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CULTURA, ESTADO Y SOCIEDAD
*Entre Anatemas y Fetichismos
Existe en Quintana Roo, una serie de confusiones
sobre la nueva política cultural que se propone para un nuevo modelo de
desarrollo que surge de la condición objetiva de adecuar las necesidades de la
entidad a su acelerado ritmo de crecimiento. Lo delicado de esto es cuando
personeros del gobierno son los que las emiten. Mantener silencio ante
opiniones incorrectas sólo contribuye a profundizar las confusiones.
En una interesante entrevista a Roberto
Estrada realizada por Fernanda Montiel para el periódico “El Quintanarroense”,
el flamante funcionario de la Secretaría de Cultura da una serie de opiniones
que merecen ser clarificadas pues mantenerlas como tal sólo confunde más.
Ante la pregunta de “¿Qué significa para
usted la política cultural?” el licenciado Estrada afirmó: “Se empieza por definir
qué es una política pública. Es un problema que existe, creo, en todo México:
la falta de definición de políticas públicas. En resumen una política pública
es la que marca el nivel de injerencia y de acciones que el gobierno va a tomar
para solucionar un problema social (sic) determinado, en este caso, el problema
cultural”.
Si observamos con cuidado veremos que
afirma “qué es una política pública”, pero no define si de gobierno o de
Estado. El asunto es que ante la incomprensión sólo difunde ideas confusas. Lo
dicho: nada más fácil que inventar causas místicas, es decir frases, cuando se
carece de sentido común.
La nueva política cultural, es una
política pública, pero de Estado, porque a este le corresponde garantizar a
través de leyes e instituciones el disfrute, preservación, promoción, difusión
y recreación de la cultura, que como derecho en la vida cultural, todo
habitante tiene y que además, impulse un nuevo modelo de desarrollo.
Es común en algunas personas hacer del
Estado una anatema, entre otras cosas porque también confunden a este con el
gobierno y viceversa. Repetimos de manera sucinta que el Estado es la forma de
organizarse de una determinada sociedad establecida en un territorio o punto
del mapa geográfico. El Estado está compuesto por tres elementos: población,
territorio y gobierno; funciona, en efecto, previsto de un poder público que se
caracteriza por ser soberano, cuenta con fuerza coercitiva, y se justifica por
los fines sociales que tiene a su cargo.
El gobierno no es el Estado, sino parte
de este. Otro tanto sucede con la sociedad. Algunos recurren a la sociedad
civil. Una sociedad en su base está determinada por el modo y las formas de
relaciones de producción, a la que corresponde las ideologías que no deja de
ser una forma de actividad espiritual de la sociedad en cualquiera de sus
contenidos o expresiones.
La sociedad civil no es un fetiche; en
cada tiempo se establece el Estado de acuerdo a la forma en que se organiza a
la sociedad y esta no es más, finalmente, que la expresión oficial del Estado.
Más adelante el licenciado Roberto
Estrada apunta que “El problema cultural es un problema social; es un problema
de todos y la definición de cuáles son las estrategias y los instrumentos para
atacar este problema común que se llama promoción cultural, en eso estriba la
definición de políticas culturales”. A la Cultura la llama problema social y
(tome nota cómo) pero ¿de dónde saca esas ideas?
El “problema” cultural (curiosa forma de
nombrar la cultura) no es un problema social, puesto que son los hombres en su
quehacer cotidiano los que van creando cultura y que esta corresponde a cada
etapa de su proceso evolutivo.
“La definición de cuáles son las
estrategias y los instrumentos para atacar este problema común (sic) que se
llama promoción cultural, en eso estriba la definición de políticas
culturales”; si el licenciado Estrada insiste en señalar “atacar este problema
común” entonces, al parecer, no tiene claridad en qué es la cultura.
La promoción cultural se hace sobre lo
que el hombre ha creado (y crea en cada momento) y esta consiste en la difusión
de nuestros valores, cuyo contenido -como ya antes hemos dicho- recoja el
carácter histórico y democrático de la cultura y vida cultural, la impulse, la
divulgue y la proteja. Esto es un objetivo de Estado que se debe realizar a
través de instancias que lo conforma: población y gobierno. Impedir que los
trabajadores de la cultura (en sus distintas manifestaciones) y la población
participen en ese proceso le daría un carácter antidemocrático o paternalista.
Cierto es como señala don Roberto
Estrada que “En el estado ya tenemos un avance significativo al tener una ley
de cultura que protege y promueve por ley la promoción cultural, pero a esta
ley le tenemos que agregar todavía muchas cosas: mucho trabajo y no es sólo una
responsabilidad oficial, no sólo una responsabilidad de los organismos de la
Secretaría de Cultura, sino una responsabilidad de todos”.
