Día de Reyes.
Cada año el día de reyes era igual, levantarse al salir el sol para abrir los
regalos, poner baterías, armar juguetes, pegar calcomanías, era inevitable.
Luego volverse a la cama a dormir otro rato en lo que Ernesto disfrutaba. Este
año los reyes se habían lucido, a Ernesto, hijo único, le habían traído un
magnífico coche a control remoto, libros de cuentos y algunos chocolates. A
Margarita, madre soltera, una hermosa mini falda de cuero, unos pendientes y algunos
cosméticos.
Un par de horas más tarde, al despertar Margarita se dirigió al cuarto de
Ernesto para gozar a su hijo disfrutando de sus regalos. Ernesto manejaba el
coche a toda velocidad. Los labios pintados de un carmín casi ardiente y la
falda de cuero puesta encima del pantalón de pijama.
Autora: R.E. Toledo. Nueva York, Estados
Unidos.