS Y UN GESTO"

El Instituto Quintanarroense de la Cultura a través de la Casa de la Cultura de Cancún, siguiendo con su tarea de comentar cada semana un libro, en esta ocasión inicia la presentación de los primeros libros editados en nuestra localidad, pero que además contaran, cada uno, con las palabras de reconocidos ciudadanos que han participado permanentemente por dar a conocer las distintas expresiones publicadas en Quintana Roo.

Hoy, comenzamos con el primer libro de la serie, "Doce Muecas y Un Gesto", escrito por don Rafael del Pozo y Alcalá (q.e.p.d.) y damos paso a las palabras del licenciado Juan Caballero Corral quien al respecto nos dice:

"Doce Muecas y Un Gesto" es la obra primera de la literatura cancunense. Escrito, editado, impreso y publicado en Cancún en 1980, ésta colección de cuentos imaginados por Rafael Del Pozo y Alcalá constituye la ópera prima de Cancún, de éste Cancún que para entonces ya era residencia de algunos escritores quintanarroenses, nativos y avecindados, que habían publicado trabajos en diferentes sitios del Estado, pero que no tuvieron la suerte de ver la luz primera en éste polo turístico.

Rafael Del Pozo era un andaluz de pura sepa, pisciano incorregible que nos cautivó con su buen humor, su amor por la cultura, la buena charla, el vino y la tortilla española con que nos deleitaba en su bar "El Trovador", casi tan exquisita como el kipe crudo que preparaba Dalel Dergal, la hermosa cónyuge mexicana-libanesa con quien Rafael procreó en Cancún sus dos hijos. Por confesión, Rafael era poseedor de una filosofía inconfesable que le dio "la oportunidad de contemplar ambas orillas (de la corriente) y de reír a izquierdas y a derechas".

Sus "Doce Muecas y Un Gesto" son trece finos ejercicios de creación, en los que Rafael Del Pozo nos ofrece diferentes facetas de su aguda pluma. Lo mismo podemos encontrar una exquisita sensualidad en la narración de "Contacto", relato sobre naves extraterrestres en la que adivinamos cierto escrúpulo que le impidió llegar al erotismo, como una precisa y documentada descripción de combates militares salpicada de figuras poéticas en "Dos Hombres", una historia que nos atrapa desde sus primeras líneas con el vigor de su trazo y la llaneza de su lenguaje.

Rafael Del Pozo se distinguió por su ironía. Su vasta cultura le permitió siempre convertir la burla, la mordacidad, el sarcasmo, en un ingenioso humorismo que lejos de lastimar a sus oyentes o lectores le brindó siempre la simpatía de quienes lo conocimos. En ese Cancún de fines de los 70’s, que se llenaba poco a poco de mexicanos venidos de todas partes a buscar mejores horizontes, el simpático acento andaluz de Rafael Del Pozo, que vino a México más a gozar que a crear fortuna, era como un rincón de paz en la diaria agitación del trabajo intenso. Su gusto por el solaz y las humanidades, contrastaba notoriamente con el afán constructivo y comercial de la mayoría de quienes convivimos con él.

El libro de Rafael Del Pozo es una obra, podríamos decir, artesanal; no por cuanto hace a sus materiales o encuadernado, como por su estilo y contenido. No tiene prólogo, introducción, prefacio, ni nada que se le parezca; tan sólo, acompañando al índice, una gentil dedicatoria para María Dalel, su compañera, "artífice de su felicidad" y, eso sí, la numeración de cada una de las copias de la primera edición que, hay que decirlo, no ha tenido una segunda. Cada una de sus trece partes es un delicioso bocadillo para quienes gustamos de alimentar el espíritu con las buenas obras de nuestros hermanos hombres" concluye el licenciado Juan Caballero Corral.

 

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