DISCRIMINACIÓN: EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA.

 

La discriminación es, tristemente, un fenómeno que en mayor o menor grado enfrentamos los ciegos diariamente, comienza, desafortunadamente en el seno familiar, proviene, no solo de la familia extendida sino del núcleo básico, con el que se convive día con día, manifestada por padres que ocultan a los hijos ciegos por vergüenza, por maltrato, por limitar sus actividades; impidiendo así el desarrollo de sus capacidades, o por burlas o rivalidad de los hermanos.

En la escuela, sobre todo cuando los niños ciegos están integrados al sistema educativo general, la falta de capacitación de los maestros en el manejo de niños ciegos y la falta de vocación, propicia el maltrato y el abandono de ellos a su propia suerte, las burlas de los condiscípulos causan traumas permanentes.

En la educación superior hay que enfrentar la indiferencia y los prejuicios de los compañeros y la incomprensión de los maestros.

En el medio laboral, la cifra de ciegos desempleados habla por si misma, el clima laboral es a todas luces hostil.

En las actividades de la vida diaria, en el deambular por las calles enfrentando la falta de consideración, la agresividad de los conductores, la indiferencia hacia nosotros, la actitud de aniquilarnos o ignorarnos, dirigiéndose solamente a nuestro acompañante.

Estas son solo algunas de las situaciones que los ciegos vivimos diariamente, siendo objeto de discriminación de una sociedad que requiere ser sensibilizada y en ocasiones penalizada.

 

Autor: Bulmaro Landa Quezada. Tlalnepantla, Estado de México. México.

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