DE FUMADOR A FUMADOR: ES CUESTIÓN DE SALUD Y EDUCACIÓN.

 

En México y muchos otros países se están proponiendo leyes para evitar que los fumadores lo hagamos en lugares públicos cerrados. Al respecto, yo debo decir: he fumado y puedo dejar de fumar en los hospitales, las escuelas, las oficinas públicas y, también, en los lugares donde el fumar parece una tradición: los restaurantes y bares.

 

Es cuestión de salud y educación. Sabemos que lo principal es porque hace daño, pero también sabemos que huele feo cuando el humo se ha acumulado. No se vale que otros huelan tu humo, que su ropa quede oliendo a cigarro. Mucho menos se vale que inhalen tu humo. Ese humo contamina el aire de todos, y eso es lo que no debemos aceptar ni fumadores ni no fumadores. Nunca he sentido discriminación hacia mí por ser fumadora, sé que lo que se discrimina o, más bien, lo que se rechaza, es el humo del cigarro.

 

El humo de tabaco es un contaminante ambiental de los más peligrosos. Por fortuna, en lugares abiertos, el humo se esparce por la atmósfera y no se concentra. Pero en lugares cerrados, incluso para los fumadores, los expone a niveles mucho más altos de sustancias carcinógenas que si sólo hubieran fumado sus propios cigarros.

 

Yo estoy consciente de los riesgos del humo de tabaco: enfermedades respiratorias, enfermedades del corazón y diversos tipos de cánceres. Otras personas, incluyendo fumadores y no fumadores, no conocen estos riesgos. Por la conciencia que tengo del daño que provoca, no tengo derecho a invadir con mi humo de tabaco el aire que otras personas respiran. No es ético imponerles que se expongan a esos graves riesgos.

 

Si alguien a tu alrededor no quiere el humo de cigarro, no fumes cerca de él. Es cuestión de salud y educación.

 

Autores: Equipo de trabajo Por una Cultura Libre de Humo de Tabaco que ha colaborado con el Dr. James Thrasher del INSP de Cuernavaca Morelos.

 

Enviado por: Olivia Ortiz. México, Distrito Federal.

oliviaortizra@gmail.com 

 

 

 

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