Pero a la pregunta de la reportera
“¿Cómo se puede poner en práctica una política cultural?, si es que esto es
posible” responde “Yo no hablaría de una política cultural única sino una serie
de políticas culturales, como por ejemplo el desarrollo artístico”, nuevamente
confirma sus confusiones. La política cultural es una, sus expresiones son varias,
a menos que esté hablando bajo el concepto autoritario.
Más adelante dice “La Secretaría de
Cultura no puede generar desarrollo artístico, el desarrollo artístico lo
generan los artistas; yo siempre comparo el desarrollo artístico y es en donde
mi formación de economista me traiciona, con una fórmula de oferta y demanda…”.
Nuevamente sigue en la confusión, la Secretaría de Cultura no fue un cambio de
siglas, sino que se crea como una necesidad, en la que el Estado garantice a
los trabajadores de la Cultura, (en este caso está hablando de artistas, pero a
la población en dónde la deja) las condiciones para el desarrollo artístico y,
a toda la población su acceso a la recreación de la misma.
Por razón de espacio vamos a seguir en
la siguiente oportunidad con el tema, sin embargo no queremos dejar de apuntar
desde ahora nuestra extrañeza en que la página en Internet de la Secretaría de
Cultura siga siendo www.iqc.gob.mx cuando el IQC ya fue abrogado y que no se
encuentre en esa el Programa Estatal de Cultura hasta el 2011 de la Secretaría.
II
Confusiones
y Barbaridades
La confusión
de muchos funcionarios sobre las perspectivas de una nueva política cultural,
no sólo lleva al licenciado Roberto Estrada a decir barbaridades, sino que estas
se repiten en otras dependencias como lo hace Mónica Millán de “Publicidad y
Atención a Medios de la Secretaría de Turismo de Quintana Roo”, que afirma (a
propósito del Festival del Cortometraje) “¡Que venga más cultura a Cancún! ¡Los
esperamos!”, lo cual muestra igualmente su falta de claridad ante el concepto
“cultura” y recurren a simplismos.
Cuando el licenciado Roberto Estrada
afirma “yo siempre comparo el desarrollo artístico y es en donde mi formación
de economista me traiciona, con una fórmula de oferta y demanda”, debemos decir
que además se confunde también los conceptos Cultura y Arte.
Ya hemos definido el significado de
Cultura, así que debemos reafirmar que “entendemos por Arte como una forma de
la conciencia social y de la actividad humana, consistente en el reflejo de la
realidad a través de imágenes artísticas; constituye uno de los procedimientos
más importantes de la comprensión estética del mundo. La fuente que dio origen
a la actividad artística así como al proceso precedente gracias al que se
formaron los sentimientos y necesidades estéticas del hombre fue el trabajo. En
los pueblos primitivos el nexo entre arte y trabajo es directo, con el paso del
tiempo el desarrollo histórico del arte se encuentra ligado a los cambios de
las estructuras económico-sociales de una sociedad.
Las diversas conexiones del arte con el
pueblo se han consolidado bajo es aspecto de una de las particularidades del
primero: su carácter nacional. Como forma que refleja el ser social, el arte
tiene mucho en común con los demás fenómenos de la vida espiritual de la
sociedad: con la ciencia, con la técnica, con la ideología política, con la
moral, etc. Por otra parte el arte posee varias particularidades determinantes
que lo distinguen de todas las otras formas de conciencia social. El objeto
específico del arte está constituido por las actitudes estéticas del hombre
frente a la realidad; su objetivo estriba en la interpretación artística del
mundo. Las imágenes artísticas se elaboran en el proceso de la actividad
creadora del artista sobre la base del conocimiento de la vida y la maestría
consumada”.
Cuando el licenciado Estrada deja de
comprender esto, porque (el dice) “es en donde mi formación de economista me
traiciona, con una fórmula de oferta y demanda” entonces se vuelve a confundir
y convierte a la Cultura y al Arte en una mercancía.
En su “formación de economista” (supongo
que sabe) que “la mercancía es la célula económica de la sociedad burguesa” y
ello quiere decir que en la producción mercantil, los productos no se destinan
al consumo personal, sino a la venta, al cambio en el mercado y es ahí donde
nuevamente se confunde, pues confunde a la cultura y al arte con la producción
mercantil.
Por producción mercantil se entiende una
organización de la economía social, en la que los artículos son elaborados por
productores diversos, aislados y en competencia, pero con la particularidad de
que cada uno se especializa en una producción determinada, que satisfaga las
demandas en el mercado que se realiza mediante la compraventa. Las formas de
producción mercantil sufren permanentemente cambios.
