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EL CUMPLEAÑOS DE JUÁREZ EN 1868

 

* El Primero en Tiempo de Paz

 

Después de la victoria del 22 de diciembre de 1860 de las tropas de González Ortega en la definitiva batalla que desintegró al ejército conservador al mando de Miramón, Juárez entra a la ciudad de México donde convocará a elecciones, quedando el nuevo congreso instalado el 9 de mayo, a la vez que don Benito tomará posición como Presidente Constitucional el 15 de junio. Pero con la victoria liberal en la Guerra de Reforma no se logrará la pacificación del país, pues la crisis propiciada por los conflictos, crearon una desesperada situación que hizo fracasar los intentos liberales de estabilizar al país, lo cual fue aprovechado por los conservadores para propiciar la intervención francesa y el imperio de Maximiliano. El 15 de junio de 1867, luego de la derrota de estos, don Benito Juárez entra de nuevo a la ciudad de México, iniciándose así el período de la República Restaurada.

Juárez se instaló con su familia en el ala norte del Palacio Nacional, en el entrepiso de la parte que ve a la calle de Moneda, entonces llamada del Arzobispado, con una salida directa por una puerta discreta. Ese sitio es hoy un recinto de homenaje al patricio. Don Benito hacía una vida sencilla. Se levantaba muy temprano y de 9 a 10 de la mañana recibía al público; luego tenía acuerdos y otras funciones hasta las 13 horas. A las 14 comía con su esposa y familia; después descansaba algunos momentos en sus habitaciones. Nuevamente atendía al público de 5 a 6 de la tarde y posteriormente se dedicaba a asuntos oficiales y al estudio. Generalmente a las 8 de la noche cenaba y salía acompañado por su esposa a caminar por la calle Plateros (hoy Madero) llegando hasta la Alameda, siendo uno de sus sitios preferidos ese donde se asienta hoy su hemiciclo.

El 21 de marzo de 1868, pasará como presidente, por primera vez en tiempos de paz, su cumpleaños, pese a sus intensas actividades por reorganizar al país. Distintos documentos señalan la forma modesta y austera como vivió ese día, aunque ciertamente hubo diversas y espontáneas iniciativas para darle calor al onomástico. Así, encontramos que un funcionario dio órdenes para que al amanecer ese día se izara la bandera nacional en los edificios públicos, las bandas militares tocaran dianas y se hicieran salvas de artillería, sin haber enterado al presidente de tales intenciones, las que fueron del total desagrado de don Benito porque chocaba con su natural sencillez y sus costumbres democráticas. Al día siguiente dictó una contraorden a estas medidas que su acucioso promotor tuvo que reconocer que no contaba con la aprobación del presidente Juárez.

Otros eventos como ejercicios gimnásticos en las torres de la Catedral no son aceptadas por el presidente. Sin embargo en diversos lugares del país se realizaron celebraciones como “las fiestas públicas, cena y baile” que realizó el ayuntamiento de Tampico, a lo que el presidente respondió que “ya es hora que los mexicanos consagren su inteligencia y tiempo a mejorar las condiciones del pueblo…”. A Mariano de Jesús Torre le devuelve el poema en octavas que le prodiga elogios y le dice que sólo corresponde “a la confianza con que me honró el voto de la nación”.

El 21 de marzo de 1868 don Benito dio una gran lección a los que antes y después de él han usado el poder para beneficio propio, por eso también la Patria siempre lo recordará.

 

Por: Raúl Espinosa Gamboa.

Cancún, Quintana Roo, México.

raesgam@yahoo.com.mx

 

 

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