DESAFIANDO LAS DESIGUALDADES.
Desde los albores de su aparición la vida de la mujer
ha estado jalonada por hechos que han marcado su historia. Desde la era
patriarcal hasta hoy en el siglo veintiuno conocido como el siglo del
conocimiento, la desigualdad entre mujeres y hombres, es cada día más abismal.
Panamá, no escapa de ese oscurantismo y hablar de
mujeres con discapacidad es reconocer la prevalencia de una triple
discriminación, que viene establecida por su condición de persona con
discapacidad, estrato social y por su
género.
Ahora bien, los roles tradicionales de madre y esposa
han postergado a la mujer a construir su subjetividad sobre estos patrones.
Estos estereotipos han supuesto un obstáculo aún mayor para las mujeres con
discapacidad a la hora de identificarse incluso como madres y esposas
El primer Foro de Mujeres con Discapacidad, organizado
por el Instituto Nacional de la Mujer (Inamu),
el Consejo Nacional de la Mujer y la Mesa de Análisis de Leyes sobre Discapacidad
(Meledis), con intervención de la Organización de Estados Americanos, abrió el
abanico a la féminas con discapacidad de divulgar la triple discriminación y
exclusión de las que son objeto, proyectándolas como una población vulnerable y
dignas de conmiseración e incluso por sus propias familias y congéneres.
Además el encuentro puntualizó, la necesidad de una
mayor incorporación de la mujer al mercado laboral, con la independencia
económica que ello supone, en virtud que están sufriendo significativos
cambios. No obstante, la desigualdad entre mujeres y hombres sigue implícito
Los datos sobre empleo y desempleo, corresponsabilidad
en las tareas domésticas y el cuidado de los hijos, nos demuestran a las claras
que la igualdad de derecho no va aparejado a igualdad de hecho. Se continúan
generando pautas de comportamiento, roles y sistemas de valores de mujeres y
hombres, que imposibilitan la igualdad de oportunidades y el pleno desarrollo
de la persona, indistintamente de su sexo.
Por otra parte, La
discapacidad no puede ni debe ser una limitación para que las mujeres disfruten
una vida con calidad. Una condición sine qua non para alcanzar la igualdad de
oportunidades es una buena formación. Las mujeres y niñas deben disfrutar de
pleno acceso a la educación y a la formación a lo largo de toda su vida. Las
instalaciones educativas deben ser accesibles físicamente y contar con
materiales alternativos.
En este
sentido, informes estadísticos de
La investigación por nivel
educativo de instrucción revela que el promedio mayor de la población con
discapacidad se sitúa en la educación primaria. Además, el 9.4% de la población
con discapacidad tiene título universitario, y en esta población las mujeres
duplican a los varones.
Las mujeres con discapacidad física pueden y deben
participar en
Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.
Comunicadora
Social.