Pero el precio de una mercancía no los
determina exclusivamente la oferta y la demanda. Pensar en que pueden
determinar la cuantía de un valor, porque se piensa que cuanto mayor sea la
demanda de una mercancía mayores serán los precios y a la inversa cuanto mayor
sea la oferta más bajos precios, no va más allá del formulismo… aunque
ciertamente la oferta y la demanda no son indiferentes a los precios de las
mercancías, pero no es la cuantía del valor lo que determinan, sino el grado de
alteración de los precios del mercado respecto al valor de la mercancía.
La cultura y el arte no son una
mercancía por que no cumplen la función que determinan de los productos que
realiza y satisfacen diversas necesidades.
Cuando el licenciado Estrada señala que
“es una ecuación; por una parte, se tiene que incidir en la oferta a través de
proyectos que procuren mejorar la oferta artística en el Estado (sic), que los
artistas tengan mejores condiciones para crear, mejores condiciones para que lo
que están creando llegue a la gente, porque en el momento que llegue a la gente
empezamos a trabajar en la parte de la demanda; en la formación de públicos, en
la formación de espectadores para todo tipo de manifestaciones artísticas, en
la manera en que estos públicos sean cada vez mejores van a exigir propuestas
artísticas cada vez mejores, entonces eso tiene que ser un trabajo a largo
plazo”.
Insistimos: nada más fácil que inventar
causas místicas, es decir frases, cuando se carece de sentido común. No es el
trabajo artístico el que crea al público, es la necesidad de reflejar lo que
una sociedad ha creado, crea y sigue creando en el curso de su historia o un
período determinado lo que hace posible el surgimiento de un público, que
demanda la recreación de ello y permite a la vez el crecimiento cuantitativo de
los trabajadores de la cultura. La consolidación de los cambios cuantitativos
da paso a los cambios cualitativos.
La Secretaría de Cultura no fue creada
para que ahora nos diga un funcionario que ésta “no quiere caer es en la
realización sólo de eventos, es lo que llamamos ‘eventitis’, interesa alentar
proyectos que detonen procesos de desarrollo cultural, es decir, que a través
del trabajo de los artistas se genere público y más adelante ese público genere
y obligue a los artistas a mantenerse al día, a la vanguardia y eso vaya
jalando también la parte y el sentido crítico de la gente hacia el arte. Esto
es sólo un ejemplo de esta parte al desarrollo artístico” sino porque están
maduras las condiciones objetivas y subjetivas para desarrollar una nueva
política cultural que corresponda para un nuevo modelo de desarrollo que surge
de la condición de adecuar las necesidades de la entidad a su acelerado ritmo
de crecimiento.
Es una verdadera pena que la Secretaría
de Cultura no tenga a disposición del público el Programa Cultural para el
actual período de gobierno y que lo vean como mera formalidad, pues
precisamente eso lleva a confusiones sobre las tareas que les corresponde y a
no tener claridad en el significado e importancia del turismo cultural.).
III
* Ejercicio de libertades democráticas
El derecho que tiene toda persona a
opinar, no le limita su también derecho a equivocarse, al ejercicio de la autocrítica,
para con ello corregir y seguir adelante. Los que opinamos públicamente en
diversos medios, estamos expuestos a lo anterior, pero también tienen la
posibilidad del ejercicio de la réplica y contra réplica. Debemos dar nuestro
enérgico rechazo a cualquier acto de intimidación o represalia.
Por razones de espacio no deseamos
seguir haciendo correcciones a conceptos mal expresados como ese de “Son varios
rubros en los que Conaculta ha colaborado desde hace muchos años con el estado,
con quienes llevamos una estrecha relación de manera cordial”; sin embargo
hemos querido, para concluir estas notas, precisar algunos aspectos como cuando
el licenciado Roberto Estrada, ante la pregunta En el caso de Conaculta, ¿a
cuánto asciende el presupuesto para el Estado? afirma que “son proyectos de
inversión que están alrededor de los cinco millones de pesos, y proyectos de
promoción cultural a través de los fondos que manejamos en la dirección de
Promoción y Difusión Cultural que asciende alrededor de los cuatro millones de
pesos para los diferentes fondos”.
El error consiste en dar cifras pero que
estas no se encuentren difundidas públicamente y en la página de Internet para
evitar, así también opiniones incorrectas. Estamos en la creencia que esos
fondos aplicados correctamente sólo pueden arrojar, igualmente, resultados
correctos.
Por otra parte, ante la pregunta de la
periodista Fernanda Montiel de ¿Cómo garantizar que los criterios de
calificación en los diferentes apoyos sean objetivos y se otorguen a proyectos
viables y a la vez productivos?
