¿DEMOCRACIA?

(Principios para una crítica a este régimen)

Por Rodrigo Landa Reyes.

Nuestras críticas al mal gobierno –imperante en México desde hace ya mucho tiempo- no trascenderán si no nos trascendemos nosotros mismos. Trascender quiere decir literalmente ir más allá, sobrepasar, trepar por encima. ¿Qué quiere decir entonces lo anterior? Que mientras nos mantengamos en el nivel de una crítica al interior de nuestro gobierno nuestra situación no mejorará. Hay que hacer un alto y preguntarnos lo siguiente: ¿responde nuestra actual forma de gobierno a nuestras expectativas vitales tanto materiales como espirituales? No del todo. Y es que pensemos tan sólo en lo básico, a saber, la democracia es el gobierno en manos del pueblo (demos: pueblo; kratos: poder, fuerza). Supongamos que en efecto el gobierno, el poder esté en manos del pueblo, de la mayoría. ¿No es acaso este un equívoco enorme? En primer lugar porque el acuerdo o los acuerdos a que llegue una mayoría resulta algo discutible por dos cosas: 1) no hay consenso y, 2) la inteligencia, la sapiencia, el conocimiento son características propias de sólo unos cuantos. Este último punto derriba rotundamente nuestra idea de la democracia.

Piénsese: ni los gobernantes (presidentes, diputados, senadores, jueces) ni los gobernados (el pueblo, la mayoría) son sabios. ¿O es que alguien se atrevería a refutar este hecho? ¿sería alguien capaz de decir que todos somos sabios? Quien esté en su sano juicio reconocerá que gente inteligente no se encuentra a la vuelta de la esquina, es más, en nuestra vida, en nuestra experiencia nos percatamos de ello.

¿Qué consecuencias tiene la democracia?, en otras palabras, ¿qué consecuencias tiene que los indoctos e iletrados (el pueblo, la mayoría) voten por alguien indocto e iletrado? ¿En verdad tendré que escribir una respuesta? No; vea usted mismo las atrocidades de la democracia (o mejor dicho del gobierno en manos de los ignaros); vea qué ridículo, triste y poco noble es "estar representado" por partidos políticos, por un presidente caricaturesco, ¿es lo que como hombres merecemos?

Aun más. Repárese en lo siguiente: ¿se elige o se vota? ¿Elegir es votar? De ninguna manera. Cuando elegimos conocemos las opciones; elegir es un acto de nuestra voluntad; cuando elegimos nos jugamos el ser y nuestro ser va de por medio en nuestra elección. Votar es simplemente manifestar una preferencia, preferencia que no forzosamente nos afecta.

Considere todo lo escrito hasta aquí y reflexione: ¿qué forma de gobierno le convendrá a la humanidad? No existen muchas alternativas. Tenemos a la monarquía, a la oligarquía y a la democracia (el gobierno de uno, de varios, de muchos) vistas en un sentido positivo; en un sentido negativo hablaríamos de monarquía tiránica (como algunos reyes déspotas de los siglos XVI y XVII), de plutocracia (el poder en manos de los ricos) y de democracia tiránica (en un inicio la palabra tirano designaba a una persona o grupo que usurpaba el poder de manera ilegal, hoy día se le da una connotación de abuso de poder o de ejercicio cruento del poder).

Se tiene que ver también que el problema de fondo es saber cómo tiene que ser la relación entre gobernante y gobernado, qué características tienen uno y otro, por qué necesitamos ser gobernados.

Todo esto es para que usted se dé cuenta de que lo que llamamos política va más allá de lo que hacen nuestros "políticos" y de lo que platican nuestros "analistas" en la televisión, radio o prensa.

 

Comentarios a: iguanarlr@yahoo.com

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