El licenciado Roberto Estrada respondió
que “Sería precisamente darle certidumbre a una política pública, que es la
siguiente etapa, no sólo es el diseño de la política pública, sino el diseño de
los mecanismos de su aplicación y los mecanismos que garanticen la certidumbre
de esa política pública. Uno de ellos estriba en la formación de los comités o
los consejos de planeación para cada uno de los fondos, integrados por
artistas, por ciudadanos, por empresarios, por la gente misma, y son ellos
quienes toman la decisión en cuerpos colegiados, es decir, el Fondo Estatal
para la Cultura y las Artes (Feca) que apoya a los artistas en su labor
creativa, tiene una comisión de planeación integrada por artistas reconocidos
del Estado, entonces son ellos quienes leen las convocatorias, quienes las
estudian, quienes las diseñan, quienes nos ayudan (sic) a diseñar las
convocatorias, quienes critican las convocatorias y nos dicen cómo apegarlas
más a la realidad cultural y artística del Estado. Los que nos autorizan los
montos a asignar por cada una de las categorías si todo está consensado y todo
está consultado con la comunidad artística a través de estos representantes que
están integrados en una comisión de planeación; es decir, este tipo de
mecanismos no están puestos para el capricho de algún funcionario público sino
que son estudiados y colegiados entre los mismos artistas”.
Permítaseme decir que la Ley de Cultura
y las Artes del Estado de Quintana Roo establece en su “Artículo 28.- El
Consejo Estatal para la Cultura y las Artes es un órgano colegiado de consulta,
estudio y elaboración de propuestas que contribuyan a vincular racionalmente la
producción, distribución, prestación de bienes y servicios culturales y
artísticos, así como la protección, fortalecimiento y difusión de los valores
del patrimonio cultural y artístico en el Estado; con carácter honorífico, y
estará integrado por:…”
Es indispensable dejar claro a que se refiere
cuando dice que “es la siguiente etapa, no sólo es el diseño de la política
pública, sino el diseño de los mecanismos de su aplicación y los mecanismos que
garanticen la certidumbre de esa política pública”. La Ley fue publicada en el
Periódico Oficial el 17 de diciembre del 2007 y entró en vigor el día de su
publicación, y no deber haber confusión en su cumplimiento.
La creación de la Secretaría de Cultura
surgió de la necesidad de cumplir y reforzar tareas a corto, mediano y largo
plazo, entre otras, para coadyuvar a desarrollar el turismo cultural, para lo
cual se debe garantizar a través de leyes e instituciones el disfrute,
preservación, promoción, difusión y recreación de la cultura, que como derecho
en la vida cultural, todo habitante tiene y que además, nos permita establecer
una nueva y más sólida relación de convivencia con todos los que nos visitan.
Reiteramos que es indispensable la
apertura para libre discusión de los proyectos en la materia, que no se le
niegue acceso a la participación a ningún trabajador de la cultura por tener
opiniones que no pudieran coincidir con las propuestas de las instituciones
hasta ahora comprometidas con las tareas actuales. La participación democrática
exige del libre ejercicio de la crítica y la autocrítica, de impulsar
propuestas, todas apoyadas en la Ley y la Constitución, inclusive sus posibles
reformas.
Dentro de ese orden, y del ejercicio de
libertades democráticas, es indispensable seguir ampliando el marco legal para
mejorar mecanismos y no quedar en meras formalidades, entre estas se debe
proponer a la legislatura una iniciativa para el Reglamento de Intercambio
Cultural.
En este reglamento se debe establecer
las condiciones que permitan con los gobiernos de las otras entidades de
nuestra república o de otros países el intercambio permanente de grupos y
actividades culturales, basado en dos principios: reciprocidad y respeto
mutuos.
Para estos efectos, el intercambio debe
considerar primero a los trabajadores de la cultura (en la especialidad que se
trate) de Quintana Roo (aunque no hayan nacido en nuestra entidad, en la que se
considere el tiempo de ejercer su responsabilidad en su área, su vocación de
servicio, disciplina, permanencia, esfuerzo y sobretodo el reconocimiento que
la propia población les confiera, con lo cual se evitará desorden, corrupción,
gastos inútiles y que a la vez le dé a todos la seguridad de competir
libremente y sujetos a condiciones democráticas.
Por último, déjeme decir que es bueno ya contar con la página de
Internet de la Secretaría de Cultura la cual es ahora:
www.secqr.gob.mx
pero es indispensable dentro de la
carpeta “Normatividad” acceder a las leyes que se señalan, los programas de
inversiones que habla el licenciado Roberto Estrada y todo lo necesario que
garantice la nitidez del quehacer cultural.
Ya continuaremos en otra oportunidad
hablando de este tema, en el pleno ejercicio de opinar y con el derecho para
todos a la réplica y contra réplica.
Autor: Raúl Espinosa Gamboa. Cancún,
Quintana Roo. México.